Capítulo 32

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El Club

————

Noah

Ingreso a la biblioteca y con rapidez empiezo a buscar por los alrededores, sin embargo, ella no está aquí, al igual que en los otros tres lugares a los que ya fui.

Estoy tan preocupado que puedo escuchar los latidos de mi corazón.

Mi teléfono suena y contesto la llamada de instante.

—Mañana será la apelación—dice Rachel a través de la línea.

—¿Qué hay de Dayana?

—Daniel fue a la casa de su amiga, pero ella desconoce su paradero—informa con un pesado suspiro—. Lo mismo con David, ya fue a posibles lugares y no hay noticias de ella.

—Pronto serán las diez de la noche—digo con preocupación—. Ella no es de estar fuera de casa tan tarde.

Intercambio otras palabras con Rachel y emprendo camino hacia la plaza en dónde trabaja Dayana. A esta hora ya debe estar cerrada, pero no pierdo nada al buscarla allí.

Desde el momento en que me envió el audio supe que algo iba a suceder. Sé que los problemas con su padre le afectan y que ese idiota solo la haya buscado para amenazarla le debió doler. Ella es inteligente y precavida, por eso grabó desde el inicio todo, pero eso no quita que las acciones de Simón le afecten.

Bajo de la motocicleta y camino varias calles a pie, esperando encontrarla. No quiero imaginarla sola, llorando en algún rincón. Necesito estar con ella, hacerle saber que no está sola.

Mi teléfono vuelve a sonar.

«Jean»

Desvió la llamada y continúo buscando, pero vuelve a insistir. No me deja más opción que contestar.

—Estoy ocupado. Habla rápido.

—Quiero vomitar—dice arrastrando las palabras.

Deduzco que está ebrio y cuelgo para no estresarme con él.

El teléfono vuelve a sonar, haciéndome suspirar con pesadez mientras veo el teléfono sin mucha gracia.

—No me importa si estás ebrio y amaneces nadando en tu propio vómito—digo con brusquedad al contestar otra vez.

—Fresa...

—¿Qué?

La idea de colgar me es tentadora de nuevo.

—Fresa está aquí.

—¿Fresa? —repito, tratando de comprender. Pronto logro entender lo que dice— ¿Dónde estás?

Symphony.

—Voy para allá.

Cuelgo y regreso corriendo hasta la motocicleta, para ir directo al club que mencionó Jean.

.....

Las luces neón golpean en mi cara, haciendo que entrecierre los ojos levemente mientras me acostumbro. Escaneo el lugar lo más minucioso posible, intentando encontrar a Dayana o Jean, por suerte logro dar con el rubio, quién está sentado cerca de la barra.

No puedo creer que Dayana esté en un lugar como esté. Hay tanta gente que caminar sin tropezarte con alguien es casi imposible.

—¡Hey! —lo llamo junto a un leve golpe cuando estoy a su lado. Me voltea a ver y con los ojos entrecerrados intenta reconocerme—Soy Noah, ¿Dónde está Dayana?

Casualidad con sabor a FresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora