xxviii. mil maneras de amarte

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— Bien, lo compro, pero voy a remodelar por completo ese lugar, quiero todas las decoraciones y la estética similar a la sede en Tokio ¿de acuerdo? Que mañana mismo comiencen a trabajar los obreros, lo quiero listo antes de que acabe el año — habla la chica por el teléfono

— Sí, señorita Kim.

La pelinegra cuelga el teléfono dejándolo en su bolso y sigue prestando atención a la reunión de sus amigos. Hoy es el primer día trabajando con ellos, ya obtuvieron el permiso temporal así que lo que prosigue es impulsar a Tarzán hacia la meta. Jun-so ya encontró un edificio para la nueva sede de Lovely Fundation lo que ya quitó un deber de su lista, pero en unos días tiene un desfile importante, por lo que todavía estará más ocupada aún.

—Acabamos de conseguir nuestro permiso laboral, no podemos entrar a la subasta así de repente sin esperar nada.

— Pasamos la prueba brillantemente, creo que podríamos ganarla.

— Hablemos en privado.

Dal-mi y su hermana salen de la pequeña sala dejando a los demás en espera.

—Es como pedirle a un niño que entre a la universidad.

—Yo lo hice cuando estaba en primaria. — dice Do-san relajado.

—Deberíamos intentar entrar, después de todo, no perderíamos nada con intentarlo y si ganamos será lo mejor que nos haya pasado. No comprendo los pensamientos de Dal-mi. Quiere triunfar pero no se lanza al fuego — opina Jun-so

—Quizás está... nerviosa.

— ¿"Nerviosa"? ¿es una broma?

— Señorita Kim, esto es para usted. — habla Daniel entregándole una pequeña caja, ella la toma frunciendo su ceño y la abre viendo un collar de diamantes. Rueda sus ojos. Ji-peyong.

— Véndelo, y el dinero dáselo a una fundación de mi lista de las cuales apoyo— responde sin importancia volviendo a su teléfono. Sus amigos le dan una mirada confundidos — ¿Qué? no acepto regalos de cualquiera—miente. Nadie puede saber que Han está intentando arreglar las cosas, sería peor.

Do-san se va. Jun-so se levanta también yéndose a la oficina con sus guardaespaldas detrás de ellas, quienes se quedan en la entrada. Se sobresalta cuando hay un peluche gigante en su escritorio.

— ¡James! —grita, el chico rápidamente llega a su lado. Le señala el oso — sácalo de aquí y recíclalo, puede dañar el medio ambiente.

— Sí, señorita Kim.

Se sienta en la silla giratoria suspirando. 《 Han es tan insistente, si sigue así voy a tener que darle la cara 》apoya su mentón en su mano aburrida hasta que llegan los demás a trabajar. La pelinegra aprovecha unos minutos para arreglar la agenda sus desfiles, levanta su mirada curiosa y ve a Chul-san ayudando a Sa-ha, quien no le está prestando atención para nada. 《 Estos dos van a terminar juntos. 》

— ¡Hey! ¿Cómo estan? — saluda el primo de Do-san. — ya tengo el video del día de permiso lista, aquí la tienen.

— Gracias.

— ¿No nos vas a cobrar nada?

— No, en realidad... vengo para que me den su opinión sobre algo. Es una app de tarot.

— Paso. Debo hacer unos pendientes que tengo y de paso almorzar algo, nos vemos después — habla Jun-so recogiendo su bolso para después salir.

Entra al ascensor bajando hasta llegar a la cafetería y sentarse con James y Daniel. Pide una ensalada liviana para pasar el hambre voraz que tiene y un "robot estante" se la trae.

— Dios, esto es tan interesante. Gracias. — murmura, come revisando su celular — tengo una colaboración con Pepsi en menos de 1 hora ¿cierto?

— Sí, señorita Kim.

— Ay, me encanta trabajar con los empleados de ahí, son amables y siempre me regalan comida deliciosa... Oh ¿y si les decimos que nos den muchos? se los podría pagar... ¡y dárselo a los niños de la calle!

Los gemelos evitan reírse de su jefa por su gran entusiasmo. Jun-so siempre ha estado muy pendiente de hacer labores sociales por las personas de bajos recursos o vagabundos, es una muy buena persona. Termina de comer y paga

—¿Pueden esperarme en el auto? sé que van a demorar en sacar el auto porque siempre hay alguien que estaciona como se le dé la gana. Además, quiero comprar un batido nuevo mientras tanto.

Asienten yéndose enseguida dejándola sola en la cafetería. Una mentira, ellos andan detrás de ella cuidándola 24 horas al día, sólo usó una excusa para estar sola. Espera unos minutos donde hace figuras con las servilletas, tratando de aclarar su mente, la cual le dice que ni en un millón de años debe perdonar a Han. Si lo llega a hacer, volvería a ser la misma Jun-so inocente. Jamás la amaría.

No soy lo suficientemente atractiva para gustarle a alguien

Aprieta sus puños molesta consigo misma y empieza a a rascar sus piernas. No pierde tiempo y toma sus pastillas. Un ataque de ansiedad no sería correcto en público. Se levanta de la mesa caminando al ascensor, del cual aparece Do-san.

— Jun-so, pensé que ya te habías ido ¿A qué piso vas? — pregunta.

— Al B4, me están esperando allá— murmura.

Se posiciona al lado de su amigo, pero antes de que se cierren las puertas una mano la detiene, dejando ver a Dal-mi y Ji-peyong, quienes miran a sus "ex amores" un tanto sorprendidos por la situación. El ascensor iba a partir pero el castaño lo detiene.

— ¿No van a entrar? — pregunta. La peli negra maldice en su interior al sentirte aún más nerviosa. Necesita irse. Rápido.

Ambos pasan. Jun-so se hace para atrás y Han se coloca a su lado. Intenta darle la espalda para que no la vea. Desafortunadamente ellos también van al B4.

Kongjaban. — exclama Han de repente hacia Dal-mi — dile a tu abuela que para la próxima, haga Kongjaban.

Jun-so frunce su ceño. Lógicamente él ha estado muy unido con la familia Seo, lo cual significa que aún sigue enamorado de Dal-mi, y, aunque a Jun no le importe, le duele que algunas cosas no hayan cambiado para nada. Su respiración se acelera y rasguña más fuerte sus brazos, de repente el ascensor se detiene bruscamente.

— Disculpen, nos quedamos varados en el elevador del edificio principal de Sand Box — habla la castaña por por altavoz.

— Enseguida vamos para allá.

Pasan segundos, minutos, Jun-so hasta sintió pasar horas. No puede soportar estar más ahí, en especial especial Han que Do-san comenzaron a discutir discretamente. Saca más pastillas. Han se da cuenta de eso.

— Jun ¿estás bien? — pregunta enseguida. Ella ni lo mira ignorándolo y apenas las puertas se abren gracias a los ayudantes, sale casi corriendo yéndose.

Baja las escaleras de emergencia pero se detiene comenzando a llorar y se sienta en uno de los escalones descargando todo el dolor que siempre ha tenido comprimido.











𝖙𝖍𝖊 𝖒𝖎𝖘𝖘𝖎𝖓𝖌 𝖍𝖊𝖗 ━━ start up, Han Ji Pyeong《 completa en español✔︎ 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora