Prólogo

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—Tranquila, inhala, exhala...—Afra decía mientras agarraba mi mano.

—Cariño ¿Qué va a pasar si no lo acepta? ¿Crees que se va a enoja?

—Él te quiere mucho, no creo que se vaya a enfadar, él va a aceptarlo.

—Me falta el aire, Dios...

—Si no estás lista, no es necesario que lo hagas todavía. No importa lo que pase, estaremos juntas por la eternidad ¿Sí?—manifiesta ella al mismo tiempo que me estrecha entre sus brazos. Al terminar de decir eso, me da un beso en la mejilla.

"Juntas por la eternidad" es algo que decimos bastante entre nosotras. La razón por la que usamos esa frase es por el simple hecho de que mi nombre es Eternity, algo raro, pero se escucha bonito.

—No, no es necesario retrasar esto más. Se lo diré hoy mismo.

—¿Estás segura?

—Lo estoy—digo mientras le regalo una pequeña sonrisa—. Han pasado tres años desde que empezamos a salir. No es justo para nadie que siga ocultando esto.

Después de decir eso le doy rápidamente un beso en los labios y salgo del auto estacionado frente a mi casa. Antes le había pedido de favor que ella se quedara en el vehículo.

Hace un segundo parecía muy segura de mí misma, pues duró muy poco ese sentimiento, ahora tengo miedo. Pero debo intentar ser valiente y decírselo a mi padre sin importar lo nerviosa que esté, ya tuve mi momento para sacar los nervios.

Al entrar a casa me recibe con su típico saludo, él sentado en la butaca mientras leía un libro. No tardo mucho en sentarme frente a él y mirarlo con seriedad. Él nota rápidamente que hay algo que quiero decirle, así que no tarda en decir algo.

—Se nota que es algo importante—dice mientras cierra su libro, no sin antes poner una fotografía en medio de las hojas para saber por cuál página se había quedado—. Me puedes decir lo que pasa.

—Papá ¿Te has dado cuenta de que nunca he traído un chico a la casa?

—Por su puesto que lo he notado. Es porque siempre le has prestado más atención a tus estudios que a los muchachos ¿No?—comenta para después suspirar—. ¿Acaso algún joven logró cautivarte? No tengo ningún problema si es que tienes pareja, ya estás en edad para tener tus romances.

—Papá, la verdad, llevo con mi pareja tres años... Y no es un chico—dejo salir lo último con algo de dificultad. Estaba empezando a temblar y el sudor comenzaba a aparecer.

Al soltar esas palabras de mi boca, mi padre hace un gesto que delata lo sorprendido que está con respecto a lo que dije.

—Eternity ¿Te refieres a que estás en una relación con una mujer?

—Creo que más claro no lo pude haber dicho, papá. Lo siento mucho por decepcionarte, pero este es el rumbo que ha tomado mi vida.

—¿Quién es?

—Es Afra... No nos odias ahora ¿Verdad?

—¿Por qué debería? No han hecho nada malo.

Nos quedamos en silencio por unos cortos segundos, en los cuales no soy capaz de mirar a los ojos a mi padre, y mucho menos saber la expresión que está haciendo.

—¿Qué opinas de tu nombre?

¿Así de repente? ¿Por qué cambia tan bruscamente el tema?

—Me gusta mucho, se escucha bien. Incluso por él tengo una pequeña frase con mi novia: "Juntas por la eternidad"—comento intentando hacer que volvamos al tema principal de la conversación.

—¿De verdad?—dice mientras muestras una sonrisa algo melancólica—. ¿Alguna vez te he dicho por qué te llamas Eternity?

—¿Tiene algún motivo el que me llame así? Siempre pensé que me lo pusiste porque te dio la gana.

—La historia por la que te puse ese nombre, es una que sin duda alguna no olvidaré.

—¿Me la podrías contar?—pregunto intrigada. Por algún motivo, mi interés hacia este tema ha aumentado.

—Todo empezó en 1984, cuando era un joven de diecisiete años...

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora