Camino ninja del sentimiento

Nuestro primer embarazo - Pt.2

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• DÍA #438 •

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No sólo ese ligero susurro y el aliento en el cuello despertaron algo en su estómago, sino que el suave y delicado beso que ella dio en la base del cuello lo hizo tragar pesado. Sin alejarse ni un centímetro, las yemas de esos aterciopelados dedos se posaron en su pecho con un toque tembloroso y recorrieron torpemente el borde de sus pectorales bajando torturantemente despacio hasta sus abdominales. Cada milímetro de su cuerpo estaba tenso y rígido. Ella hizo una pequeña pausa en la que él descubrió que ella se quedó totalmente inmóvil (quizá buscando una reacción por su actitud traviesa), pero al no recibir ni movimiento ni sonido de su parte, Hinata llevó la mano a la boca para cubrirla, apenada. Antes de que lograse mover la punta de sus dedos para tocarle el hombro, apareció una voz sensual y tímida en murmullos.

—Co... Como te rechacé ha-hace unos días... Quieres que... ¿ruegue?

Sasuke parpadeó varias veces obligándose a sí mismo a continuar quieto, porque ella había tomado su aturdimiento como una negativa.

¿Rogar? ¿Rogar qué? ¿Que... la toque? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Escuchó bien? ¿Por qué usaría la palabra rogar? Si ella siempre era tranquila y tierna, cómo sería capaz de rogar? Es decir. ¿Qué haría ella para rogar? Al pensar en la palabra por sí sola imaginaba alguien en a sus pies. Sólo así implicaría rogar. Entonces en la quietud del exterior, allí abrazando a su esposa, sintiendo su cuerpo temblar ligeramente, expresándose de aquella juguetona manera, su mente viajó más allá de lo debido gracias a unas curiosas palabras del segundo tomo que había leído en esos días.

Ella apretó los labios, cerró los ojos, respiró profundo y se apartó de la seguridad del pecho de su esposo para mirarlo a los ojos y usar aquello de "jugar" como vagamente recordaba haber leído del primer tomo.

—Sa... Sasuke-sa-sama quiere que yo... ¡Cariño!

Sasuke dejó de contemplar el vacío y enfocó la preocupada mirada de Hinata. Entonces el cálido líquido que rodaba por su nariz llegó a sus sentidos. Ella salió de la cama en busca de una toalla y él llevó la mano a su rostro para evitar ensuciar las sábanas. El chasquido con su lengua no tardó en resonar en la habitación. Tomó asiento al borde del colchón y cubrió su nariz mientras ella lo observaba desde la izquierda con ansiosa preocupación.

—Estoy bien. —expresó con un toque nasal.

—Pero, pero empezaste a sangrar. —ella tomó asiento a su lado y le agarró la mano vendada— Sé que no te gusta ir al médico, pero...

—No es secuela de ninguna misión. Te dije que estoy bien. —La mirada que silenciosamente ella le obsequió lo hizo suspirar. Él apartó la toalla del rostro para verla de frente, sin obstáculos. —Utiliza el byakugan si no me crees. Si realmente estoy lastimado, iré al médico.

Ella hizo un gesto de duda por un breve segundo hasta que lo chequeó. La tranquilidad regresó a esos ojos lila, pero ahora la confusión la abrumaba sin que pudiera ocultarlo. —Esto no es normal. —dijo.

—Ya me había sucedido una vez. Hace algún tiempo. —La indiferencia en sus ojos cambió por una chispa de gracia que desapareció tan pronto como ella fue capaz de verla, y sin que ella hiciera la pregunta, él respondió. —Cuando regresé luego de mi cumpleaños estabas limpiando el suelo y resbalaste. En ese momento quedaste empapada y podía apreciar tu figura por la transparencia de la ropa. Salí de la habitación, pero tu imagen quedó y, bueno, pasó. —Sasuke se levantó de hombros y ella soltó su mano para cubrirse la boca y el rubor.