Capítulo 26

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Se podría decir que hoy fue un día agradable, claro que solo si ignoramos la mirada de Louis clavada en mi espalda y la conversación con Coelho, pero ahora tocaba la parte difícil. Hace un rato Damián me había acompañado hasta la puerta, pero ahora estoy sin compañía, sentado en el mueble, y frente a frente con mi padre. Estamos solos en este momento ya que mamá salió de casa hoy por la mañana para viajar a Cuenca por tres días, y visitar a sus hermanos.

Él me había dicho que cuando volviera a la casa, me diría la razón por la que no me dejará quedarme más en la casa de Damián o él en la nuestra. Es obvio lo que va a decir, de ley ya sabe de nuestra relación, no es tan imbécil, Dios.

—¿Podrías apurarte y decir algo, padre? Tenerte así de callado mientras me observas es muy estresante—es lo que digo para terminar con el silencio y su mirada asesina.

—Frank.

—Dime, padre.

—Tú ya debes saber lo que te voy a decir.

—Te juro que estoy casi completamente seguro de lo que dirás.

—Escucha, no lo dije en frente de tu madre porque no pienso que ella se vaya a sentir orgullosa si se entera de esto.

—Lo sé.

—Últimamente me he dado cuenta de que... has estado más pegado a Damián que antes.

—Así es.

—Y bueno, por el incidente del otro día, por lo que dijo esa señora...

—¿Qué pasa?

—Debes mantenerte distante de tu amigo si no quieres que crean que ustedes son maricas. Cuando digo esto, es que quiero que te alejes, y mucho.

¿Es en serio? Dios, y yo que pensaba que él ya lo sabía todo... ¿Tengo permitido reírme de esto? Es que de verdad tengo muchas ganas de hacerlo.

—Tú no quieres que tu madre se sienta mal por los rumores ¿No?

Bueno, si no se ha dado cuenta, eso es perfecto, tampoco le debería contar. Le diré mañana a Damián que todo está bajo control y que no le debe decir nada a sus padres sobre lo nuestro, de esa manera también evito que lo castiguen.

—¿Por qué querría verla triste de nuevo? Claro que no quiero—respondo ante la pregunta de papá.

—Entonces, sé que puede ser difícil, pero no hables con tu amigo por un tiempo ¿Sí?

—Bien.

De verdad ¿Cree que lo haré? Iluso.

—Frank ¿No crees que deberías presentarnos ya a tu novia? Así pararían los rumores.

—Prefiero que no.

—Hazlo, si lo haces nos horraremos mil problemas ¿Entendido?—no grito, no alzó la voz, pero sus palabras se escucharon firmes junto a aquella mirada seria que me regaló.

—No te metas. Es mi asunto lo que digan sobre mí ¿A ti eso en qué te afectaría, eh?

—¿De verdad vas a ponerte respondón? He intentado portarme bien contigo los últimos días, mocoso.

—¿Preguntándome siempre cosas y poniéndome los pelos de punta?

—Frank Klever González Del Campo, mejor cállate antes de que me ponga de mal humor.

—¡Si no me quieres escuchar, perfecto! Me voy a mi cuarto.

Mientras voy a mi recámara, mi padre empieza a seguirme por detrás también. Una vez que quiero cerrar la puerta, él la retiene y de alguna manera consigue entrar.

—¿Qué quieres?—pregunto mientras frunzo el ceño.

—No te atrevas a contestarme así de nuevo—responde mostrando tanto un tono como una expresión enfadada—. Hoy hay revisión de cuarto.

¿Así de repente?

—¡Revisa, haz lo que quiera! ¡Ni que estuviera guardando algo malo!

Me quedo parado en frente de la puerta mientras observo cómo mi padre desordena mi cuarto. Había sacado los cajones de los veladores, destendió mi cama, mientras revisaba el armario se cayeron algunas prendas de los armadores... Espera ¿Por qué agarró esa caja?

—Papá, en esa caja están las cosas que comparto con Damián, no hay nada malo ahí.

Allí solo tengo las cuentas de pulseras que hicimos, algunas fotografías de nosotros dos solos o a veces acompañados de Jack y Louis, y algunas cosas que él me ha regalado.

—Esto es basura—dice mi padre mientras sale de la habitación con la caja.

—¡Oye! ¿Qué vas a hacer?—pregunto mientras empiezo a seguirlo.

—No te va a servir de nada tener estas cosas insignificantes, debes despegarte más de tu amigo si no quieres que te malinterpreten.

—¡Pero no están malinterpretando nada!

Al decir eso, puedo ver cómo mi papá tira la caja directamente al tacho de basura que se encontraba en la cocina. Después de hacerlo se mantiene en silencio por un par de segundos, para finalmente mirarme con una expresión confundida.

—¿Qué dijiste?

¡Vaina, hablé de más!

—No, mira... me refiero a que... no hay casi nadie que piense que Damián y yo tenemos algo más, son prácticamente solo tres gatos ¿Entonces por qué preocuparte?

—Frank.

—¿Sí, padre?

—Estoy pensando en comprometerte nuevamente con Miranda si no me traes a tu novia.

—¡Papá, pero qué dices! ¡Tuvimos un trato y tienes que respetarlo!

—Lo hice porque aparentemente tenías a alguien, pero como veo que era puro teatro, ahora es tiempo de retomar el compromiso.

—¡Pero era un trato!

—¡Ya no importa lo que haya sido!—se atreve por fin a levantar la voz—. ¡Vas a hacer lo que te diga quieras o no!

—¿Sabes qué? No importa, después de todo en noviembre cumpliré dieciocho, me iré de esta casa, muy lejos, y no podrás obligarme a hacer lo que yo no quiera.

Después de decir eso, lo primero que hago es tomar aquella caja del bote de basura mientras cruzo una mirada llena de odio con mi padre. No tardo mucho en dirigirme a mi cuarto, no sin cerrar la puerta de manera brusca, se notaba claramente que en estos momentos yo estaba con iras.

Abro la caja y saco la foto más reciente que me tomé con Damián, fue un poco antes de que él me besara por primera vez la vez que se quedó a dormir en mi casa. Esta foto nos la tomaron en el cumpleaños número diecisiete de Jack. Claro que tenemos fotos grupales, pero esta es la que me gusta más, en la que estamos solo los dos, con una sonrisa, con una de sus manos rodeando mi cintura... Es increíble que en esa época haya pensado que no habían sentimientos más lejos de la amistad, me da un poco de gracia pensar en eso.

Tal vez para muchos estaremos enfermos, lo que estamos haciendo será un poco loco, inmoral... pero hablo en serio cuando digo que lo amo, aunque no me crean; Yo, Frank González, amo a Damián Mendieta y estaremos juntos por la eternidad, sin importar lo que pase.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora