Epílogo

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Mi padre era aquél hombre que muy rara vez sonreía, pero siempre nos complacía y hacía lo posible por sacarnos a nosotros una sonrisa. Mi padre era aquél hombre callado que generalmente se guardaba sus opiniones para sí mismo. Mi padre... se había casado con mi madre por que la amaba muchísimo, o al menos yo pensaba eso.

Habían muchas cosas que creía y que se desmintieron hoy, nunca esperé que mi padre haya sido tan diferente cuando era un adolescente, o tampoco que haya tenido un novio para que luego los separaran, y mucho menos que me puso este nombre porque su vieja pareja quería que así se llame su hija. Y no creí... que usaran la misma frase.

—Imagino que estás muy sorprendida—dice mi padre, quien abre su libro y agarra la foto que había puesto entre las páginas para no perderse, parecía bastante vieja—. Esta es la última foto que me tomé con Damián. A veces me pregunto cómo luciría él si siguiera vivo... Seguramente se seguiría viendo tan bien como en ese entonces.

Tomo la foto y la observo con atención. Como estuve atenta a la historia de papá, y recuerdo que dijo que fue a su cita en medio de las clases, supongo que el del uniforme es él. Papá se ve bastante diferente. A su lado estaba un chico con un capucha negra, pero no tenía el gorro subido,  se veía que tenía el cabello castaño, y unos ojos preciosos. Aunque sus rostros estaban muy cerca, pude apreciar que ambos se estaban regalando una sonrisa.

Al levantar la mirada, encuentro varias lágrimas cayendo de los ojos de mi padre. De verdad odio cuando la gente llora porque yo también comienzo a hacer lo mismo que ellos al instante... y claro, dicho y hecho.

—Papá...—digo entre sollozos.

—Aunque ustedes, mis hijos... me compartieron un poco de su felicidad, me faltó la alegría de tener... a mi lado a quien amaba—me interrumpe mientras su voz se quiebra continas veces, y por más que intenta deshacerse de sus lágrimas limpiándolas, brotan más y más—. No entiendo... por qué piensas que no... te dejaría ser feliz con ella. 

Cuando dice aquellas palabras, dejo la fotografía dentro del libro y lo pongo sobre el mueble. Empiezo a abrazar a mi padre con fuerza. Nos quedamos así durante unos minutos mientras él lloraba por recordar a aquél ser especial, y yo por pensar en lo mal que él debió haberse sentido en ciertos momentos. Finalmente nos separamos al mostramos más tranquilos, en ese momento por fin fui capaz de decir algo.

—Papá, muchas gracias...

—Una chica tan buena como tu merece su final feliz al igual que cualquier princesa.

—Gracias, papi, de verdad te quiero mucho...

—Y yo a ti, mi cielo.

—Damián debió haber sido una persona... maravillosa.

—Y realmente lo fue. Lo amé muchísimo, pero la mente de las personas era diferente en ese entonces... Me alegro de que puedas vivir con tu pareja en un tiempo en el que las personas son de mente más abierta.

—¿Y Damián...?

—¿Yo qué? Vuelvo del colegio y me encuentro con que están hablando de mí—pregunta mi hermano menor, interrumpiéndome. Se acerca a nosotros mientras su mirada está dirigida única y exclusivamente a su celular—. Buenas tardes, por cierto.

—¿Cuándo entraste? Por cierto... ¿Estás chateando con alguien, Dami...?—no termino mi pregunta. Dirijo mi mirada hacia mi padre, quien asiente con la cabeza para confirmar mi duda, al parecer fue suficiente que lo mirara para que supiera lo que quería preguntarle.

Le puso su nombre...

—No—responde él con el leve sonrojo en las mejillas, apagando su celular y guardándoselo en el bolsillo.

—¡Debe ser esa tal Lisbeth de la que tus amigos me han contado! ¿Entonces de verdad es tu novia?

Permanece en silencio mientras se pone cada vez más rojo, finalmente observa a los ojos a nuestro papá y termina por decir algo.

—¡Cuida lo que dices! ¡Estamos en frente de nuestro padre!—después de decir eso, aparentemente avergonzado, se dirige a su cuarto y se encierra allí.

—Es divertido molestarlo—digo con una pequeña sonrisa—. Me muero por conocer a esa chica.

—Etenity ¿Vas a la casa de tu madre ahora? Supongo que vas a decirle.

—Sí, estaba a punto de comentarte que me debía ir a verla ahora.

—Entonces la saludas de mi parte, también a su esposo—me pide él mientras vuelve a tomar asiento en el mueble—. También te disculpas de mi parte por lo que le he hecho pasar. Me he disculpado muchas veces con ella, pero nunca siento que es suficiente.

Asiento con la cabeza ante lo que mi padre me pide. Me acerco a él y le doy un corto abrazo, después le regalo una pequeña sonrisa.

—Gracias por todo papá. Cuídate, nos vemos después.

—Tú también, cuídate—dice mientras agarra su libro.

Empiezo a dirigirme hacia la puerta, una vez que la abro, giro mi cabeza en dirección al mueble en el que mi padre está sentado. Puedo ver cómo él había tomado nuevamente la foto para observarla con melancolía. Aunque me hubiera gustado ir hacia él y abrazarlo nuevamente, simplemente salgo de la casa con los ojos llorosos.

Me siento mal por el hecho de que mi padre no pudo terminar junto a aquél chico, pero al mismo tiempo... No sé qué decir. O sea... si eso no pasaba, yo nunca hubiera existido ni conocido a Afra, ni mi hermano, y no hubieran pasado muchas cosas. Entonces, al final ¿Debería sentirme bien o mal?

Entro al vehículo, donde mi novia me estaba esperando. Se mostraba con una gran sonrisa cuando abrí la puerta del carro, pero esta se desvanece al ver que yo estaba llorando a mocos y baba.

—¡Cariño! ¿Por qué tardaste tanto? ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Se enojó? ¿No lo a...?—pregunta mientras me acomodo en el asiento de copiloto.

—Nada de... eso—respondo, aún sollozando—. Él lo aceptó... nos apoya, Afra.

—¿Entonces qué pasa, mi amor?—pregunta ella, quien todavía se muestra preocupada.

—Te... lo contaré después—respondo mientras agarro un pañuelo del pañuelero, que estaba cerca de la palanca—. Vamos a ver a mi mamá ¿Sí?

Ella no pregunta más, ha entendido lo que le he dicho y ha preferido hacerme caso. No tarda mucho en arrancar nuevamente. Ahora es el turno de decírselo a mi madre.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora