Capítulo 11: Cenas separadas

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NAHUEL: En el último mes de abril, ya han sido cinco los centros de menores asaltados en la ciudad de Madrid. Los vecinos se quejan de que, a pesar de la seguridad implementada en las calles, se siguen produciendo estos ataques. El alcalde Abrines califica de mezquina e inmoral esta oleada de odio.

Galiana apagó el podcast que se reproducía en el teléfono y se sentó en una mesa donde ya hervían los platos de sopa. Solamente Soraya hacía acto de presencia en el comedor. Sus labios apretados no invitaban a la conversación. Aun así, el padre incentivaba a ella.

GALIANA: ¿Cuándo tienes la competición final?

Soraya removía la cuchara hasta salpicar el caldo en el tapete.

GALIANA: Nos haría ilus...

SORAYA: ¿Por qué tienes que poner al puto panchito en el móvil?

GALIANA: No tengo auriculares.

SORAYA: Ya. Siempre coges los míos.

GALIANA: Me gusta cómo narra Nahuel. Desde la entrevista, nos llevamos bien.

SORAYA: ¿A él te lo follarás?

Galiana acudió a la cocina para cortar la discusión y, de paso, coger el postre. Amparo apareció en el comedor con una docena de folios amarillentos, escritos por las dos caras. Se acercó a Soraya con entusiasmo.

AMPARO: ¿Te acuerdas, hija?

Soraya sorbió pese al ardor.

AMPARO: Los poemas de tus primeros concursos literarios.

Soraya retorció el tapete.

AMPARO: (leyendo) Una rosa en la lluvia pedía que...

Soraya arrastró la silla y derramó el plato de sopa.

SORAYA: (gritando) ¿Por qué tienes que sacar eso?

Amparo se amedrentó y buscó el arropo del recién llegado Galiana.

AMPARO: Lo encontré y me...

SORAYA: ¡Te dije que tiraras esa mierda!

AMPARO: Si... si te gustaba...

SORAYA: ¿A mí?¡Me tenías explotadita ya de pequeña, puta zorra!

Galiana enderezó la espalda y agarró a Soraya por los hombros.

GALIANA: ¡Eh! Mamá no ha hecho nada malo para que te pongas así.

SORAYA: ¡Las ha sacado para joder!¡Ella me obligaba a ser así de cursi para contentar a sus amigas las feminazis!¡Lo hace para joder!

AMPARO: Pero...

Soraya dio zancadas hasta llegar al armario de la televisión. De él, bajo el baúl, cogió las llaves. Antes de que sus padres bloquearan el pasillo, se lanzó al suelo, restó y corrió hasta la salida.

AMPARO: ¡Hija, esp...!

Soraya se despidió con un portazo. Amparo contuvo las lágrimas y se apoyó en la pared. Galiana apareció para consolarla, después de haber estado en la habitación de su hija. El matrimonio regresó al comedor, sin ganas de tomar la sopa.

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