Rachel
Miré hacia mi hermano Jared que estaba tendido en el suelo, casi desmayado, mientras Alex hacia su revisión para empezar a curarlo. Estaba llorando, como una maldita niña a la que le habían sacado su paleta helada. Sasha me abrazaba diciéndome que todo estaría bien, lo típico. El momento se interrumpió cuando escuchamos a Lily llamarnos.
Todos volteamos hacia ella. Aturdidos, contemplamos el Castillo Negro que se alzaba a unos cuantos metros de nosotros; tan negro y lúgubre que daban ganas de dar la vuelta y salir corriendo. Me sequé las lágrimas y me paré, posicionándome al lado de Lily.
— ¿Cómo nos recibirán allá? —Pregunté en un susurro que se llevó el viento. Miré hacia mi amiga y con una sonrisa forzada exclamé—. Sólo queda seguir adelante.
Ella me devolvió la mirada y asintió con una de sus lindas sonrisas. Escuché una rama crujir detrás de mí, volteé en un segundo y vi pasar unas sombras por entre los árboles, sin rastro de que nos hayan visto. O eso parecía. Todos atinamos a agacharnos.
— ¿Cuánto falta? —Le preguntó Sebastien a Alex, quien estaba a punto de terminar su curación con Jared.
Todos le reclamamos en un susurro que se callara o que, por lo menos, hablara bajo. El idiota nos sacó la lengua. Sebastien era mi mejor amigo, pero a veces agotaba mi paciencia.
Luego de un rato, todos nos asustamos al escuchar un fuerte respiro de parte de Jared, que volvía a respirar, con un poco de dificultad. Me acerqué a él, tenía los ojos entrecerrados y de a poco los fue abriendo. Sentándome en el suelo, tomé su mano para que supiera que estaba ahí.
—Por favor díganme que le patearon el culo al que me fracturó la pierna —Dijo Jared, costosamente mientras se incorporaba.
— ¡Ese es mi hermano! —Exclamó su gemelo.
—Bienvenido al mundo de los vivos, Lycan —felicitó Elliot—. Es hora de seguir.
Tratamos de levantarlo, pero debíamos estar a su lado, ya que aún le costaba apoyar su pierna. Logramos avanzar un par de metros, hasta que Katheryn se detuvo instantáneamente en su lugar, exigiéndonos que hiciéramos lo mismo. Le preguntamos qué era lo que pasaba, pero no contestaba.
— ¡¿Qué mierda pasa?! —Gritó irritado Sebastien, a lo que ella le contestó callándolo, sino le metería una cosita por otra cosita, lo cual créanme que no le gustaría.
Cuando por fin hubo silencio lo escuché. A lo lejos, sigilosos pasos se acercaban. También se oía un diálogo, entre dos hombres, que no entendía bien. Lo único que sabía: nos habían descubierto.
— ¡Corran! —Gritó Katheryn haciendo que instantáneamente saliéramos a pique.
Ayude a James con su gemelo y corrimos rápidamente hasta que algo nos hizo tropezar. Cerré los ojos instintivamente, y cuando los volví a abrir contemplé a unos tipos que colocaban unas bolsas de tela en las cabezas de mis amigos y hermanos. No tardaron mucho en hacer lo mismo conmigo. Traté de resistirme, y hasta creo que le rompí la nariz a uno que me sostenía de las piernas, pero al final mis ojos se cerraron y mi cuerpo no respondía. Todo se volvió oscuro.
Una luz molestó mis ojos, lo que me hizo cerrarlos hasta que lograron acostumbrarse. Los abrí despacio, observando que llevaba una tela ante mis ojos, que solo dejaba filtrar la luz exterior. Quería gritar, pero algo en mi boca me lo impedía. Sentí que algo tocaba mi trasero, al parecer una mano. Cuando el efecto zombie salió por completo de mí, pude deducir que me estaban llevando cual costal de papas, sobre un hombro bastante grande y fuerte. Escuchaba balbuceos, pero nada más. Decidí quedarme quieta, por lo menos hasta que tuviera señal de que los otros se hayan despertado y así poder escaparnos. Luego de un rato, sentí como unas puertas rechinantes se abrían, y los hombres que nos cargaban seguían caminando. Minutos después, alguien me tomó de la cintura y me colocó en el piso, de rodillas. El cambio drástico de luz, cuando me sacaron la bolsa de la cara, casi me deja ciega.
Contemplé como mis hermanos y amigos eran tratados con la misma brutalidad, dejándolos a mis costados, formando una línea recta. A mi lado estaba Jared, que parecía muy adolorido. Traté de ir con él, pero en ese momento me di cuenta de que mis manos estaban atadas. Alguien tomó mis hombros y volvió a colocarme en la posición en la que me habían puesto anteriormente.
El lugar era oscuro, con columnas a nuestros costados, decorados con mantos rojos y dorados. En las paredes había infinidad de puertas, que llevaban a diferentes partes; creo que si no se tuviera un mapa, sería muy fácil perderse. En frente nuestro había un altar, con velas rodeando una gran copa dorada. Todos estábamos arrodillados, con un hombre detrás, vigilándonos para que no escapáramos.
Nos hicieron esperar unos segundos en silencio, hasta que un hombre (mejor dicho, pendejo) entró al lugar. Su pelo era negro, y ojos marrones. Llevaba un traje, como si fuese de mozo. Por su rostro, parecía irritado y cuando le habló a nuestros captores pude distinguir que estaba en lo cierto.
— ¿Alguien me puede explicar esto? —Preguntó señalándonos— ¡Tú! —Señaló al que estaba detrás de mi amigo— Tienes cinco minutos para explicarme.
El hombre parecía paralizado, su rostro demostraba terror. ¿Quién diablos era aquel chico? Creo que tenía más o menos nuestra edad, aunque claro, podía tener un siglo y no aparentarlo. Pero creo que entienden el punto. El morocho suspiró impaciente, miró su reloj y chasqueó sus dedos; en ese instante dos hombres entraron a la habitación y se llevaron al tipo que no había respondido.
— ¿Quién es el siguiente? —Exclamó. Luego de unos minutos suspiró más cansado que antes.
—Pedazos de cobardes —susurró Katheryn, casi leyendo mis pensamientos y luego gritó fastidiada: — ¡Me quiero ir! ¿Alguien podría explicarle a este idiota lo que pasa para que me pueda ir?
— ¡Kat! —Susurró su primo.
—Por favor —agregó con educación, haciendo que Elliot revoleara sus ojos.
Pude escuchar como Jared y James reprimieron sus risas, hasta Sasha sonrió.
—Son Lycans y un hombre lobo, señor —indicó un hombre señalando primero a mis hermanos, y luego a Sebastien.
— ¿Y qué son esos dos? —Preguntó el de pelo negro observando a los primos. Olfateó profundo, hizo una señal para que no le respondieran—. Su olor está muy confuso, pero es evidente que son vampiros. Llévenlos ante Vladimir. Los demás tírenlos al calabozo.
Sentí como un hombre me tomó de la cintura para luego levantarme y colocarme en su hombro, vi a mis costados observando que hacían lo mismo con mis amigos. Busqué una cabellera roja, pero no la encontré. ¿Dónde estaba Lily?
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Relaciones peligrosas
Fantasy¿Qué pasaría si tu mundo se estuviera derrumbando y la única posibilidad de salvarlo sería aliándote con tu peor enemigo? Ésta es la historia de Rachel, una joven de 16 años, y de Kat, una chica de "17". El mundo está en peligro, y ellas harán lo im...