CAPÍTULO 20: HERMOSOS MECHONES

291 22 10
                                    

"No podrá volver a mover el brazo."

¿Por qué? ¿Por qué esa persona le decía eso? ¿Por qué era tan cruel en decirlo sin anestesia? ¿Acaso ella no merecía un poco de compasión? Y como si todo fuera pintado en matices negros, cada palabra como cada recuerdo se teñía de un color oscuro. Lo recordaba tanto como el dolor de los vidrios incrustándose en ella.

"Ya no puedo, me cansé."

¿Cansarse? ¿De qué? ¿Qué era lo cansado para rendirse? No lo entendía, pero podía ver la escena repetirse delante de ella. Las palabras crueles como su mirada fría cuando iba incrustando más dolor en su corazón. Cuando él soltó todo ese disgusto y simplemente ella le resultaba una persona... desagradable.

"Es inútil."

¿Qué era inútil? ¿Haberlo querido? ¿Querer ir en contra de todo lo que los demás decían por amarlo? ¿Eso era llamado por él "inútil"? Pensó en un momento, mejor dicho, durante días en qué momento sus esfuerzos fueron "inútiles". En qué momento ella le falló para que él diga eso, para que la olvidara, pero esa escena no decía nada. Simplemente era una mera repetición de ese día.

"¿Tú crees que obligándome a tenerte en frente mío voy a sentir algo por ti?"

¿No se puede? ¿Acaso el amor no consiste en eso? ¿Acaso no era el apoyo mutuo y la complicidad? Aquella que él le demostró cuando la hacía suya, cuando la tenía en sus brazos y la hacía su mujer. ¿Pedir eso era obligarlo? ¿Eso era amor? Ella solo podía ver cómo aquella pequeña se aferraba a él y lloraba. Rogaba ser amada, rogaba incluso ser un mueble con tal de permanecer a su lado porque el amor no entiende cuando te humillas, no entiende cuando la mirada como los gestos cambian a un desprecio. Y más cuando te vuelves algo valioso a un ser despreciable.

"Madura de una vez."

¿Su amor era inmaduro? ¿Era eso? Capaz sí. Al fin y al cabo, ella estaba llorando en el piso cuando él se fue. Cuando él dijo esas palabras y la dejó ahí con el dolor en el cuerpo y en el corazón. Ella lo llamó, pidió por él. Pidió que su Jumin viniera, que estuviera ahí como muchas veces se lo había prometido, pero no fue así. Todo se hizo oscuro. Él simplemente apartó la mirada de ella dejándola destruida. Dejando que esa hermosa flor desojara sus pétalos. Los pétalos caídos de su corazón que pensó que el amor fugaz podría durar más que simples once días. Dolía, dolía ver a esa pequeña ahí en sombras mientras ella no podía hacer nada. Ella no podía ir a abrazarla y decirle que todo estaría bien. Ella estaba inmóvil, sujetada y sin voz.

-¡No llores! ¡No lo merece! ¡No sufras! -intentó que sus palabras llegaran a esa joven- ¡Me tienes a mí!

Pero veía cómo esa pequeña persona era sumergida entre la oscuridad y el dolor. ¿Qué le dolía a ella de todo ese espectáculo? ¿Las palabras de Jumin o cómo ella quedó? ¿Qué dolía más? Era claro: un amor no te deja así. Un amor no te trata así. Gritó por ella, gritó tanto que sentía que moriría. Sus gritos mudos que nadie escuchaba. ¿Alguien podía estar ahí? ¿Alguien podría escucharla? Mejor dicho, ¿alguien podría sacarla de ese hueco?

Despertó de golpe. Sus ojos se abrieron de golpe a la realidad. Sí, nuevamente era un sueño, mejor dicho, una pesadilla. Isa se sentó de golpe con el corazón latiéndole a mil. Puso su mano en el pecho. El sudor como las emociones en su máxima expresión estaban ahí. En ella. Habían sido meses desde que no tuvo pesadillas, desde que dejó de recordar esa noche tan negra en su vida como la cabellera de él, pero como un recordatorio que no la dejaría, esa pesadilla había vuelto. Algo distinta porque siempre se vio en primer plano. Viviendo todo eso ella misma, pero ahora no era así. Ella solo era una espectadora de una antigua Isa que fue tirada al viento sin contemplación. Las lágrimas cayeron, pero ¿a qué? ¿Por ella o por la escena? ¿Qué era lo que dolía?

PÉTALOS CAÍDOS [SEGUNDA TEMPORADA]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora