Katheryn
Pasamos por el portal, y lo primero que hice fue asegurarme de que estuvieran todos, y completos. Lo que faltaba es que se nos perdiera alguno y quedara flotando en alguna dimensión desconocida.
Pero estábamos todos, toda la Comunidad del Anillo (por cierto, soy Legolas). Suspiré aliviada, y entonces Sebastien habló.—¿Dónde estamos?
—No tengo la menor idea. Tendría que haber traído un GPS —se lamentó James, bromeando.
Les explicaré un poco cómo es Haravern. En él viven todas las criaturas mágicas: hombres lobo, Lycans, vampiros, brujas, hechiceros, demonios... y paro de contar. Cada "especie" tiene su propio territorio, donde no puede haber ninguna otra criatura excepto a la que pertenece ese territorio. De esa forma se evitan las guerras.
Cada territorio tiene su propio líder, elegido unánime por el "pueblo", digámosle así, por su fuerza, valor y poder.
¿La buena noticia? Estábamos en Haravern. ¿La mala? No sabíamos en qué territorio estábamos. Si era territorio Lycan, Elliot y yo nos transformaríamos en comida para perro. Si era territorio vampiro, los Walker estaban fritos. Si era territorio de magos o brujas, estábamos muertos todos. Las brujas son seres inmensamente crueles y sádicos, sólo por diversión. He visto a Lycans, en su transformación a lobo, ser perseguidos por brujas mientras los torturaban lanzándoles cosas. Como en una corrida de toros. He visto vampiros incinerándose vivos, mientras las brujas contemplaban con diversión.
Así que, de todas formas, estábamos fritos.
—No distingo nada —dijo Elliot olfateando—. Los olores están mezclados.
Alex asintió.
A nuestras espaldas, había un bosque grande, oscuro y poco tentador. Frente a nosotros cruzaba un arroyo en el que había un puente, y del otro lado —por qué no— otro bosque, igual de grande y tenebroso.
—Es una frontera —dije, avanzando un paso—. Estamos en el límite entre dos territorios.
—Podría haber carteles, por lo menos —se quejó Sebastien—, como en el País de las Maravillas.
—Un límite entre dos territorios, eh —repitió Elliot, pensativo.
—Vamos a morir doblemente —comentó Rachel sin entusiasmo.
—No lo creo —repuse.
Escuché unos gruñidos a nuestras espaldas. Genial, vamos a morir. Doblemente.
Me volteé lentamente. De la oscuridad salieron unas figuras amenazantes.
Oh, qué bonitos perros.
¡LYCANS! ¡HABÍAMOS CAÍDO EN TERRITORIO LYCAN!
—¿Vampiros, en nuestro territorio? ¿Qué hacen aquí, chupasangres? —El lobo más grande, gris y de aspecto más asesino que los otros, se transformó en un hombre ante nuestros ojos. Llevaba pelo largo y barba, un chaleco color verde apagado y pantalones militares sucios de barro. Evidentemente, no conocía las maravillas de una buena ducha. Se veía mal y olía peor.
El tipo clavó la vista en los Walker.
—Lycans —dijo duramente— aliados con vampiros. Una bruja. Y un mestizo. —Se fijó en Sebastien— . Un repugnante mestizo. —No sé si lo mencioné, pero los puros suelen odiar a los impuros. Excepto los Walker. Esa familia es muy sociable, me da la impresión—. Mi nombre es Blake. —Escupió—. Y ahora van a ser destruidos.—¿Por qué? —pregunté coninsolencia.
Blake me miró con desprecio.
—Porque ustedes son vampiros, esa tipa es una bruja, ése es un mestizo y ésos unos Lycans traidores. Ah, y también porque se me canta que sea así porque soy un hijo de puta. ¿Necesitas algo más?
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Relaciones peligrosas
Fantasy¿Qué pasaría si tu mundo se estuviera derrumbando y la única posibilidad de salvarlo sería aliándote con tu peor enemigo? Ésta es la historia de Rachel, una joven de 16 años, y de Kat, una chica de "17". El mundo está en peligro, y ellas harán lo im...