• DÍA #365 •
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Hinata se encontraba de misión, y como en cada una de ellas Sasuke la extrañaba a su manera. La rutina de "No la extraño porque soy un idiota", como la había llamado Naruto, consistía en varias actitudes que se mostraban de forma inconsciente hasta que ella regresaba a casa. La única que casi todos —por no decir todos sus conocidos— sabían reconocer era el cambio en su actitud: Sasuke se volvía más idiota de lo que fue en un inicio en la academia, pero de allí habían otras que sólo Sasuke vivía en casa como: dormir del lado de ella en la cama, cuidar de las plantas invernales que estaban dentro de la cocina, pasar por la panadería favorita de ella sólo para oler el dulce de los rollos de canela y, por supuesto, entrenar todo el día para quitarla de su cabeza.
"Ya no hay..." Pensó al ver la despensa después de una larga mañana de clones.
Se dio una rápida ducha y salió del distrito con rumbo a la plaza. El invierno estaba en su punto más alto y el frío le causó un escalofrío en la espalda. Era un día tan común como cualquier otro, pero al pasar por una tienda leyó la fecha en un calendario de luces brillantes y, como si fuera una espantosa noticia, Sasuke se acordó que ese día, hace un año, se encontraba en el distrito Hyuga con ropajes oscuros sentado junto a una mujer desconocida que terminó robándole el corazón.
Era su aniversario.
Un año viviendo con Hinata.
No era algo para darle importancia. No. Él no creía que las fechas tuvieran un significado en especial. Y aún así no podía sacarse de la cabeza que ese día, un año atrás, pesaba más en su conciencia de lo que debía admitir...
—Uchiha-san —interrumpió sus pensamientos la presencia de un ANBU. —El Hokage lo solicita en la oficina.
Chasqueó la lengua y con las fundas en la mano desapareció en una nube de humo seguido del Anbu.
No había que ser un genio para saber que Kakashi lo quería como niñero desde que Kari había recibido la operación hace un par de semanas. ¡Esa niña era una pesadilla! ¡Maldición! Bien podría negarse, pero la mocosa era tan astuta como el mismo Hokage y había conseguido descubrir su punto débil.
— ¡Hola! —exclamó Kari con una sonrisa traviesa— ¡Ya no necesito las vendas!
Sasuke no le prestó atención y miró a Kakashi, quien si bien no lo amenazaba con acusarlo con Hinata, sabía que Kari lo podría hacer por él.
—Ha tenido una respuesta favorable al trasplante. —dijo— Estoy muy agradecido por tu ayuda, Sasuke.
—No tuve nada que ver. —dio media vuelta y la niña lo siguió con pequeños brincos fuera de la Torre Hokage.
Mientras caminaban por las calles nevadas, él observaba a la pequeña con un atisbo de curiosidad. Ahora Kari se asemejaba más a Kakashi que antes, gracias a los negros iris de aquellos ojos Uchiha que Orochimaru le envió. Si bien él destruyó las córneas con la habilidad de torcer la red de chakra dentro de un genjutsu de sueño, los nuevos ojos no lo tenían menos inquieto.
Como un Uchiha de sangre, sabía a la perfección que cada par de ojos podía desarrollar una habilidad distinta y si la nueva habilidad era peor que la anterior quien sabe qué podría ocasionar en la...
— ¿Niñero, eh? —dijo la voz de Sakura. — ¡Hola Kari!
— ¡Tía Sakura! —expresó rumbo a la pelirrosa para darle un fuerte abrazo. — ¡Ya no tengo las vendas!
—Así veo. Te has recuperado muy rápido. Me alegro. —Kari asintió con emoción y continuó corriendo por las calles pisando la nieve hasta que cambiara de blanco a marrón. —Quien diría que su chakra también es especial. —le dijo a Sasuke mientras le ofrecía un poco de la crepé que tenía— Como si ser hija del Hokage no fuera suficiente, tener chakra re-generativo de tipo dos y ojos Uchiha la vuelven un blanco muy tentador.
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Camino ninja del sentimiento
FanfictionDespués de dos largos años de viaje, Sasuke regresa para cumplir con la última disposición del Concejo de Ancianos: casarse por conveniencia. Cuando le dijeron que la Heredera Hyuga era la designada le dio igual, al fin y al cabo su vida ya no tenía...