Amnesia || Magcon [✔️]

7 ~ Noche de chicas

Me giré en el sofá para ver a Hazel, parada a un lado de la cocina, observándonos. No dije nada, ninguno de los tres hablaba. Hazel estaba seria, pero no parecía molesta.

–Sebastian, lo siento, pero ya deberías irte –dijo ella.

–¿Porqué?

–Ya te dije, las chicas se quedarán esta noche y llegarán en cualquier momento –respondió, alzando sus cejas mientras se acercaba hacia nosotros.

Seba frunció el ceño y se puso de pie, acercándose a su hermana.

–¿Y? –Sebastian se encogió de hombros, Hazel lo miró. –¿No me puedo quedar?

–No, –contestó Hazel en tono de obviedad. –Es una noche de chicas –repitió, con énfasis.

–¿No puedes hacer una excepción por mí? –preguntó, esta vez haciendo una cara tierna. –Por tu hermano favorito –dijo abrazándola de lado, a lo que ella rodó los ojos.

–Eres mi único hermano –respondió ella, apartando a su mellizo y señaló hacia la puerta –Ahora, adiós.

–Yo también te quiero –dijo Sebastian, dándole un beso en la mejilla a Hazel y antes de salir por la puerta, volteó a verme.

–Adiós –sonrió abiertamente.

–Adiós –me despedí y vi como salía del apartamento y cerraba la puerta.

Hazel dejó salir un suspiro y se dejó caer en el sofá, mirándome con una enorme sonrisa en el rostro.

Antes de que dijera algo, me le adelanté.

–Hazel, lo siento –me disculpé, bajando la mirada avergonzada. –No fue mi intención ofenderte.

Hazel me miró confundida.

–No me ofendiste de ningún modo, no te preocupes por eso, no fue nada.

Colocó su mano en mi hombro por un segundo antes de acomodarse mejor en el sofá y aclarar su garganta.

–De hecho, quería hablar contigo sobre algo... –comentó.

–De acuerdo, –dije. –¿De qué se trata?

–Sé que tu situación es, delicada, –comenzó a decir. –Y que no es fácil hablar sobre esto, pero quería recordarte que cuando las chicas lleguen, tendré que presentarlas... –Hazel dejó la oración en el aire y me miró. Al notar que no entendía a qué se refería, continuó. –Para entonces, necesitaré un nombre para ti –finalizó, haciendo que cayera en cuenta.

¡Cierto! Olvidé que no recordaba mi nombre.

Sentí mi pecho arder con inquietud al recordar ese detalle.

–Y, ¿qué haremos? –pregunté, sin la menor idea.

–Estaba pensando que deberías escoger un nombre para ti –sugirió. –Sólo por el momento, hasta que recuerdes el tuyo, ¿Te parece?

–Sí, está bien –asentí.

Hazel tenía un punto. No podía ir por ahí, conociendo gente sin tener un nombre con el cual presentarme.

Incluso si no era mi verdadero nombre, necesitaba tener uno.

El pensar que no podía recordarlo, me hacía sentir peor. Me hacía sentir como si no perteneciera aquí o a ninguna parte.

Ya había estado pensando en algunos nombres, preguntándome cuál podría ser el verdadero. El nombre que mis padres pudieron haberme otorgado al nacer.