CAPÍTULO 18: UNA CARICIA A LO BLANCO

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-B-Becca...

-¿Te gusta? -Le preguntaba con una sonrisa.

Y sí, una sonrisa de satisfacción. De saber cómo complacer a ese albino que estaba nuevamente en su departamento. Becca sonreía mientras veía la boca entre abierta del joven que soltaba gemidos de placer ante lo que hacía. Él recostado en el respaldar de aquel sofá completamente desnudo mientras esa rubia sujetaba su miembro erecto y lo masturbaba. Su mano subía y bajaba. No era la primera vez, pero ¡cómo le encantaba eso a él!

-¿Me detengo?

Las preguntas en sí eran un juego. Un juego donde ella lo dominaba, donde lo tenía a su merced y lo "amenazaba" con quitarle ese placer de sentir sus manos sobre su virilidad. Ella sabía cómo complacer a sus acompañantes, la manera en tocarlos y dominarlos. Zen no era la excepción. Él siempre terminaba yendo a ella y terminaban así: Ambos desnudos dejándose llevar por el placer y la lujuria.

-C-continúa...

Fue lo poco que pudo decir mientras apretaba los puños al sentir cómo las manos de ella iban por todo su sexo. Desde la punta hasta sus testículos. Era un masaje agradable que variaba su intensidad para mantenerlo ahí, deseoso de ella y su agilidad. Sintió cómo lo miraba y cómo poco a poco sus labios iban acercándose a la punta de su miembro. Lo besó y su cuerpo se estremeció ante ello. No pudo evitar tirar la cabeza para atrás y gemir más. ¿Cómo es que ella sabía ponerlo así? ¿Cómo podía ella tenerlo completamente desnudo mientras jugaba con tu pene así de erecto? No se preguntó más ni pudo cuando la boca de la joven lo metió. Sentir la calidez de su boca como los movimientos de su lengua lo dejaron sin habla ni razón.

Hasta que ella se alejó. Zen estaba agitado, sabía que el juego aún no terminaba. Su dureza era claro ejemplo. La rubia le sonrió ahí de pie mientras agarraba un preservativo y le sonreía victoriosa.

-Me pregunto... ¿le ganaré a la bestia?

Sonrió cuando con la boca abrió el paquete que protegía el condón y se volvió a arrodillar en él. Besó su miembro de arriba abajo. Sin que sus miradas se despegarán. Era un espectáculo de placer absoluto. Sin importar la hora ni el día. Solo ellos con la excitación a mil y dispuestos a gritar de placer si era necesario.

Becca terminó por poner ese plástico protector. Estaba listo. Aquel duro tronco erecto estaba listo para ser domado o capaz, domarla a ella. Eso sería una prueba para ambos. Era como una competición. Así, ella se acomodó nuevamente sobre él. Zen solo veía sus ojos hasta que bajó la mirada en el preciso momento que su miembro iba entrando en ella. Gimió de placer. De ese maldito placer de penetrarla y que ese calor lo rodeara.

-¡ZEN! -gritó la joven al tenerlo completamente dentro.

Parecía que esperaba que su cuerpo nuevamente se adapte al hecho de tenerlo dentro de ella, pero el albino no podía. Él ya no podía esperar. EL juego sexual lo había dejado con tantas ganas y un deseo indescriptible por embestirla que con su fuerza la tumbó en el sofá. Ahí fue que vio lo hermoso que era ese joven de ojos rojos. Un cuerpo bien esculpido con los cabellos sueltos y ese sudor que lo hacía más excitante. Sí, ella quería a la bestia en acción.

No tuvo que pedir o esperar más cuando de manera rápida y furiosa el joven empezó a penetrarla una tras otra. Sin restricciones ni nada. Simplemente dejó que él se clavara en ella lo más que podía mientras sujetaba sus piernas para dejarle mejor cabida. Golpe tras golpe, embestida tras embestida, gemido tras gemido terminaron en el clímax total cuando el sintió explotar por completo. Se dejó derramar con un grito de placer absoluto que terminó cayendo sobre ella. Sintió el corazón latir, agitado como el suyo. Nuevamente lo habían hecho.

PÉTALOS CAÍDOS [SEGUNDA TEMPORADA]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora