31. Desembarcando

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Alex

Los gritos de Elliot no dejarán de estar en mi cabeza. Debo recordar nunca hacer enojar a Katheryn. Nunca, si es que quiero seguir viviendo como un hombre pleno.

Pero había sido gracioso trabajar juntos contra Elliot, en verdad me reí mucho.

Ya era hora de dormir, aunque no estaba muy seguro de si ellos dormían realmente; ¿los vampiros duermen? En fin, me recosté en la litera de abajo y traté de dormirme, había sido un día cansador y debía recuperarme para llegar con fuerzas a la prisión; a pesar de que, según Katheryn, todavía faltaba otra noche más para llegar.

Cuando por fin había logrado dormirme, sentí que algo aplastaba mi pie. Me volteé, sin mover mi pie, para ver qué pasaba, y al ver a Kat sentada sobre él sonreí. Su culo estaba aplastando mi pie. Literal. Inmediatamente borré mi sonrisa, era un pensamiento estúpido.

Le pregunté a dónde iba, ya que se estaba poniendo las botas, pero me respondió de mala gana. Qué raro de ella, nótese mi sarcasmo.

Lo último que vi antes de que saliera por la puerta fue su figura, vestida con una remera de una banda, The Dead Weather, la cual me gustaba, y unos short. Y esas increíbles botas. Okay. Eso estaba mal. Muy mal.

Debía ser porque estaba súper cansado, además de dormido.

Logré dormirme casi inmediatamente, pero mi sueño fue, nuevamente, interrumpido. Solté un gruñido al sentir una presión sobre mis pies, era pesado y estaba dentro de mis sábanas. Me senté y toqué el bulto que estaba al pie de mi cama. Éste se removió de una forma muy rara, y al hacerlo salieron unos cabellos rubios.

Le pegé una patada para que saliera, dando como resultado que gimiera de dolor. Sebastien se incorporó al pie de mi cama, con el pelo alborotado, y tapándose el pecho ¿desnudo? Con mis frazadas. Parecía una mujer que había sido encontrada en la cama de otro tipo que no era su esposo.

Solté una pequeña risa, era graciosa la situación, debo admitir; mas la molestia de haber interrumpido mi sueño me devolvió a la realidad.

— ¿Qué mierda haces en mi cama, Sebastien? —pregunté de mala gana, con la voz ronca del sueño; no estaba para bromas, y menos de él.

—Es que Katheryn me echó del cuarto de las chicas. Me quitaron mi cama.

— ¿Y eso qué tiene que ver?

—No seas malo, Alex —dijo con cara de perrito mojado. No me inmuté. Cuando quería, podía ser frío—. Oh vamos, tenía sueño y quería dormir.

— ¿Pero por qué en mi cama? ¿Acaso no podías acostarte en la de Kat? —dije molesto. No había reparado en que le había mencionado por su diminutivo.

— ¿Lo dices en serio? ¡Ella me mataría si se enterara de que dormí en su cama!

—Eso no me interesa.

—Creo que alguien pasa mucho tiempo con los vampiros. ¡Mala persona!

— ¿Y eso qué tiene que ver?

— ¿Pueden callarse de una puta vez? —preguntó Elliot con voz ronca, y audiblemente molesta.

Ambos nos giramos a verlo, pero seguía con la cara hacia la pared. Me había olvidado completamente de él, es que estaba demasiado callado. El rechazo duele, saben. Se siente.

Me giré hacia Sebastien y le señalé el piso, para que se bajara de mi cama. Él negó frenéticamente con la cabeza, mientras me suplicaba en voz baja. Yo seguía indicándole que se bajara, hasta que accedí y le dije que se acostara a un lado mío. Feliz, se acercó a mi, y cuando ambos estabamos acostados (yo del lado de la pared) le metí una patada que lo tiró al piso. Hizo un puchero y se subió a la cama de arriba.

Relaciones peligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora