Nuestros terribles celos - Pt3

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• DÍA #295 •

Ese día era la maldita boda de Ino y no tenía ganas de convivir con nadie, ni siquiera con la estúpida gata que estaba sentada en el pórtico meneando la cola de un lado a otro disfrutando de la brisa invernal.

El cielo ya estaba claro, pero aún no salía el sol. Estaba seguro de que cualquiera de sus amigos iría a buscarlo para obligarlo a asistir, así que se dispuso a salir antes del amanecer y pasar fuera de la aldea entrenando todo el día.

Lamentablemente los golpes en la puerta le sacaron una pequeña maldición.

—Joven Uchiha. —Dijo con una reverencia— El Hokage solicita su presencia en la residencia Hatake.

La presencia del Anbu fue inesperada, pero no por eso iba a demostrar alguna emoción al respecto; aunque eso no lo salvaba de ese ligero interés por la repentina llamada.

La parte Este, donde se encontraba la vivienda de Kakashi, era simple; simple y agradable. Gran parte de los aldeanos en esa zona aún no se habían despertado y los pocos comercios que encontró de camino a la casa estaban todavía cerrados.

Ambos descendieron de los tejados frente de la puerta principal y antes de que el Anbu toque para avisar su arribo, un grito agudo les provocó un pequeño brinco a ambos jóvenes adultos.

—¿Hokage-sama? —Expreso suspicaz el Anbu cuando abrió la puerta de forma ruda.

—¡PAPAAAA!

Tanto él como el Anbu corrieron a la habitación de la parte trasera donde encontraron el cuerpo de Kari llorando a mares sobre Kakashi inconsciente.

—¡Hokage-sama!

La niña volteó al escuchar la voz y Sasuke activó el Sharingan de forma automática cuando vislumbra un tono verde en los ojos de la niña; antes de poder hacer algo, el Anbu ya se encontraba en el suelo al igual que su antiguo maestro y la niña volvió a dar un grito agudo de terror.

— ¡PAPAAAA! ¡PAPAAAA! —volvió a gritar la pequeña sacudiendo la camiseta de Kakashi con fuerza sin conseguir que esté moviera los párpados siquiera.

—Cálmate. —dijo Sasuke sin comprender qué había pasado, pero sospechando de que los ojos de la niña tenían algo que ver. Estiró la mano para poder tocarla, pero ella parecía muy ofuscada y en ese momento se acordó de las palabras que le dijo Orochimaru cuando estaban en Suna.

—Kari. —la llamó con serenidad y en el instante en que la pequeña hizo contacto con sus ojos la durmió con un genjutsu.

Observó la escena en silencio por varios minutos hasta que chasqueó la lengua sin comprender si estaba a salvo de la boda o metido en un problema mayor.

.

.

Tsunade puso en alerta a todos los Anbu después de diagnosticar en Kakashi lo mismo que había sucedido con Kiba hace unos días; solo que el Hokage tenía un estado más agravado, pero no crítico. Los Aldeanos estaban tranquilos haciendo sus propias actividades sin saber que la aldea en ese momento no se encontraba protegida por el Hokage de turno sino por la maestra de Sakura.

Gran parte de los genin y chunin tampoco estaban al tanto de la situación que pasó en la casa Hatake, pero era cuestión de horas antes de que todos los ninjas de la aldea se enterasen de que el Hokage había sido enviado al hospital por su propia hija.

La asistente caminaba de un lugar a otro en la sala esperando que le dieran noticias sobre la pequeña, que había sido llevada también por parte de los médicos ninjas.

Camino ninja del sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora