Nuestro primer momento incómodo

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• DÍA #6 •


Después de tantos años su dormir seguía siendo pésimo, su cuerpo se movía sin que pudiera evitarlo.

Una sensación áspera recorría sus dedos, algo húmedo, y abrió los ojos lentamente para situarlos sobre la gata, pues su mano terminó sobre el abrigo de Hinata; la apartó rápido antes de que lo atacara. Restregó sus ojos y notó el cuerpo de la chica a un par de metros; aún dormía. Parecía estar muy cómoda en su saco de dormir, la cubría por completo. « Su hermana será más alta. » meditó mientras se ponía de pie.

Abrió las cortinas. Con la luz natural se dio cuenta de lo asqueroso que estaba el departamento pero, sin duda, estaba mucho más limpio que la habitación de Naruto. Tomó su saco de dormir, lo enrolló para guardarlo y con dinero en el bolsillo salió del departamento. El sonido de la puerta la despertó.

Al regresar de la tienda con un par de fundas en la mano, una voz suave lo recibió al escuchar el chirrido tenue de la entrada. — Buenos días, Sasuke-kun. —El suelo de la sala principal estaba barrido y el polvo sobre los muebles había sido reemplazado por brillo; claramente limpios con un trapo húmedo.

— Eres rápida. —limitó a decir mientras se despojó de las sandalias en la entrada.

— Gracias... creo. —respondió mientras se quitaba un trapo atado a modo de mascarilla. Sasuke colocó la funda sobre la mesa y ambos tomaron asiento. Unas cajas con tamagoyaki. y dos vasos: café y chocolate.

—... comida, artículos de higiene, una refrigeradora, el calefactor, entre otros artículos. —mencionó mientras desayunaban. Ella asintió con cortesía.

— Quisiera comprarle un cojín a la Señora Gata. —acotó a la lista. Él levantó los hombros como respuesta mientras terminaba su café. — Es mejor comprar sólo lo esencial. —Sasuke la miró y ella lo evitó por un momento. — Lo digo por, eh, por las reparaciones de la casa de tus padres. Tengo mis ahorros así que, creo, pues, si los unimos será suficiente para que el cambio sea más rápido, ¿no? —Su mirada fija y el silencio seco la hizo pensar que había dicho algo mal y para no molestarlo, más de lo que quizá ya estaba, empezó a analizar qué fue aquello errado.

Tú... —murmuró Sasuke de una manera peculiar.

— ¿Sí? —lo miró, pero él no agregó nada.

Al terminar de desayunar, Sasuke levantó la basura de la mesa y la depositó un tacho; polvoso. Hinata creyó haber imaginado que la llamaba así que no dio más importancia y también se levantó del comedor. Su atención fue capturada por un intruso cerca del mueble, continuó algo tímida por la petición que iba a realizar.

— Eh... ¿Sasuke-kun? Verás hay... Tenemos otros huéspedes además de la Señora Gata y, pues, bueno... —él no la miraba, pero sí la estaba escuchando. — Quería saber si Shino-kun puede venir para que los saque sin herirlos.

Primero le decía que utilizará sus ahorros para arreglar su antiguo hogar, ahora le estaba pidiendo permiso para traer a alguien a su departamento. ¿Lo estaba tomando en cuenta porque era su esposo o ella no sabía tomar decisiones por sí misma? No. Ya la había visto actuar de forma madura. Entonces ella de verdad...

Un cosquilleo apareció en su espalda y llegó hasta su nuca.

— Sasuke-kun tienes una...

— Haz lo que creas mejor. —comentó tranquilo.

— Gracias, eh, pero tienes una... —volteó por mero reflejo y una araña del tamaño de una papa estaba sobre su hombro. La empujó con la mano y continuó su camino a la recámara. Era tiempo de limpiar.

Camino ninja del sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora