Katheryn
Y, otra vez, me encuentro con Rachel.
La muy idiota se había lastimado el brazo bastante feo, la sangre manaba, y ella me miraba con cara de perrito abandonado.
Al verme retrocedió, como si yo tuviera sarna. Por favor.
—Eres un vampiro —tartamudeó.
—Vaya, no me había dado cuenta —respondí—. Durante seiscientos años creí que era un hada. ¿Qué te pasó?
—Me corté.
Esta chica merece el premio del año a lo obvio.
—De eso ya me di cuenta. Lo que quiero saber es por qué...
—¡Rachel!
Su hermano mayor, Alex, y su padre aparecieron de golpe, corriendo hasta ella. Yo retrocedí un par de pasos, al recordar el pacto que habíamos hecho de no entrar al bosque sin permiso. Y si mi mala suerte me acompañaba otra vez, me iban a culpar de asesinar a esa chica, cosa no muy agradable. Claro que no todos pueden reconocer a la víctima de un demonio si no lo has visto antes.
—¡Al fin te encontramos! —Su padre suspiró, aliviado—. Pero estás herida. ¿Qué te pasó?
Desvió la mirada y me vio. Su rostro se contrajo en un gesto de ira.
—Tú...
—No —intervino Rachel—. No fue ella, papá. Ella llegó después. Me caí y me corté con una rama.
—Ah, lo siento entonces —se disculpó su padre.
Levanté las manos.
—No, está bien. Es que con mi primo Elliot escuchamos un grito y pensamos de inmediato que algo había pasado. Por eso vinimos.
El Lycan asintió.
—Sí, no te preocupes. ¿Sabes qué pasó, no?
—Sí —contesté—. Un demonio menor. Ya examiné el cuerpo.
Alex levantó la cabeza. Le había puesto una venda a su hermana en el brazo y se me acercaba.
—¿Tú ya has peleado con demonios? —me preguntó con voz ronca.
Me crucé de brazos.
—¿Pero qué te piensas? ¿Que me pasé seiscientos años juntando flores? ¡Claro que he peleado contra demonios!
—Sabes cómo combatirlos —agregó el padre con tono serio.
Asentí.
—Entonces has resultado ser más útil de lo que creí —exclamó él—. No podemos encontrar a mi hijo Sasha. ¿Puedes ayudarnos?
Sonreí.
—Sólo si logran ir a mi velocidad.
La cara del Lycan se desencajó.
—Pero eso... es imposible...
—¡No para mí! —gritó Rachel.
Volví a sonreír.
—Entonces síganme.
Y eché a correr. Cada tanto echaba una mirada hacia atrás. Tres lobos enormes me seguían. Iban un poco atrás, pero yo no iba a reducir la velocidad. Sentía la presencia de Elliot muy cerca.
Elliot
Ni idea de dónde estaba Kat, pero ojalá estuviera bien. Ojalá.
Fuimos por diferentes caminos. Kat siguió el olor de su amiguita Rachel, la Lycan, y yo di una vuelta alrededor de todo el bosque (enorme) intentando encontrar un rastro. Pero estaba todo mezclado. Huellas de animales comunes, de humanos, de Lycan (parecían de lobo)... pero nada extraño. Yo ya estaba a punto de desesperar, de hacerme el harakiri, de mandar todo a la mierda y volver a la casa, "fue, que se arreglen ellos solos", cuando de pronto...
Mierda.
Unos ojos rojos que me observaban fijamente en la oscuridad. Las hojas se movieron lentamente. Pegué un salto hacia atrás, y luego avancé un paso (lo sé, no tiene sentido). La sombra se deslizó, sin quitar la mirada de encima mío. Luego escuché como un susurro muy leve... apenas audible. Una risa siniestra. Las hojas se agitaron y los ojos desaparecieron.
Mierda, mierda.
¡Un demonio! ¿Cómo no pude adivinarlo antes? Un demonio paseándose por el bosque... oh, mierda.
Katheryn.
Eché a correr como un desaforado.
(...)
—¡Mierda! ¿Dónde se metió esta idiota?
Había recorrido la mitad del bosque sin parar ni un segundo y no lograba encontrar a Kat, sólo rastros confusos de ella mezclados con el penetrante olor de los Lycan. Digamos que el olor a perro no mejoraba la situación, pero por lo que veía iban todos juntos... a menos que la fueran persiguiendo. Sentí que me hervía la sangre. Más les valía a esos perros no estar persiguiéndola. Mi prima es un vampiro, no un conejo.
Seguí su rastro por otro kilómetro. De tanta velocidad a la que iba, si algo se me cruzaba en el camino probablemente tropezaría. Y así fue. El olor se hizo más intenso y yo había aumentado la velocidad, cuando me llevé algo por delante. Rodé unos metros y caí de pie. Me volteé.
—¿Pero qué...?
Me acerqué. Era el cadáver de una chica. Pero no era algo común. Tenía un agujero grande en el medio del pecho.
Pobre chica. Víctima de un demonio. El demonio había desalojado su cuerpo y la había dejado ahí para que se muriera. Me mordí el labio inferior. En situaciones así, lo normal es comprobar si queda sangre aún en su cuerpo. Si queda, la persona murió definitivamente. Pero si no queda, el humano "revive" de alguna forma, como un zombie, y puede convertirse en un auténtico problema.
Extendí una mano y metí un dedo en el agujero del pecho. Aliviado, comprobé que tenía sangre. La joven estaba muerta definitivamente.
Unos arbustos se movieron a mi derecha. Giré la cabeza demasiado tarde. Algo se abalanzó sobre mí, rugiendo. Caí. Los dos rodamos por el suelo. Me levanté de inmediato y de un salto me coloqué sobre una rama. Adivinen quién era. Primero el demonio y ahora éste. ¿Cuántos encuentros más tenía que soportar?
—¡Tú! —gritó otra vez el-insoportable-Lycan-hermano-de-la-insoportable-Lycan (díganlo rápido)—. ¿Qué le hiciste?
—¡Nada, idiota!
—¡Pero te vi! Le estabas chupando la sangre —gritó indignado y furioso.
¿Por qué yo? Dios, lanza un rayo y mátalo.
—Te equivocas —dije con tranquilidad, y bajé del árbol conteniendo mis ganas de estrangularlo—. Si supieras algo sobre demonios, no estarías acusándome, sino usando la cabeza. Piensa. ¿O es que mi teoría es cierta y en vez de cerebro tienes pasto ahí dentro?
Todo su cuerpo tembló, a punto de atacar. Soltó un rugido y separó las piernas, encorvándose ligeramente. Me señaló la mano.
—No mientas. Estás manchado de sangre. Confiesa, paliducho.
—¡No miento, mierda! —Entonces perdí la cabeza. Odio que me digan mentiroso, jamás he mentido—. Es la verdad.
Se descontroló. Se lanzó sobre mí, saltó, y a medio camino se transformó en lobo. Sólo tuve tiempo para pensar:
Retrocede, Elliot.
Pero no lo hice.
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Relaciones peligrosas
Fantasy¿Qué pasaría si tu mundo se estuviera derrumbando y la única posibilidad de salvarlo sería aliándote con tu peor enemigo? Ésta es la historia de Rachel, una joven de 16 años, y de Kat, una chica de "17". El mundo está en peligro, y ellas harán lo im...