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Annette

Potter, al igual que los otros 3 campeones, ganaron la prueba, consiguiendo el huevo que custodiaba su respectivo dragón. De las graderías Malfoy salió neutral, por no decir un poco decepcionado de que el pobre Harry saliera ileso, normalmente esa actitud me causaba gracia, como un caso sin remedio alguno, ya que no podía, ni quería, obligarlo a comportarse de una manera no genuina, como él nunca lo ha hecho conmigo.

Días después, tuvimos una "clase" sorpresa con la profesora McGonagall, quien nos habló del baile de navidad, una tradición que se llevaba acabo de la mano con el Torneo de los 3 Magos.

— La víspera de Navidad junto con nuestros invitados, nos reunimos en el gran salón para una noche de recatada frivolidad, como representantes del colegio cede espero que todos y cada uno de ustedes se esfuerce por dar un buen paso, y lo digo literalmente porque, el baile de Navidad, es eso justamente, un baile —Los murmullos no se hicieron esperar, era algo muy inusual que jamás pensé experimentar en Hogwarts, pero debo admitir que me emocionaba muchísimo, una sonrisa enorme y entusiasmada decoró mi rostro el resto de la explicación de McGonagall, aunque muchos de los chicos no se veían del todo contentos con eso, vaya que son unos fastidiosos aguafiestas, algunos, no todos— ¡Silencio! —Exclamó la profesora, y todos hicieron caso— La casa de Godric Gryffindor ha tenido el respeto del mundo mágico por casi diez siglos, y no permitiré que en una noche manchen ese nombre por comportarse como un montón de brutos barbajanes. Bailar, es dejar que el cuerpo respire —El salón estaba dividido entre chicos y chicas, por lo que McGonagall volteó a vernos a nosotras— Dentro de cada chica, duerme un delicado cisne anhelando emerger y retomar el vuelo —Ahora los miró a ellos— Y dentro de cada chico hay un león preparado para saltar 

Sacó a bailar a Ron, causando una ola de risas por parte de todos los que estábamos en el salón, una que se detuvo cuando dio la orden de elegir una pareja y empezar a practicar. Yo me paré avergonzada, sin ningún tipo de esperanza de que alguien me escogiera para bailar, aunque no fui la única, casi todos los chicos simplemente se fusionaron con su silla y escondían el rostro como niños ridículos, eso me fastidiaba, y me hacía pensar que lo mejor será no asistir a ese baile, si nadie tenía el valor de invitarme.

— Ugh, porqué tienen que ser tan inmaduros, aguafiestas, tontos y complicados, no lo entiendo —Me quejé realmente molesta, sintiendo la mirada confundida y levemente asustada de Draco a mi lado, después de todo, habíamos salido del salón y estábamos libres—

— ¿Y estás hablando de...

— ¡Los chicos! Por supuesto

— Hey ¿Yo entro allí? —Reclamó alzando una ceja—

— Pues eres chico así que sí —Bufé— Es solo que son tan...Ah...No podré ir a ese baile... —Mi tono de voz salió triste—

— ¿Cómo así? ¿Nadie te invitó?

— Claro que no, nos acaban de hablar de ello, y ningún chico parece estar muy ansioso por tener que participar, ni siquiera se atrevieron a sacarnos a bailar hace un rato ¿De verdad crees que conseguiré a alguien? —Estaba fastidiada, jamás antes algo me había enojado de esa manera—

Los días pasaban, y yo solo me mantenía o más decepcionada y sin esperanza, como también pensativa, considerando mi deprimente realidad. Terminé de hacer el exámen que teníamos en el gran comedor, de lo entregué a Snape antes de irme y al salir, me encontré con Malfoy en uno de los pasillos, sonreí tranquila, por alguna razón, su presencia y compañía me calmaban.

— Hola —Saludé, sin dejar de caminar, el se levantó de dónde estaba sentado para seguirme el paso—

— Hola —Respondió— ¿Cómo vas con lo del baile?

𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 ➵ 𝘿.𝙈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora