Sus ojos no dejaban de mirarlo, desde un movimiento hasta otro. Solo lo miraban a él divertida. Como si fuera un juego tenerlo así, hipnotizado. Solo fijados en ella. Sí, eso era muy divertido. Y por más que su mirada lo dejara de lado por un momento; al volver a él, seguía ahí. Los ojos rojos volvían cada noche para verla, para hipnotizarse con su cuerpo. No sabía cómo se llamaba ese joven, ni qué hacía ahí exactamente, pero era excitante tenerlo. Pensó que se trataba de otro cliente que venía por un poco de diversión, sin embargo, al pasar los días se dio cuenta que no era así. Que en realidad ese chico solo se quedaba en la barra y la miraba desde ahí. Pedía una cerveza, se sentaba y ya. Solo eso. A lo único que reaccionaba era a su teléfono, dependiendo de la reacción que tuviera, se quedaba o no. ¿Quién era o qué querían de él para que fuera así de diligente por un mensaje? Curiosidad sentía esa mujer mientras su cuerpo danza en el estrado, mientras la música le acompañaba. Y de un momento a otro, ese chico ya no estaba.
Pero claro, nadie sabía en realidad lo que pasaba por la cabeza de Zen. Desde que llegó a Japón muchas cosas habían cambiado. Demasiadas que no podía ni explicarlo en una noche con una buena cerveza, ahora solo importaba responder ese mensaje. Caminó por las calles de aquel lugar. Ya eran meses desde que llegaron ahí y podría decirse que las calles le eran algo conocidas, aunque a veces la caligrafía del lugar le jugaba pasadas. Como de la que salía.
Buscando a Isa terminó en ese lugar de diversión nocturna. Donde iban tanto hombres como mujeres para tomar algo y ver algún espectáculo. Pensaba darse media vuelta e irse. Al fin y al cabo, Isa no estaría ahí, pero un grupo de mujeres fueron muy coquetas y sobretodo, persistentes. Lo llevaron a la barra sin que él pudiera hacer algo y le ofrecieron una bebida. "Cortesía de la casa" le habían dicho, pero él no tenía tiempo para eso. Isa de un momento a otro desapareció. Nadie sabía dónde se metió o si capaz algo le pasó. Y la relación con su familia dejaba todo esto mucho peor, y aún así, él estaba rodeado de mujeres con un considerable escote.
-Solo una visita. -le dijo una sonriente mientras Zen buscaba palabras para irse.
Cuando menos pensó y luchó, todo el lugar se volvió oscuro. Perdió visión de todo y de todos, se preocupó un poco. Sea un lugar bueno o no, no importaba porque la única realidad era que estaba en un lugar extraño y lejano. No podía simplemente decir en el chat que estaba en aprietos o algo así, ¿quién vendría a su rescate? ¿Seven? Estaba a kilómetros de distancia, ¿V? Él estaba mucho peor. Él había recibido todo el peso y odio de los Ishiguro. ¿Quién podría sacarlo de ahí? Y más aún, ¿alguien sabía de Isa? Y entonces, el centro del escenario se iluminó. La música sonó y una mujer empezó un ligero baile, moviendo de manera delicada sus caderas; con el rostro tapado, pero dejando sus ojos al descubierto; una traje muy ajustado y diminuto. Era preciosa. No supo cómo ni en qué momento, pero no hubo nadie que lo forzara que verla, esas mujeres se habían marchado hace raro. Ahora solo estaba él mirando, absorto en esos movimientos, en esos ojos tan penetrantes cuando se cruzaron con los de él. Dejándolo inmóvil, sin palabras. Fue algo sin palabras o descripción alguna, pero esa mujer lo estaba cautivando. Provocando un fuego en él, algo que no sintió. Y nuevamente el teléfono vibró. Era V. Así fue como su primer encuentro con esa mujer acabó. Ni pensó en volver o si quiera averiguar sobre ese lugar o lo que sea porque había prioridades a una simple bailarina.
Y ahí estaba, nuevamente corriendo por las calles. Buscando con la mirada algo, lo que sea. Toda la noche, sin descansar y hasta sentir que las piernas le dolían de tanto caminar, pero no era tiempo de pensar en él. Solo en Isa. Había una desventaja de ellos contra la Ishiguro. Ella conocía el ambiente, sabía de las calles, de la gente; de los lugares, tanto bueno como malos. Y ellos, por el contrario, andaban a ciegas, preguntando si vieron a una joven con un cabestrillo. Pero nada, era muy estresante. El joven se detuvo, ¿de verdad hacían bien buscándola? ¿acaso no era mejor dejarlo así? ¿acaso no era un proceso que ella tenía que vivir? No importaba si esa era la manera, cada quien afronta el dolor como mejor le pareciera. Al fin y al cabo, Isa volvía al amanecer, cuando los rayos del sol iluminaban todo lo que encontraran, alejando la oscuridad. Sí, Isa era como el sol. O capaz un espectro del mismo astro, pero ella volvía. Cansada, con la ropa sudada y oliendo a humo, ¿Dónde estaba? ¿qué hacía? Casi no voz tenía y claro, simplemente decía que estaba bien y cansada y se iba a su casa. Jiro, su primo, solo podía expresar su malestar y entrar con ella a casa. Así era. Nadie sabía a dónde iba ni siquiera V. Isa se había vuelta una persona muy hermética en todo. Desde que llegaron a Japón muchas cosas cambiaron, pero de la manera drástica. Como el juramento a muerte de su tío para V y Jumin.
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PÉTALOS CAÍDOS [SEGUNDA TEMPORADA]
FanfictionSecuela de "Miles de Pétalos". Ha pasado un tiempo desde esa noche en donde todo acabó, los pétalos en los árboles han caído. Dando paso a unos nuevos, intentando florecer mejor que antes. Porque ante todo; si el tronco se mantiene firme, florecerá...