• DÍA #229 •
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— Sasuke-kun, tú... tú eres importante para mí... Tú me... Tú me... —El rubor de sus mejillas, el tono dulce, sus ojos luminosos y los labios... Oh, sí. Su boca.
La sujetó por los hombros y la acercó a su rostro antes de que esa extraña calidez en su estómago se fuera; pues parecía controlarlo por un momento. Ella dejó escapar un quejido suave, lo que le permitió profundizar el beso. Caliente. Húmedo. Intenso. El sabor de sus labios y de su lengua era una droga pues necesitaba más; mucho más. La tenía prisionera en la cama: tan delicada, tan delgada, tan suave. Tanto calor... Entonces ella lo sujetó por el cuello y dio un giro repentino que le abrió los ojos al descubrir la rosadas hebras de cabello.
— No te detengas, Sasuke-kun. —respondió al apartarla de los hombros irritado y ofuscado por no haberlo notado— Seré tuya cuando me lo pidas. — Sintió como una mano fina se posaba sobre su estómago y empezaba a descender peligrosamente hacia una zona que ella no tenía porqué tocar. Tomó asiento cabreado sujetándola por las muñecas y activando el sharingan para darle una lección.
— P-perdóname, Sasuke-kun. —murmuró aquella dulce voz y cuando la enfocó de nuevo era ella. Sus perlados ojos ocultos tras un intenso sonrojo en los cachetes le daban un aspecto tierno, pero al bajar la mirada y descubrir que su larga cabellera cubría ligeramente su busto desnudo lo encendió de una forma espectacularmente rápida— Yo creí que... Creí que tú y yo... Q-que querías que yo te... t-te consintiera... —se liberó de sus manos y cubrió su rostro avergonzada de lo dicho, pero eso sólo aumentó la temperatura de su cuerpo.
Le cosquilleaba toda la piel, apretaba la mandíbula y lo único que podía pensar era la imperiosa necesidad de tocarla... Tocarla y no detenerse. No parar hasta que su cuerpo ya no ardiera con esa intensidad. Acariciar cada rincón a la vista, y cada parte oculta. Sentir su piel en contacto con la suya para escuchar esos placenteros sonidos que escapaban cada que la besaba con pasión, pero cuando ella dejó de temblar, se acercó tanto a su rostro, tan veloz, que su reflejo fue ir hacia atrás cuando Sakura arruinaba la escena de nuevo. —Hazme tuya, Sasuke-kun.
Abrió los ojos por el dolor de haber caído de la cama de Hinata. «Maldita sea» Y aunque despertar golpeado lo ponía de mal humor, en realidad la rabia de no haber hecho lo que su cuerpo le pidió en el sueño era lo más frustrante de todo.
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El fuerte golpe que se escuchó a unos metros la despertó. Pasó las manos por su rostro y cuando el cabello dio paso a la luz de la ventana, el sol la golpeó como un yunque y apretó los ojos por el dolor. Se recogió otro poco entre las sábanas antes de pensar —con suma dificultad porque la jaqueca era mortal—. «Oh... El sake...» Fueron las primeras palabras en la mente. — Pu... Pueden cerras las cortinas... —murmuró adolorida intentando acostumbrar sus ojos a la potente luz. Una traicionera brisa ingresó curiosa y acarició su piel, lo que le hizo tiritar y estiró el brazo en busca de una cobija, pero cuando la mano salió del colchón descubrió que algo no estaba bien.
Apretó los ojos antes de abrirlos despacio, curiosa de saber cómo había terminado sobre una cama si en el hostal solo habían futones. Para su desdicha y preocupación, su larga cabellera cosquilleó sus piernas y con mayor esfuerzo de olvidar que la luz por la ventana le apedreaba la cabeza, contempló sus largas piernas descubiertas y parte de su ropa interior a la vista. «¿Eh?» Ignorando el dolor un poco más, subió la mirada y encontró que la yukata había sido reemplazada por una camiseta ancha.
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Camino ninja del sentimiento
FanfictionDespués de dos largos años de viaje, Sasuke regresa para cumplir con la última disposición del Concejo de Ancianos: casarse por conveniencia. Cuando le dijeron que la Heredera Hyuga era la designada le dio igual, al fin y al cabo su vida ya no tenía...