xxxviii. dichos sinceros

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¿Han escuchado el dicho: "el amor es ciego"? tal vez muchas veces, es lo que casi repiten esos amigos a los que les pides un consejo sobre alguien que gusta de tí. Así como cuando aquella persona que más quieres te traiciona, te duele y llegas a odiarla, pero todos sabemos que eso jamás llegaría a pasar del todo. No puedes evitar sentirte mal cada vez que lo recuerdas. Nadie te dice cuándo tiene que dejarte de doler. Es un proceso. Toma tu tiempo de volver a sonreír. El amor es como una canción de cuna; lo cantas y te duermes hasta que vuelves a abrir tus ojos.

Jun-so recoge sus cosas de su escritorio una vez que termina de una dura noche se trabajado, son pasadas las ocho de la noche y se encuentra sola en la oficina, preparándose para volver a su hotel. No ha hablado en un tiempo con Han desde lo sucedido de la apuesta, no se siente incómoda con él, solamente presiente que él sí lo está. Lo cual es completamente una mentira. Alza su vista cuando siente toques de madera cerca suya, viendo al hombre en sus pensamientos en la puerta.

—Hola ¿te llevo? —pregunta, ella asiente y toma su bolso apagando las luces.

— ¿Qué haces aquí tan tarde? pensé que saldrías más temprano— pregunta mientras caminan hacia el ascensor

—Yo... Tuve que arreglar unos asuntos con la señora Yoon sobre nuestra inversión. Ví las luces encendidas de Cheongmyeong Company y quise ver quién estaba ahí —miente. Se le está haciendo costumbre hacerlo sólo para acercarse.

Bajan hasta el estacionamiento donde se acercan al lujoso coche del inversionista. Abre la puerta dejándola pasar y la chica le agradece con una sonrisa. Conduce por las calles de Seúl, las cuales se encuentran más iluminadas que nunca. A Jun-so le encanta pasear a esta hora por la ciudad, considera que no hay tantas personas en la calle y así admira mejor las vistas. Se detienen en un semáforo, Han se voltea a mirarla dándose cuenta que está saludando al perrito asomado por la ventana del auto de al lado. Hay cosas que nunca cambian.

—Me encanta la brisa de la noche ¿a tí no? —murmura cerrando sus ojos aspirando el olor a estofado del restaurante que acaban de pasar

— ¿Tienes hambre?

—Mmmmm no, no tanta. De todas formas no podría, mi dieta no me permite grasas de ese tipo. No quiero arriesgarme.

Han aparca el coche a un lado del edificio del hotel.

— Jun-so— le llama, ella lo mira — si tú... no hubieras apostado con la señorita Jung... ¿me hubieses besado?

La peli-negra duda antes de contestar— la verdad es que me arriesgué demasiado, enserio, y no pude negarme cuando me lo propusieron... No sé cómo responderte.

— ¿Sientes algo por mí? —pregunta directo. Jun-so se queda en shock sin saber qué decir. Últimamente ha estado muy extraña y no sabe si lo que siente es real o solamente producto de su mente.

—Lo siento. No puedo hacer esto—se disculpa bajándose del coche.

Cierra la puerta y camina rápidamente hacia el interior del hotel, donde toma su tarjeta y sube el ascensor hasta su piso. Sus guardaespaldas están haciendo unos deberes los cuales mandó a hacer así que pasará casi toda la noche sola, el momento perfecto para aclarar su cabeza. Tiene miedo. De que todo se repita de nuevo, que no sea correspondida y eso termine haciéndole daño. Es lo que más teme actualmente. Al llegar a su habitación abre la puerta e iba a cerrarla cuando una mano la detiene, abre sus ojos al ver a Han. Quien entra al cuarto decidido y cierra la puerta, girándose a mirarla.

— Siento muchas cosas por tí, Jun-so y... sé que lo que pasó te hirió, y lamento eso porque es mi culpa, pero... No puedo evitar pensar en tí todo el día.

