XLII

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Draco

¡¡ANNE!!....

Ese grito me desgarró la voz.

Todo sucedió demasiado rápido, no me di cuenta que ella estaba allí con nosotros, no debió seguirme maldita sea, simplemente perdí la noción de todo mientras peleaba con Potter, iba a esquivar su hechizo, puede que lo hubiese logrado, o tal vez no, ya nunca lo sabré, fue Anne quien lo recibió. Escuché como su caída golpeó el piso, junto con el chapoteo del agua en cuanto su cuerpo la tocó, mientras lloraba, mientras sollozaba y se quejaba de dolor yo me quedé paralizado, no daba fe de lo que mis oídos percibían, me dolía el pecho, el jodido corazón se me hacía pedazos, me negaba a voltear, daría lo que fuera para no tener que verla así pero lo hice, su sangre teñía aquel liquido transparente rodeándola, tenía ligeros espasmos debido lo mucho que sufría en ese momento y solo podía pensar en una cosa.

Debí haber sido yo.

Corrí hacia ella, la respiración se me convirtió en jadeos agitados por el miedo, me arrodillé a su lado, sin importar el frío que sentí al entrar en contacto con el agua o con su cuerpo cuando la sostuve entre mis brazos, me costó demasiado, yo estaba temblando, todo de mí lo hacía, incluso los sollozos que soltaba.

— Anne... —Susurré con la voz rota— Anne, princesa... Tranquila... Vas a estar bien ¿Si? Todo va estar bien... —Apreté los labios, sin embargo, eso no me detuvo para empezar a llorar, pude percibir ese ardor en mis ojos mientras las lágrimas se desbordaban, me dolía demasiado pero yo mismo me contenía—

Me miró, esos orbes verdosos llenos de vida y alegría parecían lejanos comparados con los que tenía en ese momento, opacos, sin brillo, como algo artificial que había perdido su vida, ella se me desvanecía entre los dedos y no podía hacer nada, aún así me sonrió, cuando conectamos miradas sus labios tiritando del dolor se alzaron en una hermosa curva, solamente mía, alzó su mano con dificultad, buscando sujetarme y así lo hice, la tomé, estrechandola con fuerza, aferrándome.

— Usa... Usa eso que sabes hacer con tu sangre, tienes que dejar de sangrar o... —Iba cerrando los ojos lentamente, como parpadeando, pero mucho más despacio— No... No no no no, no cierres los ojos no... Anne no te duermas por favor ¡No! —Con mi brazo, la pegué a mi pecho simulando un arrullo, solo que en lugar de un suave canto, lo acompañaba mi llanto y los gritos— ¡No! ¡No me dejes solo! No te atrevas... No me dejes aquí solo... ¡No! —Rodee su cuerpo con mis brazos, poco me importó llenarme de su sangre, hundí mi rostro en su cuello dejando salir todo mi dolor con quejidos y susurros bajos— No te atrevas a morirte Anne, por favor mi amor... Yo te necesito...

No podía hablar, me ardía la garganta debido a la intensa tortura que me abrumaba, deseaba llorar hasta cansarme y lo hubiese hecho, si no fuera porque sentí la presencia de alguien más, Potter ya no estaba, pero frente a mí noté la silueta del profesor Snape, se veía sorprendido, pero también afligido, como si también le doliera ver a Anne así, la verdad, no le di muchas vueltas al asunto, en especial cuando me la quitó de los brazos para acostarla nuevamente y pasar su varita sobre las heridas que tenía.

Vulnera sanentur, Vulnera sanentur, Vulnera sanentur...

Sonaba similar a una melodía, pero cada vez que lo repetía, los cortes de Anne iban sanando, la sangre volvía a su cuerpo como si la hubiesen puesto en reversa y antes de finalizar, dejó caer unas gotas de díctamo. La llevaron al hospital, aparentemente estaba bien, solo desmayada y débil por el dolor, eso me regresó la vida, la paz.

Snape me interrogó durante un rato, luego de darme un baño caliente y cambiarme, después, permitió que fuese con Anne para verla y estar con ella hasta que despertara, Madame Pomfrey no supo decirme si lo haría pronto, lo que sí dijo, fue que tenía suerte de estar viva. No podía dejar de revivir aquella escena en mi cabeza, como se movía, lloraba y quejaba, su mirada apagada, creí por un momento que sería la última vez viendo esos hermosos ojos que mantenían en el cielo, pero gracias a quien sabe que, no fue así, aún la tenía conmigo.

𝙋𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 ➵ 𝘿.𝙈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora