Nuevamente estaba entre sus brazos, en su cuerpo. Entrando y saliendo. Gimiendo de placer por el roce de sus sexos. ¿Por qué fue nuevamente? ¿Qué tenía esa mujer que lo llevaba a buscarla? No lo sabía, pero en ese momento tampoco es que le importase. Simplemente escuchaba que los gemidos de su amante iban en aumento mientras sus uñas se impregnaban en su espalda. Zen quería sentir más y más, mientras esta buscaba sus labios, metía su lengua y saboreaba todo de él.
Simplemente él fue al camerino a esperarla. Su cabeza estaba nublada, como si una gran nube gris bloqueara su visión y simplemente su cuerpo se movía por la necesidad como por el deseo. Y cuando ella entró, le sonrió y de quitó la ropa. Estaba nuevamente desnuda ante él y eso lo excitó más. Terminaron haciendo esa noche, pero ahora era distinto. Ella le había dado la dirección de donde vivía antes de irse para hacer otro espectáculo. Un lugar algo alejado que tuvo la osadía de preguntarle a Isa dónde quedaba ese lugar. La joven se había ofrecido a acompañarlo y su cara era claro: No quería dejarlo solo. Más él siendo un extranjero que podría estar a merced cualquier persona con malas intenciones. Sin embargo, Zen se negó. Solo pudo decir que iría a pasear por la mañana. Tuvo que mentirle a su coordinadora, ¿por qué? ¿por qué no decirle que estaba viendo a una mujer? ¿qué de malo tenía? Ni él comprendía bien. Por un momento pensó que se trataría de la lujuria de lo "prohibido". También era el hecho que Isa no estaba bien. Ella se estaba recuperando y él prefería tratar este tema en privado. Su cabeza estaba nublada.
Terminó caminando por esas calles buscando la dirección. Y cuando menos lo pensó, estaba ahí. Él desnudo penetrando a esa mujer que no sabía su nombre. Aferrándose a su cuerpo más y más mientras disfrutaba del placer mundano, mientras iban llegando al clímax. Él se vino con todo su ser al igual que su amante, hasta que quedaron tumbados en aquella cama. Ella encima de él, agitados con el corazón latiendo a mil.
El silencio se prolongó hasta que sus respiraciones se calmaron, ¿qué seguía? Las veces que habían estado juntos simplemente sobraban las palabras que en ningún momento se dijeron ni el saludo. Así que, no sabía muy bien qué se supone que debía hacer o decir. Lo más normal sería acariciarla, pero Zen no conocía en sí a esa mujer. No sabía sus gustos ni cómo se llamaba en sí. ¿Sexo casual? ¿Era eso? Pero él no era ese tipo de sujetos, ¿qué hacía ahí? La mujer alzó la mirada. Se quitó los mechones del rostro y buscó sus labios, los beso despacio.
-¿Más tranquilo?
-¿C-cómo? -no entendía la pregunta.
-Cuando... tuvimos sexo la primera vez estabas ofuscado. -le dijo mientras se enrollaba con las sábanas blancas y se sentaba al costado del albino- Deberías quitártelo. -señalando al preservativo que tenía.
-Ah... -Zen le dio la espalda y se lo quitó para tirarlo en la cesta de basura- Me llamo Zen. -decía apenado.
-¿Zen? -la rubia parecía curiosa- ¿Zen estás mejor?
-No me has dicho tu nombre. -le increpó. La mujer rió, ¿ese chico quería saber sobre ella?
-Rebecca, pero me dicen Becca. -le sonrió cuando él la miró.
-Un... un gusto. -Zen sentía la escena muy incómoda. Así no era la forma de conocer a alguien, no para él.
-Entonces, ¿mejor? -se sentó al costado suyo.
-Sí... las cosas... han mejorado. O eso espero. -miró a otro lado cuando la mujer empezó a jugar con sus mechones- Perdona mi comportamiento.
-¿Cuál? Si te refieres a esto... -mirando las ropas en el piso- Se necesita de dos. -Zen no dijo nada- ¿Quieres comer? -ni él sabía. Para aquella rubia era como sacar cucharadas de información- Pediré comida. Es mejor comer algo, tendré una noche algo larga.
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PÉTALOS CAÍDOS [SEGUNDA TEMPORADA]
ФанфикSecuela de "Miles de Pétalos". Ha pasado un tiempo desde esa noche en donde todo acabó, los pétalos en los árboles han caído. Dando paso a unos nuevos, intentando florecer mejor que antes. Porque ante todo; si el tronco se mantiene firme, florecerá...