El corazón de Sasuke

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• DÍA #32 •

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Eran las dos de la madrugada y el maullar intenso de los gatitos lo despertó; si es que a eso se le pudo llamar dormir. Sentía una incomodidad extraña a la altura de los hombros y lo tenía de mal genio; la bofetada ya no ardía. Salió de la recámara y notó el cojín de la gata únicamente con los bebés.

Miau~

Volteó sereno y notó a la felina sentada en el bordillo de la entrada. Lo miró y luego a la puerta, volvió a mirarlo y de nuevo a la puerta. De pronto el picaporte giró y se abrió con lentitud. La gata se levantó y bajó con gracia el escalón para pasearse por las piernas de su dueña. Cuando Sasuke encendió la luz, ella dio un brinco ligero luego de cerrar.

Ambos se contemplaron por un raro y largo minutos antes de desviar la mirada. Por un momento pareció que ella esperara algo de él. Hinata levantó la cabeza sin observarlo y abrió sus labios con pesar.

Pe...

— Lo siento. —sus rosados labios permanecieron abiertos y esas pupilas blancas se clavaron en él. ¿Había escuchado bien? Él también la estaba mirando y luego de otro eterno minuto, acotó. —No es algo que diga con frecuencia. —su tono masculino era suave y tranquilo.

También... —bajó la cabeza y juntó las manos delante de su cuerpo sin levantarlas hasta su pecho— También debo... —pero quedó muda cuando sintió sobre su cabeza el tacto suave del Uchiha, como aquella vez en la Mansión. Se apartó rápido y al levantar la cabeza se encontró con la mirada de Sasuke, era diferente. No era aburrida o fría o distante... tampoco molesta. Él suspiró y dio media vuelta para regresar a la habitación.

Confundida por su reacción permaneció de pie en la entrada con la gata sentada a su lado meneando el rabo con suavidad. Miraba a su dueña. — ¿Miau~? —Hinata bajó la mirada y la gata regresó al bordillo con la elegancia característica de un felino, permaneció sentada en dirección a Hinata por un breve momento antes de regresar con sus bebés.

«A mí no me importa en lo absoluto que sigas acosando al
tarado de Naruto porque no te veo como mi esposa... »

Las palabras de Sasuke llegaron sin aviso.

« No soy débil y no toleraré que mi esposa se vea de esa manera. »

Incluso su rostro emergió junto a su voz.

«... tú tampoco me ves de esa forma. »

Un sensación de culpa la asedió a medida que las palabras de Sasuke iban tomando más sentido.

«... cuando tú te decidas, el divorcio se dará. »

¿Estaba realmente esforzándose para que funcionara? Tomó asiento en el bordillo y con quietud se quitó la mochila de su espalda y las sandalias ninja. Estaba siendo egoísta. ¿Acaso las reglas eran más valiosas que la felicidad? Porque eso era lo que realmente estaba haciéndole a Sasuke. Lo estaba obligando a seguir en una... en una...

... farsa. —murmuró agachando la cabeza.

Acostado en el lugar de siempre: su bolsa de dormir, Sasuke estaba con los ojos cerrados, pero la presencia de Hinata aún no se movía de la entrada. Colocó el brazo detrás de su cabeza para levantarla ligeramente y sus ojos se posaron en el altar familiar.— Familiar. —susurró.

Camino ninja del sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora