Dieciseis

1.2K 128 21
                                    

TW: alcohol.

Un día después, noviembre de 1998

Amelia estaba de pie ante una gran ventana en uno de los pisos superiores de su casa.

Ella se estaba "aclimatando" a la actualidad.

El pensamiento la estremeció hasta la médula.

En una de las bibliotecas habían cientos de periódicos abiertos con especulaciones contra ella, El compromiso de Malfoy y las preferencias de Astoria.

Se quedó mirando la mesa y se sintió perdida en cuanto hacer al respecto. No era como si pudiera desecharlo a la basura, ella nunca lo haría.

Tenía que haber una forma. Alguna grieta donde ella pudiera explotar.

Ninguna jaula era perfecta. Nadie era perfecto. Tenía que haber algo en Malfoy para estudiar. Solo tenía que averiguar que era.

Ella recordó todo, solo que los recuerdos en su mente se veían como si los viera a través de un telescopio.

¿Reconquistarlo? ¿Amarlo en silencio? ¿Decirle que no lo amaba?

-No lo pienses. Basta, deja que las cosas pasen-Se dijo a sí misma.

Pero no quería herirlo otra vez. De alguna forma, ella se dejó morir aún cuando el le suplicó que se quedara.

Ella pudo haberle dicho que hacer. Ella sabía como bloquear la hemorragia, pero no lo hizo.

Podían ser amigos. Podía ver cómo hacía una vida nueva junto a su futura esposa y ella sería su mejor amiga.

Luego, no sabía que estaba haciendo.

Quiso maldeciese a sí misma.

Escuchó un golpe seco en su puerta, como si algo se hubiera desplomado fuera.

Tomó una daga de un armario y luego sonrió irónicamente.

Tenía su varita y la daga en la otra mano.

Movió su varita en forma diagonal y las puertas se abrieron dejando ver a Draco Malfoy casi desmayado y con una botella de cristal en su mano.

Draco Malfoy no era un ebrio molestoso. Sabía controlarse.

El se quedó viendo la daga en su mano y luego levantó la vista para verla.

Había algo más, algo estaba mal.

Ella se quedó viéndolo y luego debajo de su oreja había un hilo de sangre chorreando.

Ella en un segundo reconoció la herida y palideció.

-¡Mierda Malfoy! - dijo y lo arrastró hasta dentro de su casa y lo acomodo en un sofá. -¿Adonde estuviste?

-Supongo que salir a caminar por el bosque en luna llena no es buena idea, -Murmuró cerrando los ojos y respirando tranquilamente. -Una manda de hombres lobo me atacó, mate a su líder y luego los demás creyeron que yo era su líder desde ese momento, pero luego me mordió un vampiro, no tuve que matarlo yo, los hombres lobo lo mataron por mi. Aproveche de correr y se me ocurrió aparecerme aquí. Además...Quería...

El hizo una pausa cuando ella le abrió la camisa y tocó su pecho buscando alguna herida o corte.

-Mierda Lili...no pensé que fueras así- vaciló.

Ella rodó los ojos y lanzó diagnósticos a la herida en su cuello. -Estás ebrio, es una ventaja, voy a curarte, dolerá bastante, a si que el que estés ebrio ayudará.

-Si me matas, no te mataré, no podría hacerlo.

Ella lo ignoro y le abrió la boca, deslizando tres gotas de poción para reponer sangre y luego lanzó un hechizo para bloquear el veneno de el vampiro.

Comenzó a limpiar la herida y Draco bufó con dolor, luego, bebió un sorbo de la botella de Whisky en su mano.

El inclino la botella de Whisky hacia Amelia y ella ladeó la cabeza con confusión.

-Oh vamos Blanc, se que quieres.

Ella rio, -¿Quieres emborracharme?

-Mejor dos que uno.

Ella negó con diversión y siguió trabajando en las heridas, revisando el corazón y sus pulmones.

Esa noche, ella y Malfoy estaban sometidos. El no se inmutó cuando ella se inclinó aún más en su cuello, sintiendo la respiración de ella en su piel.

-¿Estás bien?- preguntó abruptamente mientras abría y cerraba su mano.

-Eso debería preguntarte yo a ti.

-Luna me dijo que estabas desaparecida, no respondiste las cartas de la chica Weasley o Potter.

-Oh, si, bueno... esto es duro. Pero estoy feliz por ti.

El iba a responder, pero suspiró con dolor mientras Amelia aplicaba una poción limpiadora en las dos heridas pequeñas.

Después de una hora, Amelia terminó y se paró frente a él. -Termine. No te recomiendo el que te vallas, puedes quedarte aquí si quieres. Hay muchas habitaciones vacías.

El se quedó mirándola, quería hablar, pero no sabía que decir.

-Bien, me quedaré.- sus ojos estaban burlándose.

El tiro de el brazo de ella hacia el sofá y ella cayó a unos centímetros de él.

-Puedes acompañarme, se que quieres hacerlo.

El se inclinó, apoyó su brazo en el respaldo de el sofá y la miró.

El escenario era igual al de la playa y la roca.

-¿Cuando te comprometiste con Astoria? - Preguntó ella y sus ojos brillaron levemente.

-¿Cuando supiste que yo te gustaba?

-Ya lo olvide, las fechas que tengo relación con gente insignificante son olvidadas por mi la mayor parte de las veces. - Respondió él y ella apoyó su cabeza en él respaldar del sofá, rozando su mano.

-Creo que desde siempre me gustaste...

-¿Cuando regresaste a la vida?

-Creo que...también lo olvide. -Ella rio. -Pero tuve un recuerdo de ti cuando toque el pergamino... nuestro pergamino... el de la Torre de Astronomía...

Ella le quitó el Whisky de las manos y bebió un sorbo.

El le sonrió con picardía.

-Quería verte...- murmuró ella sintiendo como el Whisky ardía en su garganta mientras se deslizaba y volvía a beber otro sorbo.

-Yo también.

El se quedó mirándola, se hundió en el café de su mirada y ella se quedó estudiándolo.

Ex novio, amor de su vida, ex mortifago.

Un minuto después sus manos estaban a cinco centímetros de distancia. Casi rozándose.

Darling Malfoy ; Parte DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora