2. El secreto

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Katheryn

Para ser sincera, no me hacía ninguna ilusión el entrar a un nuevo colegio. Ya estaba harta de tener que cambiar de escuela cada año, pero Elliot decía que era necesario.

Ah, que quién es Elliot. Sí, es cierto. Les voy a contar mi historia (o parte de ella). Quiero aclararles algunas cosas.

Mi nombre es Katheryn Kane y soy un vampiro de más de 600 años de edad. No, no fumé nada, tranquilos. Es verdad. Nací en el año 1389, pero tengo 17 años por toda la eternidad. Sí, es un asco. Estoy estancada, no puedo graduarme del colegio, soy siempre "menor de edad". De verdad que lo odio, pero no puedo solucionarlo.

Todos en mi familia murieron, excepto un primo llamado Elliot, que tiene "18" años, pero también está en el colegio, un curso más que yo. En realidad, Elliot nació un año antes que yo, en 1388. Sólo nos tenemos el uno al otro... o por lo menos, así fue hasta que llegamos al colegio Richmond, en una ciudad un poco alejada de Londres.

Yo ya odiaba la secundaria Richmond desde que nos inscribimos, pero fue peor cuando nos dijeron a Elliot y a mí que en el colegio usaban uniforme.

—No —dije, negando con la cabeza—. Jamás. No pienso usar un asqueroso uniforme escolar.

—Tranquilízate, no tenemos que usarlo —sonrió Elliot—. Podrías "convencerlos" para que nos hagan una excepción.

Me animé un poco, lo que Elliot decía era cierto. Yo tenía un poquito de magia, y poseía un poder: podía leer y controlar las mentes, de modo que podría hipnotizar a los directivos del colegio para que nos permitieran andar sin uniforme. La vida no parecía tan mala.

Para ser sincera, Rachel Walker me cayó terriblemente mal al principio. 1) porque me di cuenta en seguida de quién era, con tan sólo verla y olerla, y 2) la chica estaba resfriada, y yo odio a los enfermos. Está bien, yo soy vampiro, no puedo enfermarme, debería ser más compasiva. No. Los enfermos me producen repulsión, y prefiero mantenerme alejada de ellos.

¡Y ahora tenía que sentarme con ella!

Supongo que ya se habrán dado cuenta de por qué me caía tan mal. Para los que todavía no saben, nada más obvio: la chica era un lobo, una mujer lobo. O quizás era una Lycan, pero da lo mismo: había mucho olor a perro. Nada más evidente. Intenté no hablarle ni mirarla, ni nada por el estilo, pero, por desgracia, parecía que yo le había caído bien, intentaba conversar conmigo a cada segundo. Fue la hora más larga de mi vida, y cuando sonó el timbre del recreo pensé "Aleluya". Pero no; me obligó a salir, a disfrutar del recreo, a pasear, en pocas palabras, a ser su amiga. Y yo no quería. Pero tenía curiosidad por saber dónde estaba Elliot. "Probablemente rodeado de chicas", pensé con sarcasmo. Y no me equivocaba. Ni bien salí del aula, ahí estaba, y a su alrededor un verdadero séquito de chicas. "Zorras", pensé divertida. Elliot odia a los humanos, y yo estaba tranquila respecto a eso. Elliot estaba acostumbrado, pero nada más. Ningún tipo de contacto: físico, verbal o visual.

Supongo que debería describir a Elliot. Como dije, es mi primo. Es un año mayor que yo. Tiene pelo negro y muy corto, piel pálida y ojos plateados. Sí, plateados. De verdad que no me lo invento. Es muy alto, un poco más que yo (y eso que yo soy bastante alta) y delgado. Nuestra relación es de hermanos. Bueno, somos primos hermanos. Pero lo siento más como un hermano. Es la única familia que me queda.

Es arrogante, irrespetuoso, rebelde... el amor de cualquier chica. Se parece bastante a mí, pero sus sentimientos son más intensos que los míos. Yo soy más fría e inexpresiva.

Me di cuenta de que Rachel miraba a mi primo fijamente.

—Vaya —dijo con tono de ensueño—. ¿Quién es ése?

—Mi primo —respondí cortante.

Lo dije exactamente en el mismo tono que habría utilizado para decir "Aléjate, zorra". Por eso la chica me miró raro.

—Comprendo. —Se animó un poquito—. Vamos, cuéntame algo sobre ti.

—Soy nueva —dije con sarcasmo—, me llamo Katheryn, y no, no puedes decirme Kat. Tengo diecisiete años y me gusta la soledad.

Y punto, final feliz. Eso hubiera ahuyentado a cualquiera con sentido común, y más aún a un Lycan, que nos odian. Pero parece que el resfrío le había afectado gravemente el olfato, porque de lo contrario, se habría dado cuenta de quién soy, y estaría muy nerviosa. Pero no. Se la veía tranquila y relajada.

"Vete, vete, vete", pensaba. Pero no se iba. Era frustrante. Me agarró del brazo y me obligó a conversar. Le lancé una sarta de mentiras sobre mi familia: que vivían lejos, en Escocia, que Elliot y yo esperábamos obtener una beca para la Universidad estudiando en este colegio, que tenía tres hermanos, y bla, bla, bla. Me contó sobre su familia. Sus padres. Cinco hermanos. Uno de siete, dos gemelos de dieciocho, uno de veintiún años y otro de dieciséis... su propio mellizo.

—¿Tienes un mellizo? —le pregunté.

—Sí —contestó Rachel—. Pero no es en absoluto parecido a mí, es todo lo contrario. Yo soy alegre; él es serio. Yo soy divertida; él no. Yo soy...

—¿Irritante? —sugerí.

Se rió.

—Sí, más o menos.

—Bastante —aporté con aburrimiento.

No contestó. Estaba ocupada sonándose la nariz con un pañuelito. Me alejé unos centímetros. "Gérmenes", pensé. Dios.

¿La describo? Bien. Era un poco más baja que yo, con el pelo largo de color castaño y grandes ojos color miel. Su piel era más oscura que la mía, es decir, el color normal, pero bronceada por el sol. Era bonita. Vestía bien, pero usaba muchos colores, para lo que yo estoy acostumbrada. Era simpática... o eso era lo que cualquiera pensaba... menos yo.

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Hola! Gracias por leer. Mi nombre es Azul, y yo voy a ser la que narre los capítulos de Katheryn y Elliot. Si quieren pasarse por mi página, es: blue_cielo

Espero que les haya gustado. Comenten qué les parece Kat. En multimedia les dejo una foto *-* Gracias por leer, otra vez, y que lo hayan disfrutado!

Vamp 


Relaciones peligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora