CAPÍTULO 38: PÓLVORA

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Las labores en aquella casa en la montaña no eran cualquier cosa y la RFA no sabía que no solo irían como invitados. En realidad, a cada uno se le asignó diversas actividades, ¿no eran vacaciones? Lo eran, pero la familia de Rissa se dividía las labores y cada miembro de la RFA simplemente no podían estar ahí mirando cómo los demás hacían.

Así que como buen líder que era (o intentaba serlo) el joven Kim se ofreció para dar una mano en lo que pudieran, la familia de Rissa y ella misma se negaron, pero no hubo poder alguno cambiar de opinión al pelimenta y menos cuando los demás chicos –unos más animados que otros- se unieron a la causa. Hasta ese momento era normal. A Yoosung lo enviaron a la cocina y él estaba feliz de aprender platos típicos de otro país. Mientras que Seven ayudaba a unos primos de Rissa con el cableado de la casa como del establo. Era dos aciertos. Jaehee, que parecía tener la mente en otro lado, ayudaba con los suministros para los animales. Así que, asear y alimentar a los animales de esa pequeña granja era misión de Zen, V, Rissa e Isa. Era cómodo y perfecto, pero...

-¡Descuida! ¡Y-yo p-puedo hacerlo sola! –decía la joven coordinadora cuando sujetaba algo entre sus manos y daba media vuelta para irse muy lejos de él.

V no entendía bien qué hizo. Sabía que Isa era una joven muy fuerte. Esos dos años conociéndola le demostraron que ella podría contra todo incluso su falencia. Capaz por eso se enamoró de ella. Era como una pequeña y poderosa flor que era capaz de levantarse donde sea por voluntad propia, pero ¿por qué lo evitaba?

Desde hacía unos días la joven ni cruzaba mirada con él. Cuando llegaron a casa de Rissa, Isa lo miraba e incluso se sentaba al lado suyo, pero de un momento a otro... la joven mantenía su distancia.

Pensó que capaz era lo que llamaban "cosa de chicas" y debía darle su espacio. Al fin y al cabo, él solo era un amigo. Era amargo admitirlo, pero solo eso era y no podía ambicionar más. El joven Kim aceptó no pasar esa línea. Lo prometió aquel día que ella lloró en sus brazos en el hospital. Que la protegería y siempre cuidaría de ella. Y claro, uno puede proteger mas no amar o pensar en algo más. ¿Quién era él? Incluso si veía desde un panorama más extenso, él era el mejor amigo se ex prometido. Y se enamoró de ella incluso antes que esa relación acabara, ¿no era una basura de persona?

Entonces, decidió protegerla siempre respetando aquel límite. Esa línea que nunca debía pasar y dejar que Isa sea feliz. Eso bastaba. Para su corazón eso era suficiente: ser parte de su vida y verla feliz. Así que, ¿Qué hizo mal? ¿la ofendió en el viaje? ¿actuó como no debía? ¿O capaz se tomó muchas atribuciones?

En el desayuno intentaba sentarse con ella, pero bajaba tarde o sentaba a la señorita Rissa al lado suyo. Y en el otro asiento traía a Zen. Claro, entendía eso. Zen no estaba pasándola bien. Había renunciado a sus sueños y ahora era un cajero de una tienda de convivencia. En sí "Zen" había dejado de existir para dar paso a un chico con la mirada baja que era el primero en pedir limpiar los establos. Isa se negó rotundamente y V la apoyó, pero esos ojos rojos podían más que ellos y como no querían preocupar a la familia de Rissa:

-¡Pero Zen!

-No vine a ser un inútil, baby. –fue lo que había dicho.

-¡P-pero puedes hacer otra cosa! –insistió la joven.

-Sé... sé limpiar bien. –su mirada no tenía brillo.

Antes de cualquier replica, Rissa terminó lanzándole una escoba y unos cepillos. Zen no dijo nada y fue a los establos. Era doloroso ver cómo acaba un joven que simplemente amó. E Isa quería correr a consolar, pero Zen no se dejaba. Era como si el joven hubiera puesto un muro alrededor suyo y nada podía pasarlo. Y cuando V intentaba calmar a Isa, ella se ponía nerviosa y terminaba yéndose a otro lado. Mayormente terminaba discutiendo con Rissa sobre cómo estaba actuando.

PÉTALOS CAÍDOS [SEGUNDA TEMPORADA]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora