El principal sospechoso
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DayanaEmpezar la dieta o no, he ahí mi dilema.
Dentro de cuatro semanas será uno de los eventos más importantes en mi familia y es dónde como sin límite alguno. Por eso tengo que balancear mis dietas un poco antes y después del evento, pero me es tan difícil comer solo una ensalada cuando mis hermanos se atascan de la deliciosa comida que preparó Irma.
—Estos sandwiches están para morirse—adula David con la boca llena. Un poco de la salsa barbecue se escurre por su labio inferior y eso hace gruñir mi estómago.
—El tocino le da un sabor único—habla Daniel y luego le da una mordida al sandwich. El crujido que hace al morder si que me hace querer mandar a volar la dieta.
—¿Segura que no quieres uno, hija?—pregunta Irma con preocupación. No está a favor de las dietas y odia que las haga— Ese montón de hojas no te va a llenar.
—Esta bien, Irma—hago un puchero involuntario—. Es un sacrificio que debo hacer por la belleza.
—¡Ja!—se mofa el de ojos azules—. Dos o tres kilos de más no definen tu belleza, mocosa.
Me encojo de hombros.
—Arthur vendrá por mí—informo, metiendo unos trozos de tomate a mi boca—. Tengo clases extras después de clases, llegaré después de las siete.
En realidad iré a trabajar.
—Te dejaré los filetes de pollo en el microondas, nada más lo calientas—me recuerda Irma. Me levanto para cepillarme los dientes y ella viene por detrás—. Igual te dejare unos frijoles refritos, arroz y puedes tomar del pollo frito que dejaré.
—Irma—me volteo con una falsa rabieta—. Ayuda a esta pobre alma a no caer en tentación.
—Ay, mi niña—golpea suavemente mi hombro—. Dos piezas de filete de pollo a la plancha no será suficiente, vendrás cansada de tus clases, necesitás energías.
—Te amo, lo sabes—me pego a su lado infantilmente—, pero tendré que rechazar tus deliciosos frijoles refritos. Guárdalos para la fiesta del 16.
—De todas formas te los dejaré junto a los filetes—besa mi cabeza.
Ni cómo ganarle a está mujer.
Al llegar a la universidad todo pasó como de costumbre. Jeremy y yo nos dirigíamos a almorzar algo para luego ir juntos al trabajo, pero tuve que tomar otro rumbo al recibir una llamada de la tía Rachel, no dijo mucho, solo que quiera verme en su oficina.
Tuve que tomar un taxi para llegar al gran edificio del bufete. Entrar no fue un problema, la secretaria y parte de los empleados me conocen, no porque pase mucho tiempo aquí, sino porque mi tía se encarga de informar al guardia, secretarios y parte del personal sobre quienes conformamos a su familia, para que no haya inconveniente si alguno llega a venir de improvisto por alguna emergencia.
Entro a su oficina y la veo haciendo una llamada, no me queda más opción que sentarme a esperar. No tarda mucho al teléfono, solo fue para avisar que estaría en la penitenciaría en unos minutos.
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Casualidad con sabor a Fresa
Teen FictionPortar uno de los apellidos más influyentes del momento no es algo a lo que Dayana se adapte. Pensó que todo sería falsedad a su alrededor hasta que tuvo que derramas su bebida sobre aquel chico. Cliché, por supuesto, pero lo que acontecería con eso...