• DÍA #231 •
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Abrió los ojos esa mañana tan bien descansada que parecía no haber pegado el ojo en días. — Al fin despiertas. —sonó una voz gruesa a su espalda y cuando giró se encontró con el rostro de Sasuke tan, pero tan cerca, que no se dio cuenta de que sus labios estaban prisioneros hasta que él se apartó para acariciar su mejilla.
Volvió a abrir los ojos seguida de un salto y se dio cuenta que estaba sola en la habitación con el corazón acelerado.
Salió de la cama sin pensar mucho en ello —había sido un sueño y ya—, vistió ligero, preparó un desayuno nutritivo y cuando se acordó que una gata vivía con ella empezó a llamarla para darle de comer, pero Kunai no apareció y aunque la felina vagaba por su cuenta casi todo el día, el estar completamente sola la hizo sentir nostálgica. Desde su mudanza no salía mucho al pueblo —como cuando vivía en la mansión— y las veces que estaba en casa... Sasuke también estaba. De una u otra forma se había acostumbrado a su presencia —silenciosa casi todo el tiempo— y antes de darse cuenta su cabeza estaba atiborrada de sus gestos.
"... me gustas."
Sonrojó con la velocidad de un disparo. Palmeó sus mejillas y sacudió la cabeza un par de veces.
— ¿Qué haces? —abrió los ojos de par en par al escuchar su voz en el marco de la puerta de la cocina, volteó y encontró a Sasuke con el hombro apoyado en la madera, vestido de manera casual— No me digas que necesitas ir al hospital. —agregó otra voz a su espalda y encontró a un segundo Sasuke con delantal y cabello recogido lavando platos— Detesto los hospitales. —señaló un tercero en la mesa delante de ella bebiendo café.
— ¿Eh?
— También odio los dulces. —expresó un cuarto Sasuke reclinado en el mesón, sin camisa y húmedo por el sudor.
Hinata se levantó abrumada por las miradas que todos le daban. Empezó a retroceder hacia la ventana sin opción a escapar por la puerta ya que estaba bloqueada.— Tú eres igual de dulce que esas cosas. —reclamó un quinto Sasuke que emergió en la ventana con la ropa de misiones. Sobresaltó y golpeó contra el cuerpo de un sexto que apareció detrás de ella sin darse a notar. Trató de alejarse, pero fue tomada prisionera por la cintura con aquellos fuertes brazos. Sentía la respiración en su oído, tan rojo como sus mejillas.
— ¿M-Me p-puedes so...?
— Y aún así te devoraría entera. —susurró ronco.
Abrió los ojos una vez más, examinó la alcoba y al recordar lo cerca que estuvo Sasuke de besarla en el sueño, ruborizó. Pero luego rememoró que sí la había besado en la realidad, con el cuerpo entero tan rojo como un tomate, ocultó la cara en la almohada. «¿Qué me está pasando?» Se dijo a sí misma.
"No quiero ser obvia, pero... ¿Esto no significa que sentimos algo por él?" Ella levantó la cabeza y abrió los ojos sorprendida. "Lo digo porque, pues, es similar a lo que sentíamos por Naruto-kun."
«Y eso... ¿No es malo?» Se respondió angustiada.
"¿Malo? ¿Por qué estaría mal?"
«Y si... ¿Y si esto lo hago para... olvidarme de Naruto-kun?»
"Pero... ya no sentimos nada por él."
«Y si... Y si ya no sentimos nada porque veo a Sasuke-kun como... como un... ¿Un reemplazo?» Estrelló la cara en la almohada una vez más. «¡No quiero hacerle eso! No se merece un trato así. No... No podría...» Y angustiada por lo que no sabía, pero sabía, su conciencia permaneció callada sin comprender la respuesta en el silencio. «Visitaré a Kurenai-san.»
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Camino ninja del sentimiento
FanfictionDespués de dos largos años de viaje, Sasuke regresa para cumplir con la última disposición del Concejo de Ancianos: casarse por conveniencia. Cuando le dijeron que la Heredera Hyuga era la designada le dio igual, al fin y al cabo su vida ya no tenía...