23 ~ Hiperactiva y demente

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NARRA STELLE

Sin pensármelo dos veces, abrí la caja.

En cuanto distinguí lo que había dentro, sonreí con ternura. Había una fotografía, en la cual se encontraba una niña pequeña, de unos 4 o 5 años, que usaba un adorable abrigo rojo y unos pantalones de puntos. Junto a ella, había una mujer, quien supongo era su madre.

Ambas, tenían la lengua afuera mientras comían del mismo helado. La fotografía se veía algo deteriorada por los años, pero aún se podía ver con bastante claridad.

En medio de la fotografía había una liga de goma, dejándome claro que esa no era la única fotografía en la caja.

Tomé todas las fotos en la mano, les quité la liga y fui pasando una por una. En todas las fotos se veía la misma niña y mujer, exceptuando las ocasiones en las que también se incluían a un niño, y pocas veces a un hombre.

Seguí pasando y observándolas, hasta que escuché un cristal romperse fuera de la habitación, sobresaltándome y haciendo que las fotografías se me resbalaran de las manos y estas quedaran desparramadas por el suelo.

Rápidamente, me agaché en el suelo, mordiendo mi labio inferior mientras guardaba con cuidando las fotos de nuevo en la caja. Cuando me aseguré de que todas las fotografías estaban dentro, la cerré.

Me paré del suelo con la pequeña caja en mis manos mientras me dirigía al armario, el cual seguía abierto y puse la caja donde mismo la había encontrado.

Cerré el armario y me giré, dándole la espalda a este, hasta que algo llamó mi atención por el rabillo del ojo. Una fotografía.

Había olvidado una fotografía en el suelo, ésta estaba boca abajo, junto a la cama. Volví a abrir el armario y fui hasta donde se encontraba la fotografía en el suelo y la recogí.

Ésta, a diferencia de las otras, era más pequeña y se podía doblar con facilidad. Antes de guardarla, noté que llevaba algo escrito en la parte de atrás.

Sebastian y Hazel Colder~ 1996 ~

Giré la foto en mis manos y me encontré con lo que parecía ser un sonograma, el sonograma de Sebastian y Hazel. Inmediatamente, sonreí. No podía identificar quién era quién, o siquiera cual de todas las manchas eran bebés, pero aun así me resultaba irresistiblemente tierno.

Escuché un chillido fuera de la habitación, sacándome del trance. Regresé al armario y sin mover la caja de su lugar, la abrí, guardé la fotografía adentro y luego cerré el armario.

Caminé hacia la puerta y la abrí, saliendo de mi habitación.

–¿Hazel? –llamé, caminando por el pasillo y encontré a la mencionada en la cocina, lavándose las manos en el lavamanos. –Haze... –me interrumpió mientras me acercaba a ella.

–¡No sigas! –me detuvo. –Hay vidrios por todo el lugar –bajé la mirada al suelo y efectivamente todo el suelo estaba cubierto por pequeños pedazos de cristales, eran transparentes, pero aun así eran visibles.

–¿Qué pasó? ¿Estás bien? –pregunté con una obvia preocupación reflejada en mi voz.

–Me corte intentando recoger los vidrios, pero no está tan mal... –comentó, encogiéndose de hombros.

Hazel cerró el grifo y levantó su mano, dejándome ver un corte, no se veía profundo, pero incluso después de haber lavado la herida, sangraba.

–¿Te duele? ¿Qué fue lo que pasó? –volví a preguntar, sin moverme de mi lugar.

Amnesia || Magcon [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora