Vivir en un edificio tiene algunas desventajas, como que las paredes sean de papel y escuches a las vecinos pelear o conversar.
Aveces es gracioso o algunas otras incómodo.
Aveces escuchas como cantan y otras dan golpes a la pared cuando no pueden d...
Llegaron tan rápido como pudieron al edificio, se ríen, estaban totalmente empapados por la tormenta, pero aún seguían disfrutando.
Era tan terriblemente fuerte que, incluso pedazos de hielo comenzaron a caer, por lo que entraron rápidamente a la recepción, Daniela estaba viendo el desastre que se formaba fuera.
Su celular suena y ella contestá.
– Dream– dijo la chica, ambos la miran, lucían tan contentos aunque estuvieran empapados. –Lamento si interrumpo algo, pero, es...– tocó el celular un par de veces–.. ya sabes quién.
Si no fuera por eso, recordaría ese día por la emoción de hace unos momentos.
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George nota rápidamente como su sonrisa desapareció y como el ambiente se había tensado al rededor de él.
Se giró y tomo su hombro.
– Deberías ir arriba, te vas a resfriar si te quedas así más tiempo– revuelve su cabello húmedo.– Gracias por bailar conmigo bajo la lluvia, aunque parezcamos un par de locos..– dijo en voz baja, regalándole una linda sonrisa, como si supiera que quería saber quién estaba al teléfono, dándole a entender que no era nada importante o más bien, que no tenía que importarle.
–El elevador ya funciona– mencionó la castaña cuando vio a George apunto de subir las escaleras.
Subió al elevador y lo último que logró ver antes de comenzar a subir fue a Dream hablando con alguien a través de la línea.
Se recargo y resbaló al suelo. Qué había sido todo eso? se pregunta, talvez ahora eran un poco más cercanos que antes, pero, no era lo suficiente para satisfacer su curiosidad. Bailar bajo la lluvia fue raro pero divertido y eso último que dijo fue.. fue..
– George, seamos locos juntos– la respiración de Dream choca en la mejilla de George justo después de eso. Qué? Su corazón late, su pecho se siente caliente apesar del frío que estaba haciendo.
No sabe si debería contestar o simplemente dejar que sus palabras resuenen dentro de él, dejándolo con un rico calor que, pensaba, que Dream podría estar de la misma forma que el.
Una mano se posa en el medio de su pecho, sus ojos se vuelven a encontrar.
Antes de que digan o hagan cualquier cosa, las gotas se hicieron gruesas y caían con mucha más fuerza que antes, tuvieron que salieron corriendo de ahí, riendo como idiotas cuando la tormenta comenzó a atraparlos.
George pasa las manos por su rostro, jalando un tanto su piel al retirarlas. Quería gritar, correr y chocar contra un muro y ni siquiera estaba seguro de porque exactamente.
Las puertas del elevador se abrieron, sorprendiendo a George, levantándose enseguida, estaba recién en el tercer piso.
Una señora con su pequeña iban a entrar, pero, supongo que ver a una persona empapada y con la cara roja no inspiraba mucha confianza en la madre.
– Creo que olvidamos algo en casa–dijo mientras arrastraba de su hija por el pasillo, ella despidiéndose de George y se vuelve a cerrar el elevador.
