5. Pacto de amistad

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Rachel:

Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, alto. Media vuelta. Izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, alto. Media vuelta. Iz...

—¡Basta Rachel! Deja de dar vueltas. Me pones nervioso —dijo molesto Sasha.

—Lo siento —me disculpé. Bajé la mirada a mis pies, y sentí que alguien me miraba. La volví a levantar y vi los ojos de Katheryn posados en mí, que se apartaron al contacto directo entre nuestras vistas. Me miró como bicho raro.

Estábamos Sasha, Katheryn y yo esperando afuera de la cabaña en el bosque, la cual la utilizábamos para entrenar, por lo tanto estaba un poco lejos de mi casa. Luego del encuentro entre Elliot y Sasha los guiamos hacia nuestro padre, para que hablaran y trataran de hacer un acuerdo de paz. Estaba muy nerviosa, y además confundida. ¡Katheryn era un vampiro! Por Dios, nunca había visto u olido a uno. Ese debió ser el olor raro que había percibido en el bosque cuando recuperé el olfato. Ambos, Katheryn y Sasha, estaban sentados en diferentes bancos, y yo parada caminando de aquí para allá, como una maldita desquiciada. Me senté en el tercer banco, cuando me cansé, pero inmediatamente se abrió la puerta que se dirigía a donde mi padre estaba hablando con Elliot. Éste salió y luego mi padre detrás de él. Katheryn se paró de inmediato.

—Vámonos, Kat —dijo Elliot acercándose a ella.

—¿Qué pasó? ¿Nos tenemos que ir? —preguntó la chica.

—Hablaremos fuera del bosque —contestó su primo.

—Pero...

—Basta, Kat —la interrumpió. Ella fue rápidamente a su lado y se quedo callada. —Muchas gracias por su ayuda, señor Walker —dijo educadamente haciendo una pequeña reverencia. Al instante ambos desaparecieron de lo rápido que fueron.

—¡¿Qué pasó?! —le pregunté alarmada a mi padre, acercándome a él.

—No se preocupen, son buena gente —contestó pacíficamente.

—¿¡Buena gente!? —dijo Sasha—. ¿A qué te refieres con eso? ¡SON VAMPIROS!

—¡No hables así, Sasha! —gritó mi padre enojado. —Cuando seas mayor, y hayas vivido tanto como yo, veras que no es conveniente enemistarte con vampiros. Además de que ellos vinieron en son de paz. Quedan pocos vampiros buenos en este mundo. Hay que tenerlos de amigos, no de enemigos.

—¡Pero padre! —protestó mi hermano.

—Pero nada —lo interrumpió—, tenemos un pacto de paz, y nadie en mi familia lo va a romper.

Sasha bajó la cabeza, frustrado, tratando de calmarse. Yo observaba como discutían los dos, pero no estaba del lado de ninguno. Corrimos callados, y lo más rápido que pudimos, hasta llegar a la puerta de nuestra casa. "Ni una palabra a su madre y/o hermanos" no ordenó papá. Ambos asentimos comprensivamente.

—¡Ya llegamos! —grité al entrar por la puerta principal, para informar a la familia que nos encontrábamos en casa.

Enseguida mis hermanos Jared, James y Jack se aparecieron en el hall, donde nosotros nos encontrábamos. Peculiar, ¿no? Los tres nombres empiezan con "J".

—¿Por qué llegaron tan tarde? —dijeron al unísono los gemelos. Me hacían reír cada vez que hacían eso. Era como si se pusieran de acuerdo con lo que dirían, o pudieran leerse la mente, qué sé yo, supongo que es cosa de gemelos.

—¿Pudieron entrenar? —preguntó Jack lanzándose a mis brazos. Aunque tenía siete lo seguía y seguiría cargando.

—Sí, pudimos entrenar —le respondí. —Y llegamos tarde porque... —¡Miente, miente! —Sasha no me podía atrapar. —Bueno, en parte era verdad, eso es lo que pasó antes de que todo éste lío pasara.

—Tonto Sasha, tonto Sasha —dijo Jack en tonada burlona señalando a Sasha con aire infantil.

—¡Ya cállate, enano! —lo calló Sasha, molesto.

—¡No le digas así a Jack! —le regañé.

—Ah claro, pero él si me puede decir "tonto" ¿no?

—Tiene siete años —dije como si fuese excusa.

—Siete y medio —corrigió orgulloso Jack.

—Sigue siendo un enano —dijo Sasha.

—Y tú un tonto —dijo Jack sacándole la lengua y Sasha le devolvió el gesto.

—¡A COMER! —se escuchó que gritó mi madre desde la cocina.

Todos, al instante, estábamos sentados en la mesa. Un exquisito olor a carne inundaba la casa, inhalé como si no hubiese un mañana y sí, mi madre definitivamente era la mejor cocinera del mundo. Grandes fuentes con mucha carne en ellas, y en otra gran fuente una cantidad de papas al horno que parecía alcanzar para un ejército entero. Sabía que los Lycans comíamos más que los humanos, pero mi madre exageraba un poco con lo que nos daba. Mi padre se sentó en una punta de la mesa y mi madre en la otra, Alex se encontraba en frente mío, a un lado lo tenía a Sasha y al otro al pequeño Jack. Esta vez me había tocado sentarme entre los gemelos.

—¿Que cuentas, Rachel? —preguntó Jared acercándose hacia mí por mi derecha.

—¿Algo nuevo para contar? —complementó James, por mi izquierda.

—Nada —dije encogiéndome de hombros. Estaba nerviosa, yo era una chica que no sabía mentir ni un poquito, y si lo hacía se enteraban al instante. Pero por esta actuación me merecía un premio. Además no me gustaba ocultarle cosas a mi familia, y menos si era cuestión de riesgo, como un vampiro.

—Pero qué aburrida eres —dijo Jared apoyando su cabeza en su mano.

—No le digas eso a Rachel... —me defendió James, como siempre lo hacía.

—Gracias, James. Además tú —señalé a Jared—, ¿qué nos puedes aportar para des—aburrirnos? Si mi vida te resulta tan aburrida, cuéntanos que hiciste hoy.

—Muchas cosas... —dijo seguro. Yo lo seguí mirando para que siga hablando y su seguridad se fue un poco. —Pues... dormí, fui al colegio, dormí, volví a casa...

—¿¡Te dormiste en el colegio!? —preguntó furiosa mi madre.

La cara de Jared fue épica. La verdad le hubiera dado un premio por lo pálido que se puso. Si hacíamos enojar a mamá todo se pudría. Nos reímos cuando empezó a querer explicar el por qué se había dormido en clase. Dijo que no había podido dormir bien, mamá lo reto por acostarse tarde, luego dijo que la clase era súper aburrida, mamá lo reto por no prestar atención, y así un par de cosas más. Creo que terminó con una semana sin televisión, o algo por el estilo. Eso le pasa por meterse con Rachel Walker.

Los gemelos iban al último año del secundario, eso significa que tienen horarios muy distintos a los míos, como entrar después y salir antes(o después) y por esa razón era muy difícil vernos en los recreos, aunque cada tanto me venían a visitar, cuando estaban aburridos. Jack aún no iba al colegio, y tampoco iría hasta un par de años, o eso es lo que mi mamá planeaba, educarlo en casa, pero no creo que lo aguante y lo mandará a la primaria. Eso de educarlo en casa pasó con casi todos mis hermanos, una de las desventajas de ser un Lycan es que desde pequeño tienes actitudes de lobo que a veces salen a la luz y no las puedes controlar.

En fin, terminamos de comer y me fui, cansada, a mi habitación. Habían pasado muchas cosas en el día, cosas como tener una nueva alumna en clase, que es una vampiro, y que en cualquier momento te puede chupar la sangre y matarte a ti y a toda tu familia. Pero yo qué sé, son cosas que le pasan a todo el mundo, porque es lo más normal. Ok, no. Pero me gustaría que todo el mundo sufriera como yo lo hago en múltiples ocasiones.

Me tiré, boca arriba, en mi comprensiva cama que siempre estaba ahí para mí y cerré mis ojos tratando de olvidar todos mis problemas por unos minutos. Obviamente todo al día siguiente seguiría.

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Hola! Espero que les haya gustado el capítulo, siempre estoy abierta para comentarios con sugerencias y díganme: ¿ya tienen a un hermano favorito? Si es así ¿cuál? Los quiero mucho y ¡besitos!

¡¡En multimedia una foto de Jared, mi molesto hermano!!


Relaciones peligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora