El corazón de Hinata

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• DÍA #125 •

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El sonido de los gruñidos de Hinata no sólo la despertó sino que provocó en Sasuke un dejo de culpa, pues haberse drogado sin notarlo la dejó aferrada a una cárcel con aroma a sake y sudor, pero aún después de ver que sus grandes ojos perla estaban abiertos de par en par y no lo enfocaron, permaneció sereno y relajado como si aún estuviera dormido. Ella se notaba inquieta, pero no por incomodidad, sino por preocupación.

¿Sasuke-kun? —murmuró tranquila levantando la cabeza lentamente.

Estaba tan cerca, ¡tan cerca!, que unos pocos centímetros distanciaba sus narices. Ella liberó un poco sus manos prisioneras entre los cuerpos y con mucho cuidado de no despertarlo llegó a su cuello para tomar su pulso; el tacto de sus dedos era tan cautivador, la temperatura de su respiración caía sobre sus labios y esa impaciencia de acercarse aumentaba con la velocidad de sus latidos al tenerla delante.

Su cuerpo estaba relajado, tranquilo, sereno, casi dormido, pero en su mente había una tormenta de vientos opuestos: uno lo empujaba cautivado por su cercanía, por su calor, y el otro lo retenía con firmeza por sus encarceladoras palabras dichas en la mansión meses atrás. No lograba comprender por qué lo atraía tanto después de unos pocos meses de convivencia, así como tampoco comprendía por qué despertó algo así de fuerte de un día a otro si ella sólo era una compañía obligatoria. No, no era amor... o eso se obligaba a pensar desde el momento que soltó su mano en la biblioteca y fue a meditar en su antiguo hogar. Sería muy estúpido de su parte sentir algo por alguien que no siente lo mismo, pero si lo analizaba con detalle, los sentimientos emergen por simple capricho y es cuestión de la persona encaminarlos por el sendero adecuado para no transformar algo puro en vano lodo.

Él era el más claro ejemplo de ello: la admiración a su hermano se transformó en rabia por su actitud injustificada —en aquel entonces— y cuando descubrió la verdad, esa rabia se convirtió en soledad y desprecio; él guió esa emoción por los peores lugares que podían existir. Así como uno le dice a las emociones caprichosas el camino a seguir, también las podemos transmitir; Naruto era su mayor expositor. Si veía todo eso desde el punto actual, osea, ese aprecio hacia la chica entre sus brazos: podía guiarlo y, tal vez, transmi... ¡No, qué estaba pensando! ¿Por qué lo haría? ¿Por qué dejaría fluir esa cálida sensación en su interior? Y lo más importante... ¿Por qué la transmitirla?

Hinata siente algo indudablemente fuerte por su estúpido amigo y... "Lo sentía... Lo sentía." Dijo su voz interna con un susurro tan pleno que por un instante temió haberlo expresado en el exterior. Movió la mano y la posó en su mejilla de forma natural y fluida, como si lo hubiera hecho muchas veces antes, pero sin dejar de lado la torpeza escondida de ser la primera vez. — ¿Sasuke-kun? — Existía una forma de saber si era o no era amor... o eso fue lo que leyó en todos esos tomos durante esas cuatro silenciosas horas en la biblioteca. Empezó a acercarse lentamente, teniendo en su mente que con un beso sabría si la amaba.

Listo.

Ningún problema.

Fácil, pero...

Pero si la besaba para saber si estaba interesado en ella de esa particular forma y no percibía el mismo sentimiento de regreso... ¿qué? Si la besaba sólo por mero capricho corporal y luego todo quedaba en la nada... ¿entonces qué?

Una parte de él no quería usarla para descubrir sus ocultos instintos carnales —que sabía, tarde o temprano saldrían—, pero tampoco quería descubrir si era amor porque... ¿Porque qué haría si era así? ¿Qué pasaría si ese aprecio se había vuelto amor por el dolor reflejado en el Distrito? ¿Él tenía permitido sentir algo así después de todo lo que había provocado? Era cierto que había ayudado a salvar al mundo shinobi, pero eso no le daba la libertad de poder olvidarlo con facilidad. Sentía que debía tenerlo presente, por ello negó el brazo... Era su castigo por su comportamiento.

Camino ninja del sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora