COREA DEL SUR
Sus dedos iban de un lado a otro al descifrar un código que gente como él estaba entrenado a romper. Era sencillo como tantos trabajos que tuvo y tendrá.
-¿Terminaste? El jefe pide la información.
-¡Madammmm! –giró en su asiento- ¿Lo dudabas? –decía girando en su índice aquel USB. Tenía la información necesaria y lista.
-Ajá. Es tú trabajo. –se lo quitó de las manos- tenías qué, idiota.
-Je, je, je.
-Ahora vete a comer.
-¡Las fantastic—! ¡Auch! ¡Hey!
-Deja de comer tanta comida chatarra y aliméntate bien.
-¡¡¡Madam!!!
-¡No me molestes! Lo que menos quiero es que te desmayes en plena misión, idiota. Además, ¿vas a ir?
-Eh.... ¡Iré por espárrago al supermercado! –se pudo de pie de inmediato y salió corriendo de ahí.
Era verdad. Si bien había resultado difícil volver a Corea con todo lo que pasaba ahora en Japón, su trabajo lo requería. Y mucho, pero haber dejado a Zen así no era nada agradable. Lo que menos esperó es que nuevamente un golpe... ¿amoroso? Desestabilizara más a la RFA.
Cuando pasó todo lo de Isa, Seven no supo qué hacer. No era culpa de Jumin hasta cierto grado, pero él contribuyó a hundirla más. Por eso intentó buscar a las personas detrás de todo el accidente por meses. Buscó y buscó y nada. Simplemente los involucrados habían desaparecido sin dejar rastro. Ni el siendo un gran hacker pudo hallar a los culpables. No sabía si ello serviría para apaciguar ese dolor o capaz ese amor no se secara.
Fue cuando con un nudo en la garganta viajó a Japón. Luciel se sentía mal. En sí nada pudo hacer por Isa y tuvo que dejarla ir sin más. Nuevamente otra persona que quería no podía hacer nada. Y fue cuando él mismo fue quien se llevó la sorpresa.
Isa Ishiguro no era la antigua Isa ni la que llevó sus pedazos de regreso a casa. No había nunca de ella: era otra. Muy distinta una mirada más tierna que antes con un leve fantasma de dolor. Pero parecía que eso no importaba cuando estaba con él.
"¿Te gusta... Isa?"
Era una pregunta que le soltó el día que se marchó. Dejó congelado a V por completo. El joven abrió sus pupilas y sus manos quedaron al aire mientras un rubor en sus mejillas iba apareciendo. Era claro. No necesitaba respuesta alguna de él.
La pregunta era: ¿Era correcto? Capaz ese silencio lo decía, pero ¿quién se supone que debía tener la respuesta a ello? ¿Quién establece a quién amar y a quién no? Y más que nada, ¿qué establece que la persona indicada sea una y no otra? Solo recibió un asentimiento de él.
"Entonces... cuídala. Tú... tú si tienes que hacerle feliz."
Fue la última oración que dijo antes de perderse entre la gente en el abordaje. Seven sabía que no era la persona correcta para cuidar de Isa. Al principio pensó que Dios era cruel por despertar esos sentimientos, pero de un momento a otro no supo cuando cesaron o cuando solo podía desearle felicidad independientemente de él. Era como si él tuviera que ir por un camino diferente. Aunque claro, él siempre iba por un camino que nadie podría acompañarlo.
En eso, sonó su teléfono con una notificación de Jaehee:
"¿Podemos vernos?"
Respondió rápido y terminó en uno de sus bebés rumbo a una cafetería cerca de C&R. La joven estaba en su hora de descanso y pedía hablar con él. El aroma de primavera se sentía más fuerte con las flores que iban floreciendo y el aire revolvía sus cabellos. La gente iba con ropa más ligera y niños con bolas de helado. Las pistas estaban tranquilas que sintió ir como en nubes, el problema es que cerraron la avenida principal que lo hizo ir por una auxiliar. Y fue cuando todo pareció ir más lento cuando por el lado derecho un gran muro de piedra lo seguía. Fueron breves momentos que sus ojos pudo ver la entrada a ese templo de piedra en aquel monte. Resultó extraño. Muy extraño. Como si algo o alguien estuviera esperándolo. Como si él conociera ese lugar tan desconocido. Su corazón latió con ansias y deseo sin saberlo. Algo había ahí, aunque lo ignoró. Y terminó estacionando cerca del encuentro de la joven.
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PÉTALOS CAÍDOS [SEGUNDA TEMPORADA]
FanfictionSecuela de "Miles de Pétalos". Ha pasado un tiempo desde esa noche en donde todo acabó, los pétalos en los árboles han caído. Dando paso a unos nuevos, intentando florecer mejor que antes. Porque ante todo; si el tronco se mantiene firme, florecerá...