Capítulo 24

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—¿Te duele "ahí"?—pregunta Damián, quien se acerca a mí mientras me ofrece un vaso de agua.

—No, no es eso... bueno, sí me duele un poco, pero no es eso—respondo mientras le doy un sorbo al vaso de agua.

—Creo que esta vez lo hice muy fuerte, lo siento—dice mientras agarra una camiseta, la cual se pone al instante, quitándome la vista hacia su torso desnudo—. ¿Entonces qué pasa? Hoy en la escuela no pasó nada raro además del asunto de Louis.

—¿De verdad tuviste que ponerte la camiseta? Fue como si me quitaras mi boleto a una galería de arte.

—No exageres—dice entre risas—. ¿Qué sucede? De verdad tienes una expresión un poco rara ¿Acaso no lo hice bien hoy?

—Te digo que no es eso, hoy fue increíble también, es solo que... hay algo que está en mi cabeza desde ayer.

—¿Qué es?—pregunta mientras se sienta junto a mí en el borde de la cama.

—Creo que hoy es la última vez que dormiré en tu casa.

—¿A tu papá ya no le gusta que vayas a casa ajena? Entonces yo podría quedarme en tu casa como antes.

—Tampoco quiere que vengas más a la nuestra.

—Entonces...

—Damián, creo que mi padre ya sabe lo que está pasando entre nosotros. Ya todo se me hacía raro, estaba preguntando mucho sobre las cosas que hacía, no parecía muy feliz cuando te nombraba...

—Espera ¿Crees o él te lo confirmó?

—Creo que es así, él ayer me dijo que cuando vuelva a la casa me dirá las razones por esa decisión que tomó. Dijo que no lo iba a decir en ese momento porque no quería decirlo frente a mamá, así que supongo que...

—Hemos sido descubiertos.

—Sí, así es.

—Frank.

—¿Sí?

—¿Debería decirle también a mis padres?

—No, no hagas eso, de seguro la pasarás mal.

—Antes no quería, pero ahora realmente siento que necesito hacerlo. Y en caso de que salga mal, me puedo quedar en casa de Jack—dice lo último con una media sonrisa.

—Damián, escúchame—digo mientras agarro su mano—. No creo que debas exponerte con tus padres solo porque mi papá me descubrió, ellos serán más extremistas contigo y lo sabes, no creo que solo te saquen de la casa si les cuentas sobre nosotros.

—Pero tu padre les contará igualmente.

—No lo hará, hablaré con él.

—Frank ¿Tu padre me tendrá recelo ahora?

—Pues... Dios, creo que sí.

—Era de esperarse, es decir ¿A quien le agría que su único descendiente tenga una pareja del mismo sexo? Si yo fuera tu padre, apuesto a que yo tampoco...

—Damián—lo interrumpo por un momento—. Que quede claro, no me arrepiento de estar contigo ahora ni lo haré en un futuro. Que mi padre diga lo que quiera, pero eso no va a cambiar lo que siento por ti.

—Entonces tampoco debe importar lo que mis padres digan. Así que les voy a contar sobre lo nuestro, de ley que no lo haré hoy, pero lo haré lo más pronto posible.

—No lo hagas, te dije que no deberías. Ellos son extremistas con los castigos ¡Incluso te podrían echar!

—No importa, de todos modos lo haré. Se supone que estamos juntos en esto ¿No?

—Si yo la paso mal, tampoco quiero que lo hagas tú.

—Por favor, escúchame bien, Frank—pide él mientras pone una de sus manos en mi mentón—. Así como yo confié en ti para que tomes ciertas decisiones, quiero que confíes en mí también. Yo sé lo que voy a hacer, entonces quédate tranquilo.

—Tú habías dicho que tu decisión dependería de la reacción que tuviera Louis cuando le contáramos de nosotros... y no fue precisamente buena.

—El que Jack lo haya aceptado a su manera me hizo sentir con confianza—responde con una media sonrisa.

—Damián ¿Estás completamente seguro de lo que harás?

—Solo dejo mis miedos de lado si se trata de ti, y sí, estoy seguro de mi decisión.

Después de decir aquello lo abrazo fuertemente. No entiendo en qué momento él empezó a cambiar, antes no era más que un chico sensible, inseguro, y callado, pero que se metía en líos conmigo ¿En qué momento se volvió sonriente y seguro de sí mismo? ¿Hace cuánto fue que evolucionó, que recién ahora me estoy dando cuenta?

—Juntos por la eternidad—dice él con una media sonrisa

¡Dios, no me lo creo! ¿Me falla el oído? Creí que nunca lo escucharía salir de su boca.

—Juntos por la eternidad—respondo mientras le devuelvo la misma expresión.

Se acerca a mí para darme un breve beso, después de ello no tarda en decir algo más.

—Ya son las diez, creo que mis padres saldrán hoy a las once del trabajo, así que deberías ir a bañarte—sugiere mientras se acerca a mi mochila para sacar mi ropa de dormir—. Yo ya me bañé, pero si quieres, puedo ir contigo.

Pongo mis ojos como platos al escuchar lo último. Bueno, si se me dio la oportunidad ¿Por qué debería rechazarla?

—No me negaré—contesto entre risas.


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