CAPÍTULO 34: ¡QUÉ PATITO TAN FEO!

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Tomó un gran bocado de ese aire. No importaba si dolía que llegara tan rápido a sus pulmones o estos reventaran. Lo único que importaba era ver esa carpeta donde solo una palabra describía su felicidad por completo: Admitido.

Sí, Yoosung Kim había sido admitido como alumno de intercambio en la universidad de Isa y Rissa. Ahora solo podía tener una sonrisa de oreja a oreja mientras abrazaba esa carpeta.

-¿Feliz?

-¿Feliz? ¿No se me nota? ¡¡¡Estoy contento!!! ¡Esto...! ¡Gracias!

-Tú no tienes que agradecerme nada. -decía la joven mientras seguía caminando.

-Pero Rissa... fue gracias a tu ayuda esto. Los chicos no estaban muy de acuerdo. Y más con lo de Zen... -bajó la mirada- Incluso ahora... no sé cómo verlo. Estoy tan feliz, pero él...

-Lo superará. No te hagas lío. El señor Hyun saldrá de eso. -aún recordaba las feas palabras que le dijo- Además... -lo miró- te lo debo...

Sus mejillas empezaron a quemar mientras los recuerdos de esa noche volvían a ella. ¿Cómo pudo pasar eso?

-Pero no fue tu culpa o de las chicas.

-¿Sí?

-¡Sí! Hemos pasado por malos momentos, es normal que ustedes quieran distraerse. Incluso... ¡ya sé!

El rubio la tomó de la muñeca y la llevó al centro comercial. El lugar estaba tranquilo y claro, habían pasado algunas semanas desde las fiestas de fin de año. Así que tenían para caminar tranquilos. Había conocido un poco ese lugar con Isa días anteriores cuando ella fue a comprar unas zapatillas para Zen. La historia era lamentable y aún no encontraba unas que fueran para el albino, pero ahora estaban en una librería.

-¿Piensas leer algo?

-No, bueno sí. Compraré unos libros para la universidad, pero también quería regalarle unos a Isa. Como esta que hace historias cortas para varios diarios... pensé que sería bueno un poco de lectura.

-Es verda... -Rissa empezó a recorrer con sus dedos cada libro- La pequeña Isa será una gran escritora y guionista. ¡Nuestra gran escritora!

-¡Lo será! ¡Nos tiene a todos nosotros!

Y entre las cosas que cambió en la línea de tiempo era que Isa ahora sería escritora. Su arte fue por otro caudal que nunca alguien hubiera previsto, pero ¿no dicen que si la vida de da limones es mejor que aprendas a hacer limonada? Rissa hubiera dado todo lo que tenía porque Isa pudiera tocar como antes, pero eso era imposible. No a nivel profesional. Así que su arte iría por otro lado. No se sabía si era justo o no, pero lo que nadie pensaba es que esa decisión sería la que desembocaría en el fin de la RFA como era conocido.

-¿Cuál crees que debemos comprarle?

-Mmm... no sé. ¿"Sobreviviendo a las montañas"? -alzó un libro con portada militar.

-¿Q-qué?

-Sí, digo... ya viene el viaje que invité a Isa. Serán montañas, ríos y praderas inimaginables. Sería bueno que... aprendiera a sobrevivir...

-Rissa... -tragó saliva. A veces la Tanaka daba miedo cuando hablaba- ¿A dónde la piensas llevarla exactamente? -No supo si debió preguntar, pero una amplia sonrisa en la joven si dibujó.

-Los pienso llevar. -le sonrió y pudo ver los ojos de asombro de Yoosung- Sí quiero que pasen algunas cosas... tienen que ir ustedes je, je.

-¿Cosas? ¿Q-qué cosas?

-Lo sabrás en su tiempo. -siguió mirando el libro- deberé decirle de este libro a mi cuñado. Seguro él si lo apreciará.

El rubio no entendía nada. ¿Cómo explicarlo? Rissa era una chica en la que puedes confiar a ciegas por completo. No solo por el respaldo que le daba Isa, sino por la atmósfera que daba la joven arquitecta. Era como si al lado de ella todo estaría bien. Capaz por eso era que chocaba muchísimo con Zen. Claro, ¿quién podía pedirle a Zen que mirara el lado bueno a su vida que ahora era oscura?

PÉTALOS CAÍDOS [SEGUNDA TEMPORADA]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora