24 ~ Nervios

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–¡No! –me negué horrorizada al ver el conjunto que me había sugerido Hazel.

–¿Qué? ¿Por qué no? –preguntó, mirando la ropa.

Era un vestido, extremadamente corto, de un color verde oscuro y unos tacones altos de color plata.

–Es una cita, no vamos a una discoteca –le recordé, haciendo que ella me mirara sorprendida y sonriera.

–¡Dijiste que era una cita! –chilló, riendo mientras daba pequeños saltitos en su lugar y yo maldecía internamente. –Entonces, según tú... –me señaló. –¿Qué te pondrías? –se cruzó de brazos y decidí no intentar desmentirla acerca de la cita.

¿A quién engañaba? Sí era una cita.

Observé su armario, el cual había dejado abierto y me acerqué a él. Después de echar un vistazo, tomé un conjunto completo y lo recosté en la cama junto a lo que ella había elegido. Al verlo, Hazel alzo las cejas y me miro.

–¿Segura?

–Sí, me gusta –me encogí de hombros, mirando lo que había escogido.

Había escogido una camisa negra, con encaje en la parte de arriba, unos jeans negros de cuero y unas vans completamente negras.

Enserio me gustaba esa combinación, sentía que ese era mi estilo. Me quedé mirando la ropa en silencio, ignorando el hecho de que ninguna de las dos hablaba.

–De acuerdo –dijo Hazel, rompiendo el silencio.

–De acuerdo ¿Qué? –pregunté, levantando la cabeza para mirarla.

–Si es lo que quieres, claro, ponte eso.

–¿Enserio?

–¿Enserio qué? –Hazel me miró confundida.

–¿Me dejarás ir así? –señalé la ropa.

–¿Por qué no te dejaría? –frunció el ceño.

–No sé, pensé que querías que fuera mejor vestida –me encogí de hombros.

–Stelle, si te gusta algo, no me opondré a que lo uses –se acercó a mí. –No soy tu madre, sólo quiero que te sientas cómoda y a gusto contigo misma –sonrió.

–Gracias.

Hazel me sonrió y asintió.

–Y, ¿A qué hora Sebastián vendrá por ti? –preguntó.

–A las siete.

No sabía porque estaba tan feliz, creo que era la mezcla de emoción con nerviosismo, sentía que el estómago me daba vueltas.

–¿Qué hora es? ¿Y mi teléfono? –preguntó, mirando alrededor y recordé que lo había dejado en la otra habitación.

–Espera, enseguida te lo traigo –dije, saliendo de la habitación y entrando a la mía, tomé el teléfono de la cama y regresé junto a Hazel mientras veía la hora en él.

–Son las cuatro y treinta y seis –informé, entregándole su teléfono de vuelta.

–Entonces ¿Qué estamos esperando? –animó, pero no le seguí.

–Aún es muy temprano –hice una mueca.

–Sin peros –dijo.

Hazel comenzó a empujarme fuera de la habitación hasta el pasillo y luego hasta dentro del baño.

–Dúchate ahora y ya luego te cambias y te arreglas ¿Okay?

–Okay.

–Tal vez Okay será nuestro Siempre.

Amnesia || Magcon [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora