Veintisiete

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Sabía a alcohol.

Fue un beso culposo. En el momento en que sus labios se tocaron, aplastó su cuerpo contra el suyo. Su mano en su garganta se deslizó hacia atrás y hasta la nuca. Enredo sus dedos en su cabello mientras profundizaba el beso.

Su mano acuno su mejilla en la palma de su mano.

El inclino la cabeza hacia arriba mientras seguía besándola.

Era el.

Fue exactamente como lo recordaba.

Era su Draco.

Ella estaba dócil y abatida en sus posesivas manos.

El se apretó contra ella mientras la besaba y ella lo acercó aún más.

Ella era de él y El de ella.

La estaba besando. Ella se había entregado.

Es un error. Es un error. Es un error.

Luego, Malfoy se apartó.

Se quedó allí mirándola.

Sus ojos estaban muy abiertos, como si acabara de darse cuenta de lo que había hecho.

Él estaba ebrio. No podía culparlo.

Esto no había significado nada. No era nada.

Como si no hubiera sucedido.

Ella...ella había besado a alguien...comprometido.

Se sintió como una sucia amante.

La había besado y ella lo había dejado.

Malfoy no fue amable, pero no lo hizo con intención de dañarla.

O eso quiso pensar ella.

Draco...Estás muy ebrio... y-yo... esto no es correcto. A-Astoria, ella...

Su mente se fracturó, la explosión de sentimientos le maldijo el cerebro y solo se quedó allí.

El no dijo nada. Solo asintió en silencio.

Aparentemente feliz.

No se veía fracturado.

—Ahora entiendo todo...Gracias Blanc, me sacaste un peso de encima.

—¿Que? E-Es decir, Draco, t-tu... te casarás. Estás comprometido.

—Lo siento, no te sientas mal...Tómalo como mi despedida de soltero...Lili... je serai toujours à toi.

Su mente no estaba en posición de traducir la palabra.

El desapareció en su oscuridad y ella corrió de regreso a su habitación.

Ella era mejor que esto.

Cuando llegó a su habitación, se fijó en el reloj.

Eran las 12:30...

Era primero de Enero.

Se había olvidado por completo sobre el Año Nuevo.

Draco la había besado, en Año Nuevo.

Y en días, quizás dos o tres semanas, se iba a casar.

Era el. No era alguien con multijugos.

Era Draco. Casi el Draco que conoció en sus años de Hogwarts.

Un poco más frío.

Pero,

Un poco más intenso.

El la dejó ir.

Tomó su varita y lanzó varios hechizos de anestesia en su estómago. Quería apagar las mariposas.

Matarlas. Hacerlas desaparecer.

Se detuvo cuando comenzó a arder.

Ella lo amaba. Ella lo amaba. Ella lo ama. Ella era de el.

Pero se sintió aterradoramente abrumada.

No quería ser la sucia amante. Aunque, haría todo otra vez, estaría dispuesta a sentir todo otra vez para llegar al momento en que Draco la besaba después de meses.

Haría lo que fuese.

Lo odiaba. Luego lo amaba. Y luego se odiaba a si misma.

Fue una sensación doble. Culpa y ganas.

Podía desaparecer. Podía confesarle todo. Podía morir.

La reacción a que el amor de su vida se casaría dentro de ese mes cayó sobre ella sin piedad.

Había emocionado algo solitario y doloroso dentro de ella.

No podía dejar que su corazón ganase. No podía decirle a Draco.

Ella no podía. No lo haría.

No lo haría.

No lo haría.

Ella podía soportar la sensación de ser traicionada por su cuerpo. No podía dejarse engañar por su corazón.

Si le decía, y si el, por desgracia correspondía, las cosas se alterarían. Astoria podía saberlo, y ella le diría a alguien más y así hasta que todos lo supieran.

La reputación de los Malfoy volvería a caer. Mucho más bajo.

No lo haría. Ellos no merecían estar abajo otra vez.

Darling Malfoy ; Parte DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora