xvi. enamorados de primera

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— ¿Por qué regalan flores? ni siquiera se pueden comer — se queja Chul-san al ver a un chico dándole dicho detalle a, al parecer, su novia

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— ¿Por qué regalan flores? ni siquiera se pueden comer — se queja Chul-san al ver a un chico dándole dicho detalle a, al parecer, su novia.

— Un disco duro externo o un teclado inalambrico durarían más.

Kim Jun-so ríe por los comentarios de sus amigos y da una mordida a su sándwich.  No saben lo difícil que es complacer a una mujer. El día de ayer Han se comportó muy extraño, más de lo usual, supone que tiene problemas en su empresa. Aunque eso no justifica nada. La peli-negra ha estado estudiando mucho y planeó una empresa "imaginaria" para su futuro, en la lista de sus logros se encuentra, expresado implícitamente, "tener una comunidad empresarial como Han Ji-peyong... o quizás peor"

— Yong-san tiene razón. Las manos lo son todo. — exclama Do-san alzando su palma derecha al aire. Sus amigos se miran entre sí con el ceño fruncido. Se levanta del regazo de Chul-san — ¿no creen que es un excelente día para programar? Miren el cielo, es hermoso. Miren ese color azul ¿por qué es tan azul? El viento es perfecto, el clima es una locura.

— No seas tonto — dice su amigo jalándolo de la camisa. De un momento a otro sale corriendo yéndose.

— ¿Qué le pasa? creo que enloqueció. 

— Como dice la canción "Good Day" de IU "está tan feliz que enloqueció"

— Simplemente amaneció alabando a la vida hoy. No lo había visto tan emocionado desde que lo conozco— sonríe Jun-so.

— Ay no puede ser... ¿Hoy todos se pusieron de acuerdo o qué?

— ¿Qué?

— Jun-so, no voltees — advierte, la chica frunce su ceño y se gira sin hacerle caso. Una sonrisa sale en su rostro al ver a Han viniendo hacia ellos con un peluche gigante. Corre hacia él — es cierto lo que nos dijo Do-san... Si eso es en lo que se están convirtiendo, no quiero volverme así.

— ¡Hannie! — exclama dándole un abrazo efusivo y corresponde su regalo.

— Vine a disculparme por mi actitud de ayer, sé que te veías algo triste — intenta decir lo mejor que puede. Quizás Han no ame de manera amorosa a Jun, pero es su novia, al fin y al cabo para que todo salga como lo planea debe demostrar afecto — también podría llevarte a tu casa hoy.

— Por supuesto— acepta. Ambos caminan y la pelinegra se agarra de su brazo — ¿cómo ha estado tu trabajo?

—Bien ¿y el de ustedes? supe lo que pasó con Morning Group.

— Bueno... Estamos intentando hacer un nuevo proyecto en base a una idea de Do-san, a mí me parece excelente porque es muy innovadora y es mucho mejor hacerlo juntos. Sinceramente el señor Won no me da muy buena espina.

— A mí tampoco — admite. Alza su vista. — mira, allá está tu grupo, deberías ir a trabajar.

— Sí, nos vemos después. — se despide de Han y se va casi corriendo a la mesa donde están sus amigos. — ¡hola! perdonen la tardanza, ¿qué dijo la señora con la que estaban?

— Nos dijo cómo le gustaría que fuera nuestra solución del proyecto.

— ¿Y qué fue lo que les dijo, señorita Jung? — pregunta Chul-san tocando sus lentes, Jun-so rueda los ojos por lo obvio que es.

— Primero, una gran habilidad de reconocimiento de textos e imágenes, incluso cuando el objetivo señalado se mueva. Es necesario el reconocimiento de caligrafía y dinero, parece que a los discapacitados visuales siempre los engañan con eso. Qué idiotas. ¿Pueden lograrlo?

— Sí/no— responden los tres programadores al mismo tiempo— las apps para ciegos ya tienen esas funciones, deberíamos ofrecer servicios distintos.

— Los desarrollados son sexis cuando dicen que lo lograrán — alaga Sa-ha, la sonrisa de Dal-mi se borra de inmediato. Se vienen los celossss.

— ¿Creen que podemos hacer que los perros hablen? — pregunta la directora.

— No creo, somos desarrolladores, no dioses.

— Ay, no sean tan negativos— murmura Jun-so.

— Sí, es imposible pero... si fuese ciega, necesitaría eso más que nada en el mundo, saber cuántas personas hay frente a mí... qué expresiones tienen... dónde está el cruce seguro. Me gustaría que mi mascota pudiese contestar a esas preguntas.

— Podemos hacerlo.

— ¿Ah?

— Dal-mi, eres una genio ¿cómo se te ocurrió eso?

— No creo que sea una genio.

— Ven, te explicaré.

Todos se miran confundidos cuando Do-san se lleva a Dal-mi corriendo.





Jun-so fue la primera en salir de las oficinas de Sand Box una vez que sus compañeros le dijeron que todo iba bien y no necesitarían su ayuda en más cosas. Los tres programadores están trabajando muy duro para que todo lo que están planeando hacer, cumpla con sus expectativas. La publicista está muy tranquila debido a que confía plenamente en ellos para el trabajo que conlleva, además de que prometió llevarlos a comer fideos si lo lograban.

La pelinegra llega hasta la entrada del edificio, donde se encuentra Ji-peyong esperándola en su auto blanco. Suspira profundamente y se sube rápidamente, dándole una sonrisa al cerrar la puerta.

— Dame la dirección de tu casa — pide abriendo el GPS— vives en el centro ¿cierto?

— Sípi.

— Bien— ambos se quedan en silencio unos segundos sin decir nada, Jun-so aprieta varios botones en la pequeña pantalla al frente suyo y se cruza de brazos un poco enojada. Pensó que Han haría algo más que sólo llevarla a su casa.

Mientras van por la ciudad, la chica sólo de dedica a mirar por la ventana la hermosa ciudad de Seúl. No había tenido la oportunidad correcta para recorrer sus vistas tan amplias durante la noche. Sonríe emocionada al ver a perritos siendo paseados por la acera y los saluda efusivamente. Han le da una mirada y una pequeña sonrisa sale en sus labios pero la borra inmediatamente y continúa conduciendo. Han no es un hombre de sentimientos profundos, jamás le ha gustado alguien y tampoco recibido amor. Pero, por alguna razón extraña, la compañía de Jun-so lo ha hecho sentir diferente. De una manera de la cual todavía no se ha dado cuenta.

Jun-so se gira un poco mirando detrás de ella y ve una bolsa la cual ignora. Han Estaciona el coche en el callejón del apartamento de la chica, esta hace una mueca pensativa. — ¿Mañana desayunamos juntos? — pregunta sonriendole.

— Tengo reuniones temprano— la chica hace un puchero. — en unos días... es tu cumpleaños ¿no?

— Sí, ¿cómo sabías?

— Facebook me avisó antes — responde sin preocupaciones. La peli-negra rueda los ojos pensando que diría algo más conmovedor.

— Okey... Buenas noches.

Se baja del auto sin decir más nada y sube por las escaleras llegando hasta la puerta de su casa, donde al entrar, cierra la puerta dejando el ramo de flores en el mesón y suspira pensando si Han es naturalmente un tipo de poco afecto.











𝖙𝖍𝖊 𝖒𝖎𝖘𝖘𝖎𝖓𝖌 𝖍𝖊𝖗 ━━ start up, Han Ji Pyeong《 completa en español✔︎ 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora