En una placeta del distrito de Arganzuela, Laia, a cara descubierta, fumaba y meneaba sus rodillas. Por las inmediaciones, una docena de Lumínicos, vestidos de calle, paseaban para despejar su mente. Bajo la luz de una farola, Yrma apareció. Caminó hasta el centro sin querer ser el centro de atención, aunque su mano izquierda ensangrentada atraía las miradas.
LAIA: Carabanchel norte, un desastre. Creía que te habías muerto allí. Vale que te creas una especie de líder, pero, al menos, responde a las llamadas.
Yrma se sentó en un banco de madera, justo al lado de Laia.
YRMA: De eso te quería hablar. De llamadas. ¿Cuántas recibes al día?
LAIA: Bastantes.
YRMA: ¿Hoy más que otros días?
LAIA: Ahora que lo dices...
YRMA: Nos están llamando para triangularnos.
LAIA: El acceso al apartado de contactos de cada Lumínico es con reconocimiento facial y parpadeo continuo. ¿Han cogido el cadáver de alguien y han hecho eso?
YRMA: No lo descartaría.
LAIA: ¿Estás segura de lo de la triangulación o es una hipótesis?
Yrma se sopló la mano herida.
YRMA: Hipótesis. Pero es que es evidente.
LAIA: ¿Qué te ha pasado?
YRMA: Tengo un móvil nuevo. Lo he robado. La persona en cuestión no estaba del todo muerta. Mi vida no corría peligro. Ha sido un pequeño forcejeo.
LAIA: Tendré en cuenta lo que has dicho.
YRMA: Gracias.
Yrma sacó del traje la hoja donde tenía apuntados los números de Laia, Marlon, Sofía y Ninet. Los añadió a los contactos de su nuevo móvil.
YRMA: Tengo una idea.
LAIA: Seguro que es la misma que está en mi mente.
Yrma asintió con la cabeza. Laia apagó el cigarro en el suelo y se acomodó en el banco.
21:00. Yessenia y Cynthya, sentadas en un bordillo, cenaban una lata de atún con maíz esparcido por encima. Abigaíl, por su parte, resoplaba y arrastraba la zapatilla en la calzada. Disparos lejanos se volvieron costumbre, aunque la expansión de muros de cemento, dentro de lo que cabía, proporcionaba calma y alejaba las posibilidades de una invasión común.
YESSENIA: Tengo miedo de contaros algo. Sé que la compañía es importante. Sé que os doy abrazo y me alegro de que estemos juntas.
CYNTHYA: Pero...
YESSENIA: Mi corazón se mueve de lado a lado. Y los latidos me dicen que tengo una necesidad.
CYNTHYA: No entiendo.
ABIGAÍL: Que nos quiere dejar aquí mientras ella lucha.
Yessenia desvió la mirada hacia la calzada.
YESSENIA: Vosotras sois diferentes a mí. No en el mal sentido. Yo crecí en guerra. Y puede que muera en ella. Necesitáis paz.
CYNTHYA: ¿Y tú no?
YESSENIA: Si alguien debe arriesgarse, debe ser aquella persona que se acostumbró a la muerte.
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Leviatana
Historical FictionQueda menos de un año para que España celebre nuevas elecciones generales; PSOE y PP rompieron su gran gobierno de coalición. Tres nuevos partidos políticos son los que encabezan las encuestas: Progresivas (izquierda), Unión Española (derecha), y Al...