Nuestros efectos bajo el alcohol - Pt.1

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• DÍA #214 •

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Estaba parado sobre un lugar rocoso. Sabía que estaba soñando, pero no sabía como despertar; no era como alterar la red de chakra en un genjutsu. El lugar era opaco y estaba cubierto por una suave neblina que volvía el lugar algo desolado. Tenía la vaga sensación de que debía buscar algo, pero no estaba seguro de qué exactamente y continuó caminando en linea recta hasta poder salir de ese lugar porque no podía ver nada y empezaba a hartarse. — ¡MIAAUH! —Levantó el pie de golpe y una sombra a sus pies se ocultó tras una de tantas rocas.

Afiló un poco la mirada porque la silueta entre la neblina no era de un gato.

¡N-no te haré dañyo! —expresó una vocecilla temblorosa que se asomó un poco por el costado y, dudosa, avanzó hasta él.

No estaba seguro cómo, pero sabía que era Hinata y no podía estar más contrariado por su aspecto gatuno que no eliminaba su belleza humana. Tendió la mano por mero reflejo y ella se ocultó de nuevo tras la roca. La gota de la vergüenza recorrió su cabeza, aclaró la garganta un poco, se acuclilló y esperó tranquilo a que la delicada gata humana volviera a tomar confianza. Sus pisadas eran sigilosas y descalzas y sus llamativas orejas felinas se notaban alerta al exterior. A unos pocos centímetros comenzó a olfatear su mano y sonrió.

Un latido traicionero resonó en el vacío rocoso y Hinata sobresaltó, pero en lugar de correr volvió a sonreír. Lo tomó desprevenido y restregó su rostro en el pecho ronroneando con fuerza hasta tumbarlo por estar en una posición poco estable. Ahora ya no le parecía raro, sino incómodo, pero no la apartó y le permitió recostarse en su pecho para dormir porque estar en medio de esa bruma con la delicada gatita le hizo olvidar a dónde iba o por qué estaba allí.

Cerró los ojos un momento. Escuchó lluvia a cántaros y al abrirlos descubrió que se hallaba en cama con el cielo nublado por la ventana y sobre su torso estaba la maldita gata dormida. ¡Desde cuando tanta confianza! Al querer espantarla descubrió que no sólo su pecho y mano derecha era cautivo del pelaje caluroso del animal; sino también su brazo nuevo. Volteó y encontró a una Hinata profundamente dormida sobre su antebrazo aferrada a su cuerpo como una garrapata envolviéndolo en aquella delicada calidez que desprendía su cuerpo.

Era comprensible que buscara una fuente de calor, después de todo la ventana abierta dejaba entrar el clima otoñal y la manta de Hinata no estaba sobre la cama, pero... ¿Por qué él?

Él no era cálido ni nada parecido, pero el brazo de Hinata sobre su pecho y su cuerpo apegado al costado del suyo le indicaba lo opuesto.

Las ansias de descubrir su rostro oculto por el cabello para observar mejor su perfil quedó en el olvido porque la gata estaba allí para arruinarle el momento. En aquel momento odiaba a ese animal; bueno, desde que la conoció deseaba enviarla a otra dimensión por tiempo indefinido. Podría sacar rápido la mano, pero si la tonta gata despertaba y maullaba o lo rasguñaba —para colmo era bipolar la maldita— se movería, la levantaría, se sorprendería, se alejaría y... ¡No! No quería que Hinata se fuera de su lado.

Suspiró.

Regresó la mirada a ella y permaneció así hasta que el sueño volvió a sosegarle, hasta que su presencia lo envolvió y terminó arrullado con el rostro apoyado sobre su frente.

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Despertó despacio, sentía el cuerpo caliente y la persona bajo ella la abrazó con fuerza. Un severo espanto llevó al descubrir que el calor que percibía era de él. — Al fin despertaste. —La voz estremeció su cuerpo por la respiración en su oído con un tono ronco, pero lo que la sonrojó con furia fue el suave beso que plasmó en su oreja y se apartó de él como un resorte. La libertad con la que se movió su cuerpo le demostró que no sólo estaba descansando sobre el pecho descubierto de Sasuke, sino que ella... estaba igual. ¡De-Desnuda!

Camino ninja del sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora