Paseo en motocicleta
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Noah
Solo había pasado por la chica fresa al creer que podría sacarle algo de información con el caso de Mark, debido a su tía, pero al final terminé contándole cosas que no debía.
—Ni se te ocurra decirle a alguien más—la miro de brazos cruzados—. Solo Jean es consciente de esto.
—No te preocupes—hace un ademán de descuido con la mano—. Ahora ambos tenemos secretos del contrario. Nadie dirá nada.
—Me parece justo—asiento—. De esta forma hay un equilibrio entre ambos.
—Si, bueno—da un brinco y se pone de pie—. Tienes que ir a dar tu declaración.
—No la daré—me pongo de pie y empiezo a caminar—. Iré a presentarme y probar que soy inocente, pero será todo.
—Pero...
—Nada de peros—la corto—. No presentaré una declaración para apelación del caso hasta que tenga bases sólidas.
—De acuerdo, es entendible.
Pasar tiempo con ella se está volviendo una costumbre, sin embargo, es la cuarta vez que se sube a mi motocicleta y su nerviosismo sigue estando presente. Sus pequeños y delagados brazos me rodean con fuerza y pega lo más que puede su cuerpo al mío, aunque ahora hay un poco más de incomodidad por el casco que le compré.
Si, yo le compre ese casco sin razón aparente, solo lo ví en la vitrina de una tienda y lo conseguí por un precio accesible. Eso de darle el mío y que yo ande desprotegido no es algo razonable.
Al momento de arrancar el motor, su agarre se hace aún más fuerte y el temblor leve de su cuerpo empieza.
A propósito avanzo lento, ya está oscureciendo, por lo tanto unos colores naranjas adornan el cielo.
—Alza la mirada—digo—. Disfruta del paseo y la vista.
—No, gracias.
—No vas a morir, te lo prometo—puede sonar en broma, pero con ella estoy hablando enserio. Su miedo es morir aquí.
No la escucho más, pero siento su cuerpo despegarse un poco del mío. Sus manos se deslizan por mi estómago hasta posicionarlas en mis costados.
—¡Wow!—grita con asombro—. Nunca había visto un atardecer.
—Te creo—sigo con la mirada en el camino, pero me imagino sus pequeños ojos brillando de emoción al verlo, como cuando veía el carrusel el día de ayer—. Sería más fácil decirme que cosas si haz hecho.
Sus manos nunca se despegan de mis costados, pero ya no vuelve a abrazarme.
Hacemos una parada en las instalaciones de Vega Association, respondo unas cuantas preguntas que me hacen, aunque poco fue, pues mi inocencia ya estaba casi probada por la declaración que dió anteriormente el pequeño espécimen que me esperó tranquila a que terminará.
—Saludaré a mi tía—me susurra mientras espero a que den la autorización para irme—. Cualquier cosa me esperas abajo.
Asiento con simpleza, antes de que entre corriendo a los ascensores.
Irme y dejarla a su suerte me es tentador, pero raramente con ella la consciencia me remuerde mucho, así que me quedo recargado en la motocicleta mientras la espero, solo a ella, pero verla salir con Rachel Vega me hace recriminarme por haberme quedado.
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Casualidad con sabor a Fresa
Teen FictionPortar uno de los apellidos más influyentes del momento no es algo a lo que Dayana se adapte. Pensó que todo sería falsedad a su alrededor hasta que tuvo que derramas su bebida sobre aquel chico. Cliché, por supuesto, pero lo que acontecería con eso...