Ji-pyeong se acerca a Jun-so en el pasillo estrecho de la habitación. La chica choca con la pared nerviosa.

— Se supone que no debo perdonarte...

—No es necesario que lo hagas. No es tu obligación — agarra sus manos—sólo... Si tus sentimientos son iguales que los míos, me sentiré satisfecho así.

—Ji-pyeong... — sus palabras se cortan cuando el hombre acaricia su mejilla observándola.

— Te quiero— confiesa—sinceramente, con todo mi corazón.

Se inclina posicionando sus labios encima de los de la chica, dándole un beso emotivo. La atrae hacia él por la cintura pasando sus manos grandes por su espalda. Al separarse, la pelinegra se encuentra paralizada por lo que está pasando. Su primer enamoramiento se le está confesando verdaderamente. No puede evitar emocionarse. Acomoda un mechón de su cabello corto detrás de su oreja.

—Yo...

—No lo digas— coloca su dedo índice en su boca —ya dijiste mucho hace 3 años, ahora yo tengo que amarte.

—Quiero ilusionarme contigo pero... tengo miedo de decepcionarme de nuevo—susurra. Han da nuevamente un paso hacia ella tomándola por sorpresa, traga en seco al verse completamente acorralada y, debido a que es más alto que ella, siente que su superioridad es mayor.

—Te mereces todo lo bueno de mí y por eso hago esto, Jun-so. Cada vez que necesites apoyo, yo seré el primero en estar ahí. Si me dices que tienes problemas yo trataré de resolverlos. Si quieres que salte de un edificio para demostrar mi amor, lo haré. Haría cualquier locura por tí.

—¿Por qué?

— Porque soy otro de los idiotas que tienes a tus pies... pero, a diferencia de ellos, yo soy el que más te ama.

Ji-pyeong da un beso en su mejilla y vuelve a besarle, Jun-so tira su bolso al suelo de la impresión y pasa sus brazos por su torso sintiendo mariposas en su estómago. Nunca imaginó que esto pasaría, desde hace tiempo se había guardado sus emociones para ella misma y ahora se siente diferente. ¿Para qué negarlo? sigue enamorada de Han Ji-pyeong, tanto que no se daba cuenta y si lo dejaba pasar sería más fácil para los dos. Un completo error.

La pelinegra posiciona sus manos en su pecho y avanza sus pasos hacia adelante cambiando de roles. Lo agarra del cuello regresando sus labios a los suyos. El hombre contornea su figura delgada. Ambos se separan por la falta de aire en sus pulmones. Jun-so se sonroja excesivamente.

—¿Por qué te sonrojas?

—Es que... tienes labial rojo en toda tu boca, lo siento —dice sonriendo levemente. Él ríe y saca el pañuelo de su traje limpiándose. Al terminar, toma la mano de la chica y le da media vuelta en su mismo eje abrazándola por la espalda.

— ¿Puedo ser tu novio? —pregunta de repente. Jun-so abre levemente sus ojos y se gira a mirarlo.

—Por qué me lo pides así?

—Porque yo soy el que debe sentirse honrado por salir contigo —sonríe, ella rueda sus ojos apenada.

— De acuerdo... ya es tarde, deberías irte.

— Quiero quedarme.

—No, ya vete, tonto —lo agarra del brazo llevándolo a la puerta—no puedes estar todo el día conmigo.

—¿Por qué no? puedo estar todo el día admirándote como una obra de arte.

La pelinegra ríe. Deja un beso en su frente despidiéndose de su ahora novia y sale de la habitación. Jun-so abraza a Kitty y se tira en su cama llena de felicidad. Han, por su parte, no puede parar de sonreír.

El amor no es ciego, sólo hay que saber buscar a la persona que va a abrirte los ojos.






𝖙𝖍𝖊 𝖒𝖎𝖘𝖘𝖎𝖓𝖌 𝖍𝖊𝖗 ━━ start up, Han Ji Pyeong《 completa en español✔︎ 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora