Helado
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Noah————
En este preciso momento me pongo a imaginar una forma razonable en la cual pueda hacer pagar a Jean por arrastrarme a una universidad privada, en dónde todos te miran por sobre debajo de ellos.
Podría jurar que su Coeficiente Intelectual debe estar por debajo del promedio, me sorprendería que alguien que no sea becado tenga un IQ por encima de 90. Con una fácil deducción puedo decir que la mayoría se preocupa por su apariencia, llegar aquí es pelear todos los días por ver quien trae la ropa más cara o el último objeto de moda. Tratar de resaltar con cosas paganas que están valoradas en más que todo lo que gane en mi vida.
—Esperame aquí—indica el rubio que tengo por mejor amigo, antes de que ingresé a un conjunto de edificios, dónde deducimos que era control escolar.
Meto mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón y con lentitud escaneo a cada una de las personas que pasan a mi alrededor, ni siquiera parecen universitarios, ¿Cómo le hacen para verse tan bien? Digo, es común ver a los estudiantes de educación superior con un aspecto más cansado que el promedio. Después de algunas semanas dejas de lado el buen aspecto físico, pues unos minutos más de sueño son muy rebuscados.
Mi mirada pasea por cada uno de los rostros aquí, algunos me toman en cuenta y sus facciones demuestran lo mucho que les incómodo, pero me limito a sonreirles con mofa. De pronto mi mirada se queda estancada en un castaña que camina ajena a todo, mientras juega con algo en sus manos.
Se queda parada junto a su acompañante, ella lo mira con una sonrisa mientras asiente con efusividad y el espécimen del sexo contrario la mira como si fuera la pieza de arte más hermosa del mundo.
Parece qué la pequeña hominoide tiene perro que le ladre.
Me toma algo de tiempo reaccionar, antes de darme cuenta que mis pies ya están caminando hacia los dos.
—Chica fresa—llamo al estar parado frente a ellos. Sus ojos llenos de sorpresa me enfocan al instante—¿Deberíamos llamar a esto casualidad o destino?
Debo decir que la chica fresa me causa mucha curiosidad y mostrar mi faceta burlesca y sarcástica frente a ella es algo que se me dió con naturalidad desde el ascensor.
—¿Acaso me estás acosando, estrambótico?—pregunta con el mismo tono burlesco que yo.
—Para nada—niego con la cabeza—. ¿Has escuchado eso del hilo rojo del destino? Creo que tú eres mi alma gemela. Tantas casualidades no son posibles.
—¿Qué?—pregunta el espécimen a su lado, mirándola.
—Es el chico de la camisa—le aclara.
El chico con aspecto de Hugh Jackman en Wolverine me mira con el ceño fruncido, puedo notar que no le agrado, pero al igual que las demás cosas, me da igual. Se nota que el chico es un fanático de las películas de X-Men, es bastante obvio solo con ver su mochila negra con algunas estampas de figuras relacionada con la franquicia. Su vestimenta es algo que fácilmente le pondrian a Logan de Wolverine.
Ni siquiera tiene estilo propio y su apariencia es demasiado promedio para llegar a esta institución, obviamente es becado.
—Soy Jeremy Warren—saluda desde la distancia con un asentimiento de cabeza.
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Casualidad con sabor a Fresa
Teen FictionPortar uno de los apellidos más influyentes del momento no es algo a lo que Dayana se adapte. Pensó que todo sería falsedad a su alrededor hasta que tuvo que derramas su bebida sobre aquel chico. Cliché, por supuesto, pero lo que acontecería con eso...