Amnesia || Magcon [✔️]

44 ~ La encontramos

NARRA SEBASTIAN

–Cuídate mucho, hijo, y a tu hermana –me señaló, en forma de advertencia.

–Lo haré, tío, adiós –me despedí con la mano antes de salir de su oficina y cerré la puerta.

Caminé a lo largo del pasillo hasta salir al área principal del café, donde al llegar a la mesa en la que se supone me estaría esperando Stelle, fruncí el ceño al ver que no estaba allí.

–Sebastian, ¿Ya se van? –preguntó una voz a mis espaldas, al voltear vi que se trataba de Emma.

–Ahh... No, aún no... –pronuncié confundido. –¿No has visto a Stelle?

–Salió hace un rato.

–¿Salió? ¿Del café?

–Mhm, sí –frunció el ceño. –¿No te habías ido con ella? Pensé que habían decidido irse.

–No, yo estaba... –comencé a decir, señalando a mis espaldas, pero me detuve al recordar que eso era completamente irrelevante. –¿No te dijo adónde iría?

–No, no me dijo nada... pero se veía mal.

–¿Mal? ¿Cómo que mal? –me preocupé.

–Estaba allí parada... –señaló el medio del café. –Murmuraba cosas extrañas y luego salió corriendo.

–¿Murmuraba? ¿Qué decía? –fruncí el ceño.

–Entre otras cosas, escuché que decía: No puede ser.

–¿"No puede ser"? –repetí, aún más confundido y preocupado que antes.

–Sí, le pregunté qué sucedía, pero ya había salido corriendo.

–Tengo que irme –avisé antes de separarme de ella en dirección hacia la salida y salí del café.

No había notado la escandalosa y torrencial lluvia, hasta que la sentí sobre mí cuando me paré en la calle.

Gruñí, quejándome de los cabellos mojados que caían sobre mis ojos y se pegaban en mi rostro.

Corrí en dirección hacia el apartamento, en un intento fallido por evitar que la lluvia me empapase más de lo que ya estaba. Pero, sobre todo, corría principalmente porque estaba preocupado por Stelle.

Mientras, en mi mente no hallaba respuesta alguna del porqué Stelle se habría ido así o en dónde podría estar.

Después de todo, nada me aseguraba que haya regresado al apartamento. Aunque era muy posible que estuviera con Hazel.

Pensé en llamarla, pero recordé que no había traído el teléfono consigo.

Cuando entré al edificio, escuché como llamaban mi nombre a mis espaldas.

–¡Sebastian!

Me giré sobre mis talones, encontrándome con mi hermana y detrás de ella, Bethany.

–Hazel.

–¿Sabes dónde está Stelle? –preguntamos al unísono y su rostro palideció.

–¿¡Qué no estaba contigo!? –cuestionó, frustrada.

–Sí, pero luego se fue sin avisarme... Pensé que estaría contigo –fruncí el ceño.

–¿Cómo que se fue?

–Estábamos en el café –comencé a explicarle. –Yo estaba con Jeremy y luego cuando regresé, Stelle ya no estaba...

–Entonces, ¿No sabes lo que pasó? –preguntó.