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Al día siguiente después de la triste partida de mi adorada cuñada, Lalissa me notificó que una desconocida mujer preguntaba insistente por el señor Morales en la entrada de la Mansión. Tuve un mal presentimiento de aquella inoportuna visita ante la ausencia de mi marido. Me disculpé con Miguel, dejando en sus manos el libro de cuentas y fui a recibir a la inesperada visitante en el salón principal.
La preocupante idea que rondó mi cabeza, se materializó en carne y hueso. En la sala, una señora caminaba de un lado a otro contemplando la opulencia de una casa donde no era bien recibida. Finalmente, estábamos cara a cara la una de la otra.
-Buenas tardes... Estoy buscando al señor Morales, muchacha-La anciana mujer envuelta en un sofocante vestido rojo me dirigió una altanera mirada y tuvo el descaro de sonreírme con cinismo. Ciertamente, se trataba de la causante de que mi matrimonio estuviera roto. Era ella, la amante de mi marido. La verdadera villana de la historia. «¿Cómo se atrevía a poner un pie en mi propia casa? ¿Cómo tenía el descaro de tratarme como a una estúpida?»-. ¿Dónde está él? ¡Dígame dónde está él!-Ordenó cuando no respondí a su petición como esperaba. Me contuve y le sonreí fríamente. Ella enrojeció producto a la cólera.
Estaba frente a la esposa del hombre que había sido por años su amante. A una mujer perversa de armar tomar que en nada se parecía al papel de chiquilla petulante con el que mi familia paterna me tenía encasillada. Le iba a dar razones suficientes para mantenerse lejos de Ignacio y de aquella casa a la que humillaba con su simple presencia.
Él ya no la amaba, su afecto ahora me pertenecía. Íbamos a formar una familia y seríamos felices hasta el fin de los tiempos. Esa, había sido su última sincera promesa.
-El Marqués está resolviendo algunos asuntos en La Habana. Pasará un tiempo antes de que regrese a casa-Mi escueta explicación pareció descolocarla por completo. Hice una breve pausa y le dediqué una mirada de desdén-. ¿Quiere que le deje un mensaje de su parte? ¿Señora...?-Pregunté olvidadiza para mortificarla, restándole importancia.
A nuestras espaldas, se sintieron unos fuertes pasos recorriendo el largo pasillo. Lalissa apareció en la sala principal acompañada del propio Miguel. Ambos, se colocaron como fieles sirvientes a mi lado por temor a cualquier altercado físico que pudiera existir entre nosotras.
Enormes ganas, no me faltaban para ser yo misma quien la sacara a rastras de la casa. Aún así, debía pensar en el hijo que llevaba en el vientre. En la madre protectora que él necesitaba que fuera. Una, que pensara en las consecuencias de sus actos más desquiciados y perversos. A él, era a quien debía proteger con todas mis fuerzas.
-Soy Margarita Oropesa del Sol. ¡Su prometida!-Respondió altanera sin dejarse intimidar por mi soberbia.
A mi lado, Miguel fue a dar un paso para intentar correrla de la Mansión cuando lo detuve abruptamente. Iba a resolver las cosas de forma civilizada definitivamente. No permitiría otra humillación en mis narices. Su relación con mi esposo había terminando para siempre.
Era una osadía de su parte venir a buscarlo a casa. ¡Reclamarme a mí de su paradero! ¡A su legítima esposa!
-Un placer...-Relamí maliciosa mis labios y le extendí elegante mi mano. Ella me miró con rencor y desistió de mi cortés saludo. Puse especial veneno a mis próximas palabras-. Soy la esposa de Ignacio, la Marquesa de Urria y Morales. Estoy convencida de que me conoce y sabe quien soy. ¡Puede quitarse de una vez la máscara!
-He venido a ver a Ignacio ¡No me importa quien es usted! ¿No le dejó ningún recado para mí? ¡Exijo saberlo!-Se atrevió a preguntar, llamándolo por su nombre de pila.
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Victoria (I)
Ficção HistóricaBreve Sinopsis: Luego del incendio ocurrido en el Álava, la señorita María Victoria Josefina de los Ángeles Pérez de Urria exiliada durante 8 largos años en un convento, regresa a su antiguo hogar para casarse a la fuerza con un desconocido hombre q...