En un parque de cien árboles y un solo columpio, una escultura de bronce de Blas de Lezo se encajonaba en una base de cemento. Rodeándola, un cordón cortado daba la señal de la inauguración. El alcalde Abrines y Áxel estrecharon las manos frente al par de cámaras que se interesaban por la noticia. El resto de espectadores estaban conformados por Julián, Carlos, Anasztázia y los partícipes en la creación.
ABRINES: Era una de las esculturas que más ilusión nos hacía lucir.
ÁXEL: Pues las que están por venir...
ABRINES: Tres o cuatro más estarán bien.
ÁXEL: Pero si tenemos treinta...
ABRINES: La cosa no está para gastar más.
ÁXEL: Entiendo.
A Áxel le entraba agobio de solo ver el traje de Abrines. Quitándose el sudor de la frente, se acercó hasta Anasztázia, la cual anotaba en el bloc de su teléfono. Carlos, al fondo, los observaba con aversión.
ANASZTÁZIA: Me siento orgullosa de ti.
ÁXEL: Me esperaba un recibimiento más... Bueno, yo ya he hecho lo mío. Pocos pueden decir que tienen una obra de arte en público.
Anasztázia dudó en asentir.
ÁXEL: ¿Te tienes que ir ya?
ANASZTÁZIA: Sí. A ver si en la sede dicen alguna frase nueva. Estoy harta de hacer malabares.
ÁXEL: Con las noticias actuales, habrá.
ANASZTÁZIA: Yo creo que ha sido un atentado de falsa bandera.
ÁXEL: Para eso, que lo hubieran hecho en una manifestación.
ANASZTÁZIA: Tontos no son.
Áxel y Anasztázia se despidieron con un beso. Carlos refunfuñó y tocó el hombro de Julián.
CARLOS: ¿Nos vamos ya? Quiero comer.
JULIÁN: ¿Ni siquiera vas a felicitar a tu amigo?
CARLOS: Él sabe que me alegro. No hacen falta mariconadas.
JULIÁN: Valoras poco la amistad entre hombres.
CARLOS: No se trata de abracitos. Ya llegarán cuando...
JULIÁN: Cállate ya. Entre el calor y tú...
Áxel llamó la atención de los dos con un movimiento de brazos.
ÁXEL: Espero que os hayáis fijado en el detallito.
CARLOS: No. Vámonos.
JULIÁN: (a Áxel) Me dejas con la intriga.
ÁXEL: Está apuntando hacia Inglaterra.
Julián carcajeó. Carlos apretó los labios y se cruzó de brazos.
JULIÁN: Lástima que no pueda mear.
Adolfo y Soraya recorrían con paso lento las aceras aledañas al parque. Sus caras presentaban arañazos y moratones. Julián dio media vuelta y se acercó a su hijo con el puño formado, aunque sin apretar.
JULIÁN: Ya ni os esperáis a la noche.
ADOLFO: ¿Esa es la escultura de Áxel?
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Leviatana
Historical FictionQueda menos de un año para que España celebre nuevas elecciones generales; PSOE y PP rompieron su gran gobierno de coalición. Tres nuevos partidos políticos son los que encabezan las encuestas: Progresivas (izquierda), Unión Española (derecha), y Al...