Capítulo 5

49 16 56
                                    

—¿Tú crees?—pregunta Damián—. Es cierto, él no entiende nada. Él va a estar con muchas personas a lo largo de su vida ¿Pero qué hay de mí, el sucio maricón? ¡No quiero estar todos los días pensando en él cuando de seguro llegará a tener una novia!

Esto es raro. Hoy lo vi entrar al camerino, así que decidí seguirlo. Desde que ingresó allí no ha parado de hablar, pero no sé con quién ya que no logro escuchar la voz de la otra persona.

Pensándolo bien, la verdadera pregunta aquí es: ¿Alguien más sabia que le gustan los hombres?

—Fue agradable hablar de nuevo contigo, pero no me hagas venir a más lugares de nuevo. La próxima vez solo ven a mi casa como la otra vez ¿Sí?

¿Incluso va a su casa? Necesito, pero de verdad, ver su cara.

—Ya me voy, creo que ya mismo empieza el mismo periodo ¿De acuerdo?—dice mientras escucho sus pasos acercándose a la puerta.

Entro en pánico por un momento, pero decido meterme en el estrecho cuarto en donde se guardan los balones, y de esa manera poder ocultarme de Damián.

—Cuídate. Nos vemos más luego—es lo último que dice mi amigo para despedirse de su compañero.

Espero por algunos minutos hasta sentir que Damián ya no se encuentra cerca. Abro la puerta y salgo del cuarto para tomar una bocanada de aire, pues estaba tan nervioso allí adentro que a duras penas podía respirar.

Observo alrededor mío para ver si encontraba a la persona que estaba hablando con Damián, pero claramente no había nadie, ellos hace mucho rato que se habían ido ¿Cómo suponía que siguiera ese chico aquí?

Comienzo a dirigirme al patio central para la formación de la mañana, y como suponía, la sirena no suena mucho tiempo después de que llegue allí. Todos empiezan a formarse y me pongo en mi lado habitual junto a Damián.

Intento saludarlo, pero al verme le pide a un chico dos puestos más atrás intercambiar lugares, él no tuvo ningún problema y cedió. Él realmente debe estar enojado por lo de ayer, ni si quiera quiere estar a mi lado en la formación.

No sé qué estaba pensado, si él quiere olvidarme es completamente su elección y lo sé perfectamente, pero... Una parte de mí no quiere que termine con sus sentimientos.

—¡González, sigue!—exclama mi compañera, Campoverde, quien está formada detrás mío—. ¿En qué piensas? ¡La profesora termino de hablar, así que sigue! ¿No vez que te quedas atrás?

—¿Cuándo fue que...?

—¡Apúrate!—dice no mucho antes de empujarme para que avanzara.

Estaba tan distraído que ni si quiera me di cuenta de cuando la profesora Da Costa terminó de hablar ¡Dios!

Empiezo a caminar rápidamente para acercarme a la parte de la fila que se estaba más adelante, pero no puedo evitar ver la mirada de la profesora Da Costa clavada sobre mí, me está mirando mal por no haber estado atento.

Al entrar al salón cada uno se sienta en sus respectivos puestos. El lugar de Damián es a mi lado, así que tal vez tenga una oportunidad para hablar con él.

Pero en ese momento Damián se acercó a uno de nuestros compañeros, no pude escuchar lo que le dijo, pero supe perfectamente qué pasaba cuando en lugar de Damián se acercaba mi compañero Coelho.

¡No, con ese odioso no! ¡Con el hijo de la directora no!

—¿Te pidió cambiar de asientos?

—Creo que es muy obvio. Pero la razón por la que vine es que desde este asiento puedo ver mejor a Campoverde ¿No te parece muy guapa? ¿Crees que esté interesada en mí? ¡Imposible que no!—comenta entre risas.

EternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora