Capítulo 37: Recuerdos

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⚠️ Algunas de las partes contienen escenas explícitas y/o sensibles ⚠️

Navia era consciente de que esa noche sería su última vez visitando el Hospital Monte Naranco de Oviedo. Sentada en una banqueta, conversaba en voz baja con su padre mientras la luz tenue de la habitación los adormilaba.

SELMO: No hagas caso a esa gente. Lo estás haciendo muy bien. España sigue en pie. Y eso ya es meritorio.

NAVIA: Mil planes tenía en mente para la España ideal. Y me he dejado llevar hasta ser una más. Ya no habrá otra oportunidad. Nadie confía en mí. Ya sea en las urnas o en las calles, me darán la patada.

SELMO: Siempre tendrás la docencia y la investigación. En eso, eres todavía mejor.

NAVIA: Y, encima, debo afrontar esta parte de mi vida sin ti.

SELMO: Dijiste esas mismas palabras cuando tu madre nos dejó. Eras solo una niña. Y mírate. Presidenta de España. La callada de la clase. La que decía una y otra vez que no se sacaría la ESO. La que no sabía hasta dónde llegaría cuando empezó la universidad.

Navia agarró la mano de su padre Selmo y la llenó de besos.

1:00. Josep Farnell paseaba por la segunda sala, cigarro en mano. Veinte Lumínicos asentían ante las frases de confianza. Laia, mientras tanto, replegaba el mapa de la mesa para dejarlo en una mochila Knoxville.

FARNELL: Ya está. No sintáis nervios.

YRMA: ¿Y tú dónde estarás?

FARNELL: Ya os lo diré. Pero no quiero que vengáis todos al mismo lugar. Aparte de porque sería sospechoso, no habría espacio físico. No os preocupéis. No os dejaré tirados.

YRMA: También debemos saber cómo desenvolvernos por nuestra cuenta.

FARNELL: Sí, pero tampoco experimentemos.

Yaiza era la única de los sofás que no mostraba entusiasmo en su rostro. Clavaba sus botas en en suelo y musitaba sin control.

FARNELL: (a Yaiza) No es momento para dudar.

YAIZA: Lo sé.

FARNELL: ¿Te ha pasado algo?

YAIZA: No... Es que tengo sueño.

FARNELL: Ya os dejo dormir. Necesitáis descansar. Id a por los colchones del cuarto colindante.

Solo Yrma y Yaiza permanecieron en los sofás. Los segundos de silencio fueron interrumpidos por un tosido intencionado.

YRMA: ¿Te sientes así por la presión?

YAIZA: No. Y no os pienso contar nada.

YRMA: Ocultando información...

YAIZA: El hecho de que tú vomites aquí todo lo que piensas significa que ya no queda nada en tu cerebro.

Yrma se levantó del sofá.

YRMA: Descansa y se te aclararán las ideas.

Desde el final del pasillo, Marlon, enfundado en un pijama, observaba cómo los Lumínicos de la segunda sala transportaban los colchones. Durante unos segundos, contempló a Yrma. A pesar de que deseaba darle suerte, se sintió intimidado por acercarse.

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