Epílogo.

811 52 21
                                    


Draco

Al terminar nuestro último año, Anne y yo nos graduamos con honores de Hogwarts, después de aquella conversación que tuvimos, no volví a preocuparme por las miradas de reproche o rechazo por parte de esos ignorantes, ella, como siempre, tenía razón, lo mejor sería cerrarles la boca con mis acciones, y lo haría a partir de ahora.

Nuestra relación los siguientes 3 años fue... Complicada, no hubo peleas y discusiones más allá que uno u otro desacuerdo, sin embargo, nos veíamos semana de por medio, un tiempo yo me quedaba en su casa, y la siguiente vez ella en la mía, esas ocasiones había cierta incomodidad de su parte por obvias razones y recuerdos aún frescos que fueron desvaneciéndose de a poco, en el proceso de asimilar nuevamente la realidad, una pacifica, dejando atrás el miedo, la impotencia e inquietud.

A los 21, teniendo ambos un trabajo, ella en el ministerio y yo como alquimista, empezamos a vivir juntos en una casa heredada por su madre, esta nos la otorgó para tener una vida juntos y más normal, dejar eso de vernos cada cierto tiempo con restricciones, tres años después, apenas unos días luego del cumpleaños de Anne, me puse de acuerdo junto a Grace para llevarla a un lugar especial, usó sus conexiones de alta estigma para ayudarme y logré convencerla de que la sorpresa que le tenía no nos metería en problemas.

— Draco —Regañó por cuarta vez—

— ¿Podrías solo callarte y confiar en mí? —Dije divertido, cubriendo sus ojos con mis manos—

— ¡No! Me asustas —Argumentó riendo de forma nerviosa, a lo que yo negué con la cabeza, aunque no pudiese verme—

— Pues haces mal, creeme, te va a gustar, tu solo sshh... —La mandé callar manteniendo una sonrisa en el rostro, y supe que ella también—

Llegamos al lugar, sin embargo, tuve que llevarla a un sitio más específico y estrecho, el cual reconoció, pero no era en lo absoluto algo extraño.

— Draco ¿Esto es...? —Resignado, quité mis manos, dejando que viera a su alrededor— ¿King's Cross? —Empezó a tocar los asientos, pues en realidad, estábamos dentro de uno de los vagones— El expreso de Hogwarts...

— Llamame loco, o cursi, pero este es el mejor lugar en el que podría hacer lo que tengo planeado —Metí las manos en los bolsillos de mi pantalón, ladeando la cabeza, también una sonrisa al mirarla, de forma despreocupada pero buscando disimular algo más—

El gesto en sus labios se amplió, detallando mis ojos, ida en la profundidad de ellos, que irónicamente, se encontraban de igual manera por su culpa.

— Sigo sin entender que hacemos aquí ¿Y como es que no hay nadie en la estación? —Cuestionó extrañada, no es que fuese temporada de estudiantes, sin embargo, resultaba muy sospechoso que no haya nadie, en lo absoluto, a excepción de nosotros—  

— Un gran mago nunca revela sus secretos —Su expresión me reprochó derrotada, pero aún con una brillante sonrisa acompañando esta. Me acerqué, sacando una de mis manos del bolsillo para tomar la suya, siendo más específico, la izquierda, repartiendo suaves caricias en esta— No me veas así, es el lugar indicado y apropiado

Rodó los ojos, más no enojada, quizá cansada, o fastidiada.

— ¿Apropiado para qué? —Bufó cual berrinche—

La miré fijamente a los ojos, temblando, cada terminación nerviosa existente en mi se movía a mil por hora, el pulso, la respiración, los labios y las piernas, quise perder el equilibrio más de una vez, los dedos me sudaban, deseaba con todo mi ser que no lo notara, porque si no, en vez de ser romántico, sería asqueroso.

𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 ➵ 𝘿.𝙈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora