Nuestros pensamientos sobre Naruto

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• DÍA #121 •

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El despertar fue tranquilo, si no fuera por el derretimiento a causa del calor. El verano estaba más potente de lo que jamás había sentido —eran sus inicios—; aunque no recordaba el clima de las estaciones con detalle. Abrió los ojos en el mismo instante en que sintió el cuerpo pegajoso por el sudor y después de darse una ducha la despertó para que hiciera lo mismo y así vendarla. Mientras desayunaban la puerta sonó y la presencia de Samami fue insípida para Sasuke.

— No te muevas.

Fue lo único que dijo antes de salir del departamento sabiendo que a pesar de estar ciega creía que podía ver con naturalidad y era molesto saber que debía de cuidar de alguien tan infantil —quiso preparar el desayuno y por poco se corta un dedo—; pues el no tener la habilidad visual parecía tenerla más activa que de costumbre. Antes de cerrar la puerta cruzó una mirada fugaz con la felina que, por primera vez desde que había llegado al departamento no lo veía con molestia sino con un sonrisa amistosa: "La cuidaré por ti, ¡ya vete!".

— Prepararé el almuerzo antes de que regrese Sasuke-kun. —dijo en voz alta luego de llegar a la sala con un tono risueño, como si aquello fuera prohibido y extrañamente excitante.

"Él sin brazo es odioso y tú sin ojos no dejas de ser atenta..." Pensaba Kunai con un dejo de inquietud. "¡Pero terca!"

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¡Yoou~ Sasuke! —saludó el rubio con la mano al aire, vestido de civil y con esa torpe sonrisa soleada que no permitía ver las ojeras casi desvanecidas por el uso excesivo de chakra. — ¡Kakashi-sensei, nos llamó! —Dijo casi en un grito— Estoy seguro que se trata sobre la promoción. ¡La promoción a Jounin, de veras!

— Me da igual. —respondió desganado caminado a su lado por el pasillo de la Torre Hokage rumbo a la oficina.

— ¡Cómo puedes decir eso! ¡Eso nos pone más cerca de nuestro sueño!

— Yo no quiero ser Hokage, Naruto. —antes de que el rubio acotara algo, lo interrumpió— Ese es tu sueño.

— ¿Ya no quieres ser Hokage? ¡Qué mal! —infló lo cachetes sutilmente— ¡Pero si eres mi rival! ¡Si no compito contra ti, entonces quien!

— Un sueño no es una competición, Naruto. —agregó Sasuke— Un sueño se cumple por motivación personal.

— ¡Aún así! —suspiró pesado teniendo en mente que su amistad con Sasuke no sería como la de Kakashi y Gai; a la que siempre había visto como un buen ejemplo de fraternalismo y rivalidad sana. Paró de golpe, sujetó el hombro de Sasuke y con la sorpresa invadida en sus ojos dijo como una idea recién echada a la luz. — ¡Nunca me has dicho tu sueño!

— Porque no tengo uno. —respondió tan rápido como Naruto terminó la frase y eso lo dejó en shock.

— ¿No lo tienes?

— No.

— ¿En serio, de veras?

— No. —reanudó el caminar hasta el despacho y Naruto lo siguió en silencio hasta la puerta; Sasuke entró luego de tocar un par de veces sin esperar respuesta a que entrara. — ¿Ahora qué, Kakashi? —saludó tan amistoso como su carácter le permitía.

— Sí, me alegra ver que no te sucedió nada, Sasuke.

— ¡Buenos días, Kakashi-sensei! —dejó sus cavilaciones sobre Sasuke para después, lo único en su cabeza era la promoción a jounin; ya que eso significaba un paso más cerca de ser Hokage.

Camino ninja del sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora